galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

21 PARAÍSOS FLUVIALES

NACE RÍO +

El gran Álvaro Cunqueiro ya supo comprender, hace mucho tiempo, que los inviernos generaban aquí la mayor riqueza fluvial de la península. Cuando escribió aquello de los mil ríos ni se imaginaba que, medio siglo después, 200 kilómetros de las riberas fluviales de Galicia iban a ser declaradas reserva natural. Este honor lo han conseguido ya veintiún paraísos ubicados a la orilla de nuestros ríos; de los grandes, de los medianos y también de aquellos que llamamos regatos. Son lugares que no solo enriquecen el paisaje sino que a su belleza debemos la inspiración de nuestros mejores poetas, creadores de la perspectiva más romántica del agua.

FERVENZA TOXA +

Todos los ríos, por muy pequeños que sean tienen nombre propio y algunos de los lugares más hermosos de su trayecto suelen ser aquellos en los que el agua salta al vacío,  para luego calmar sus prisas creando un remanso que refleja la geometría de sus árboles amigos. Esta es la gran fantasía que hace brillar los ojos del aventurero que camina procurando su vida feliz. Déjame que persiga el misterio de la transparencia, los reflejos y las deformaciones ópticas para que el agua nos cuente aquí sus códigos secretos. Aquí, donde cobra de nuevo su fuerza más vital.

MOLINOS COSTA DA MORTE +

Saltando de un lugar a otro el agua se asemeja a un torrente sanguíneo sin el que la vida no sería posible. Ya te conté alguna vez que, yendo de lugar en lugar, el río vivificaba y nutría todo cuanto el hombre le pedía y aún le pide. A veces accionaba rodeznos para mover molinos y hacer funcionar los batanes.  Ahora llega hasta las turbinas para producir la hidroelectricidad indispensable. De una u otra forma el paisaje prolonga la belleza con la estética del agua río abajo; y nunca olvides que la  cultura del agua hizo posible la tierra habitada, generando los espacios de vida.

LAGOS Y LAGUNAS +

Hay veces que el río pequeño se queda en el entorno más hermoso para buscar su remanso definitivo, creando un pequeño lago, espejo en el que se mira la propia naturaleza. Entre la piel verde del país nacieron humedales y lagunas para prolongar la perfección del territorio, aunque ya sabes que es inevitable que de sus aguas pantanosas surja también la magia y la leyenda.

Nos enseñaron que el gran Miño nacía en Fontmiñá, pero su verdadero origen es un misterio, porque no hay aquí fuente si no laguna, espejo de la típica gándara gallega.

La lagoa de Antela volvió a renacer tras años de seca dictadura y en democracia el agua vuelve a proporcionarnos las más llamativas degradaciones cromáticas.

De hidrografía indecisa, pero de perfecta y admirable belleza, es la Lagoa de Carregal, mitad marinera y mitad fluvial, en el mágico lugar donde la arena busca el cielo de Corrubedo.

En Cospeito la laguna es de posesión virginal, porque a Nosa Señora la creo para inundar una villa llamada Veria, en la que no había ni templo ni iglesia.

Una legendaria ciudad, que no una villa, permanece sumergida bajo las aguas de la Lagoa das Xarfas, al pié del Monte Louro, que es principio y fin de la Costa de la Muerte.

Y en Xuño, el agua dulce de su lagoa deja crecer nenúfares de verano para que en el entorno cercano al viejo castro, sea posible la vida feliz.

MIÑO +

De los mil ríos de Cunqueiro, dos surcan caprichosamente el espacio más bello, creando en él  únicos lugares donde lo bello es ilimitado. Hasta tal punto, que convertirán el territorio en Patrimonio de la Humanidad, objetivo de cuantos amamos estas ribeiras que se definen desde hace mil años como sagradas.

Estos ríos son el Sil,  que lleva el agua según el refrán popular; y el Miño, que cobra la fama. Ambos ríos confluyen en Os Peares, que es parroquia de dos provincias y cuatro municipios, frontera natural del espacio que conocemos como Ribeira Sacra.

CAÑON DEL SIL +

Aquí habitaban las más antiguas  tribus galaicas y hace dos mil años llegaron los romanos,  que no solo se llevaron el oro del Sil sino también el sabroso vino mencía. Pero fueron monjes y anacoretas los que dieron sentido a un paisaje que es inmenso en sus cañones, románico en sus construcciones religiosas y  muy fértil en las laderas más inaccesibles.

VIÑEDOS CHANTADA +

Los ríos en Galicia también buscan el mar para morir y al mezclar sus aguas nos invitan a comprender el gran milagro de la creación de estuarios magníficos, donde vuelve a cautivarnos la sugerente y romántica atmósfera del paisaje final.

Yo me quedaré siempre con aquellos territorios por donde vagueó mi cuerpo y por donde vagará mi alma. El Miño de mis paseos en barco de juguete se entrega al Atlántico con el Tecla como testigo, entre Tabagón y Lanhelas, que hasta ahí llega el abrazo que se dan mar y río, en el más sublime acto de amor que he conocido; porque unas veces sabe dulce y otras salado.

Quédate aquí, conmigo, y contempla como descansan las aves viajeras que huyen del invierno hacia la primavera…

NOCTURNO-ESTUARIO-DEL-MIÑO

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