galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

5 PAISAJES Y 5 MILAGROS

Te propongo esta vez un viaje al pasado a través de la arquitectura del espíritu y del paisaje natural que la envuelve, trazando una línea recta que nos obligue a atravesar valles y ríos; y a ascender a los montes de Monfero, Aranga, Sobrado y Toques.

Son lugares tan hermosos como ocultos entre el misterio de la niebla, las leyendas siempre contadas y el silencio roto por la canción de los árboles donde se posan los pájaros cantores.

Cierra los ojos y acompáñame por en medio de la fraga,  procurando la idílica belleza del río y sígueme por este horizonte magnífico de aldeas pequeñas, presididas por edificios religiosos construidos en piedra hace cientos de años.

Al final todo será bosque en la tierra que pisemos y el agua, furiosa, saltará la roca para seguir su camino porque en el campanario del monasterio abandonado ya no doblan las campanas.

MONFERO: SE APARECE UNA VIRGEN.

La ruta del agua danzarina que desciende del bosque encantado procura los cien verdes del paisaje de Monfero. Pertenece al río Frai Bermuz, de benedictino apellido, que desciende de los montes de Bouzamaior encajonado por la frondosidad del bosque invernal.

Cubre su trayecto de agua dulce rompiendo el monacal silencio y persiguiendo la calma de los días de meditación entre las medievales piedras de las semirruinas de del Monasterio.

A uno y otro lado del camino de serpiente que conduce a la naturaleza más viva, el verano abre paso a la policromía de la flora que ensalza el recorrido.

Este territorio, que conserva el sabor a aldea vieja, es un nuevo paraíso presidido por la paz monacal.

El Monasterio de Monfero es uno de los grandes monumentos religiosos de Galicia. Para empezar, posee una iglesia con fachada barroca, que terminó de construirse en el año 1656.

La fachada es única por el ajedrezado de sus sillares, en los que se alterna la pizarra y el granito. Cuatro enormes columnas y dos pilastras con capiteles corintios se elevan hasta la cornisa superior. Los muros laterales están adornados también con pilastras que sustentan una cornisa que recorre toda la iglesia.

En el encuentro de la nave principal con la del crucero se alza una gran bóveda octogonal de gran perfección de estilo y trazado. En el fondo del brazo norte del crucero está el retablo pétreo de la Virgen de la Cela, a la que se atribuyen infinidad de hechos milagrosos.

Primer milagro: Según las tradiciones populares, la “nosa señora” se apareció en un monte próximo, donde brotó una fuente.

CAAVEIRO: EL ANILLO DE SAN ROSENDO.

Vamos ahora Eume arriba, buscando la ilimitada hermosura del paisaje sagrado, por los senderos del agua que convierten el bosque en fraga bonita.

Se esconden aquí, tras las piedras en las que están escritas, las huellas  de un viejo monasterio en el que, almas de niebla y sombra nos confunden  entre la leyenda y el espíritu de San Rosendo que presiden todo este territorio, al que llegó por el Eume. Segundo Milagro: El río le devolvió su anillo en el estómago de una trucha. En un momento de gran desespero lo había lanzado al agua porque se sentía un mortal pecador, pidiéndole a Cristo que se lo devolviera cuando sus pecados le hubieran sido perdonados. Siete años más tarde fue cuando San Rosendo se sintió feliz al hallar el anillo en el vientre de la trucha y partió entonces a predicar el evangelio y a fundar otros monasterios.

Llegar hasta Caaveiro es disfrutar de  un espacio sereno iluminado por una  mágica luz que todo lo esmalta. El agua se desliza por el paisaje, danzarina, procurando los cien verdes del interior de la fraga. En medio de ella, se alzan las viejas paredes de este monumento histórico artístico. Bien merece una visita para leer su pasado esplendoroso en su estructura.

Hasta este tranquilo paisaje de bosque y río vino San Rosendo en el año 934 acompañado de un nutrido grupo de ermitaños que hacían vida monacal. Y fue el santo quien fundó este cenobio que, en un principio fue benedictino; en el siglo XIII adoptó la regla de San Agustín y tuvo categoría de Real Colegiata hasta el siglo XVIII. Tras largos años de enfrentamientos con los poderosos Condes de Andrade, el  monasterio de Caaveiro inició su decadencia con la exclaustración del siglo XIX.

Caaveiro aún sigue siendo una espléndida muestra de la arquitectura religiosa medieval, además de un atractivo balcón al paisaje que crea el río Eume.

El ábside es lo más destacable y lo que mejor conserva la vieja iglesia. Se eleva sobre fuertes muros con arcadas ciegas que sirven para salvar el acusado desnivel.

Al lado del ábside una larga escalera atraviesa un arco que comunica con el atrio. Y sobre este arco, aparece una curiosa ventana rectangular y un escudo de España con el Toisón de Oro y la corona real. Y es sobre este arco donde se  sitúa precisamente el campanario  barroco, de estilo compostelano… La iglesia de Caaveiro fue restaurada a finales del siglo XX. Es de planta rectangular con cubierta de madera. El presbiterio y el ábside son abovedados.

ARANGA: LA FUENTE MILAGROSA.

Siguiendo el curso del Mandeo, río arriba, se llega  a Ponte Aranga, de donde toma nombre este pequeño ayuntamiento, en el que sucede el Tercer Milagro, vinculado al agua de una fuente.

Cuando es Mayo, de domingo a domingo, primero y segundo del mes,  se concurre en  Aranga, a dos romerías: La Santa Cruz Grande y la Santa Cruz Pequeña. Esto es lo tradicional desde hace más de tres siglos, que todo gira en torno al agua de la fuente de la Milagrosa Santa Cruz. Puede verse junto a la carretera que conduce a Ponte Aranga, poco antes de llegar a esta parroquia. Y su agua, es rica y saludable, como toda la que nace en la  Serra que llaman da Loba.

Dice una inscripción que apreciamos en su portada que fue construida allá por el año 1773, pero el manantial ya existía en tiempos que la memoria histórica olvidó.

Sin embargo, nadie en estas tierras olvidó su fe y este culto al agua se cristianiza -al menos desde el siglo XVIII- mediante el grabado de una cruz, imitación de la que se guarda en el templo parroquial-, que podemos apreciar entre los dos caños de la milagrosa fuente.

Tercer milagro: el agua que mana tiene extraños poderes que sirven para ahuyentar a los insectos y a las alimañas; poderes que también son protectores frente a las enfermedades del ganado y a las plagas que sufren a los campos…

Esa es la razón por la que, cada florido Mayo, cuando es la Santa Cruz Grande o la Santa Cruz Pequeña, se vierte agua de la Fuente Milagrosa en todos los campos y prados de Aranga.

SOBRADO DOS MONXES: LA VIRGEN CURA LAS HERIDAS.

El Monasterio de Sobrado dos Monxes es la principal seña de identidad de un territorio de más de cien kilómetros cuadrados, que hemos de contemplar a gusto, por dentro y por fuera. Por fuera es hermosa y medieval la fachada de la Iglesia en la que destaca la capilla de San Juan. Por dentro, el monasterio tiene espacios muy singulares, como la sala capitular, la cocina, la sacristía de Juan de Herrera o el claustro de los peregrinos. Toda una joya que ofrece albergue al caminante y que a pesar de sus necesarias reconstrucciones, conserva algunos de los elementos iniciales, del siglo XII, como la capilla de la Magdalena.

Aquí sucede el Cuarto Milagro del trayecto: La Magdalena es quien cauteriza las heridas del peregrino a Compostela, para lo que simplemente habrá de rezar ante su pequeño retablo la más sencilla oración que conozca. Enseguida verá como desaparecen el dolor y sus ampollas.

Hasta el Monasterio y hasta la capital del municipio, se llega fácil desde Curtis siguiendo una carretera que ya nos deja ver un paisaje encantador.

Nos imaginamos por aquí al antiguo pueblo galaico de los caporos, a los celtas, a los romanos y en el Medioevo a los nobles de Presaras, precisamente a quienes se debe la construcción de este gran cenobio, que tuvo vaquería propia en la que se impartían cursos a los ganaderos de la zona, de ahí la importancia que adquirió este sector en la economía de la comarca. Los monjes incluso tenían fábrica de salchichas y hamburguesas que vendían en el propio mercado gallego.

El queso es un producto gastronómico muy valorado y el turismo quizá sea un elemento básico en la economía de Sobrado cara al futuro, si el Camino de Santiago sigue su progresión ascendente, en lo que se refiere a número de peregrinos.

Te resultará interesante hacer el trayecto hasta Cidadela, antiguo campamento romano ubicado al pie de la vía que unía Brigantium con Lucus Augusta, en el que se encontraron tégulas, lápidas, monedas y otras piezas de gran valor.

TOQUES: LA LLUVIA DE CLAVOS.

En San Antoniño de Toques nos atraerá especialmente un paisaje de agua deslizándose entre las piedras esmaltadas por la erosión. Agua danzarina en este espacio que ha olvidado su vocación monacal y los cantos gregorianos, para convertirse en bosque incrustado en la ladera del monte, de centenarios carballos recubiertos de musgo…

La vieja iglesia no sabe su edad, ni recuerda cuando formó parte del cenobio benedictino; pero está escrito que fue el rey de Galicia, Alfonso VII, el que concede todos los poderes a su abad, en la lejanía del siglo XII. Fue pues cenobio poderoso, con derecho a nombrar juez y a cobrar impuestos.

Además de pagar los tributos habituales, los vecinos de esta jurisdicción estaban obligados  a plantar cada año dos carballos en la que hoy llaman carballeira de A Capela. Y a esta iniciativa debemos hoy uno de los más hermosos bosques autóctonos de la Galicia natural, que es la que más nos enamora.

El cenobio fue quedándose solo en medio de este ensoñador paisaje y ya en el siglo XVIII, según cuenta el catastro del Marqués de la Ensenada, San Antoniño estaba habitado tan solo por un monje y cuatro criados. Con la Desamortización, llega la decadencia absoluta y el Quinto Milagro:

El edificio conventual había sido adquirido para instalar una fábrica de clavos, cuyos restos aún se aprecian junto al río. Cuentan que el dueño de la fábrica no cumplía el cristiano precepto dominical y molestaba con sus ruidos a las celebraciones religiosas de la iglesia. Un domingo, la fábrica entera saltó por el aire tras una inexplicable explosión y se produjo una lluvia de clavos.

De aquel cenobio se conserva hoy, únicamente, la iglesia, con una nave de ábside rectangular y cuyo origen prerrománico se nota en los muros meridionales. Es especialmente interesante el arco triunfal que da acceso al ábside. Sobre él podemos apreciar una talla románica de un calvario con las imágenes de Cristo, la Virgen Dolorosa y San Juan,  una pieza de gran valor escultórico, del siglo XIII…

       El paseo hasta A Capela -como bautizaron los tiempos modernos a aquel antiguo «mosteiro»- merecerá la pena,  porque, en el entorno, será donde encontremos la ilimitada hermosura y la calma de esos días de placer casi olvidados…