galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

7 PAISAJES HERMOSOS

Mientras no llega Septiembre, te dejamos con siete historias bellas que te harán reflexionar, al margen de los 1.600 temas que encontrarás en toda la web ilustrados con ocho mil fotografías… Además, te recuerdo que todas las semanas renovamos la sección de actualidad y que todos los días, a las 20’00, tienes un resumen de noticias. El primer viernes de septiembre, volvemos a la tranquila normalidad de este espacio dedicado especialmente a ti…

Gaiteiro APERTURA

La gaita es el instrumento común y el folk la música de nuestra raíz. Dos mares abren el horizonte de la cultura a cinco continentes, que esta es tierra habitada por hombres que han preferido llamarse Simbad y por cuyas venas corre sangre salada. Hasta aquí conducen siete caminos, por los que llegan gentes de toda raza y condición. Sí. La gaita es la raíz profunda y el sonido que nos distingue. El mar, nos une a  todos los  mundos. Y por los siete caminos, entre mil ríos y cientos de valles,  se respira el aire de dos mil años de mil culturas diferentes.

1.- FANTASÍA DE AGUA

Cuando el agua remueve el paisaje… encuentra en su camino la obra perfecta de la naturaleza. Esos lugares,  tan ocultos como bellos, son la perspectiva más hermosa del país. Ven conmigo y te enseñaré mil fantasías que se esconden entre los árboles de los bosques para contemplar el paso del río.

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 Me entusiasman los cursos fluviales. Los de esos ríos de discurrir tranquilo entre abedules de ribeira y también los de los regatos de ladera que siguen la generosa ruta de la vida saludable, dando saltos.

Los ríos persiguen el espacio protegido, todo un jardín natural, una estancia perfumada por flores silvestres que ilumina cada día el sol de cada época.

El río que nace en la montaña nos marca los senderos entre colinas encantadas dibujando serpientes de plata sobre el paisaje, para realzar aún más la belleza de este entorno.

RIOS 2

Vamos. Camina por el sendero que conduce hasta la armónica soledad. Fíjate en el paralelismo de las formas artísticas que te salen al paso creadas por el salto del agua. Ya ves como el río baña las riberas mágicas para generar el más asombroso y único paisaje escondido… en la Galicia Única.

 2.- VIEJA ARQUITECTURA

VIEJA ARQUITECTURA 1

No todos se fueron. Alguna gente imaginativa se quedó aquí para reconvertir aquel trozo silencioso de vida,  aquel campo yermo de margaritas con fondo de cementerio, en un mundo vibrante lleno de ideas nuevas. Nacieron, gracias a estas ideas, pequeñas industrias, y la negra sombra se fundió bajo el sol que daba vida al paisaje del alma. Fue cuando el gallo cantó una nueva alborada y el camino a la villa se hizo más breve.

VIEJA ARQUITECTURA 2

Aquellas ideas, en tiempos difíciles, nos devolvieron el orgullo de ser gallegos. Incluso algunos de los corazones errantes volvieron al hogar nativo.   

Y ahí están, en pié,  las huellas de aquel patrimonio industrial, en forma de ruinas de factoría conservera, de grandes hornos de pan, de viejas minas, de reales fábricas o de pequeños astilleros…

Dicen los expertos en patrimonio que hay más de quinientos edificios industriales con historia, salpicados por la geografía, entre los agros de maíz y el viejo barrio de la ciudad nueva. Aguardan un renacimiento para ofrecernos la crónica de aquella vida que quedó para siempre insertada en la memoria de las ausencias.

VIEJA ARQUITECTURA 3

3.- MUIÑOS, ENCANTO NATURAL

 Hace muchos años me trajo a Muiños mi primo Alvarito, empeñado en conocer la tierra de un amigo suyo cuyo nombre no recuerdo, cuando él se encontraba en Brasil gozando del eterno carnaval y antes de asentarse en esta Venezuela convulsa, que lo único positivo que logra en la actualidad es que me acuerde de él y de mis amigos todos los días. Aquella vez, Álvaro me trajo de vuelta por Bande, por casa de Luís Devesa, amante de los calores veraniegos de la Tierra de Celanova.

Esa fue la etapa de mi vida en la que mas afectos adquirí de esta gente que contribuyó a engrandecer dos países: de una parte el suyo, esta Galicia Única que tanto echa de menos ya a una inmensa mayoría; y también esos lugares donde se asentaron no solo en busca de la vida, sino también de una familia que les permitiese recuperar la ternura perdida cuando dejaron atrás las devociones juveniles.

No te extrañe que, aquella vez, cuando llegué a Muiños, cerrase los ojos y dejase volar mi imaginación por el mapamundi y mis fantasías me permitiesen saludar a todos y a cada uno de las tres mil y pico personas que dejaron estas tierras huyendo de lo inhóspito hacia lo ignorado.  Porque, a pesar de la belleza, no puedo olvidar que aquí hubo un vivero de emigrantes.

MUIÑOS 1

Así que, si te parece,  hagamos senderismo por las tierras de Muíños para encaramarnos en lo alto de la sierra y admirar todo el paisaje de este bello territorio.

Caminar por aquí es una delicia. Ya no solo por la belleza del entorno, sino por lo que te sale al paso: bellos cruceiros, ermitas como la de la Virgen de los Clamores o la de los Milagros. Ocio, formación, diversión, deporte… todo es posible en estas rutas, especialmente marcadas y fáciles de seguir. La más  larga quizá sea la de Torrente a Salgueiro, de 12 kilómetros, pero tiene numerosos atractivos, como los molinos, la ermita, el carballo centenario que esconde un tesoro y el lugar en donde se celebra una romería para celebrar las victorias contra los moros.

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Podemos ascender al Xurés por el núcleo de Prado. Cruzar el río Salas por un puente de piedra y seguir monte arriba hasta llegar a Salgueiro. Esta es la zona en donde se encuentra la cabra montesa y el garrano. La ruta megalítica tiene unos 5 kilómetros desde A Guieira, que nos recibe con una hermosa cascada del río Salas y con su embalse. En Salas están los dólmenes megalíticos. Han creado una ruta megalítica para visitar los dólmenes conocidos como “Casiña da Moura”, “Casota do Foxo” y “Outeiro de Cavaladre”, todos ellos en la zona de Maus de Salas.

Y si queremos visitar Portugal por un entorno natural envidiable, entonces tomaremos el sendero entre Guntimil y Riquias; era el que seguían los viejos contrabandistas hasta llegar a Pitôes, uno de los grandes miradores de la sierra y del megalitismo.  El telón de fondo de todos estos caminos es siempre la Sierra do Xurés, la gran Reserva de la Biosfera, la mayor de Europa y uno de los lugares más  variables, en cuanto a paisaje, que te puedes encontrar en Galicia.

Porque por una de sus caras es la sierra frondosa y verde y por la otra es un desierto granítico en el que parece que las rocas crecieron al mismo compás de aquellos árboles.

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 4.- AQUEL BARRIO MARINERO

Hubo un tiempo en el que Vigo poseía un barrio marinero que rodeaba una playa pequeña.  En ella varaban sus “gamelas” los protagonistas esenciales de aquel paisaje,  pintoresco porque estaba dotado de un tipismo que lo distinguía de los demás barrios de la ciudad.  El mar llegaba casi a la puerta de las viviendas, pero nadie, ni siquiera los niños, tenían miedo. El mar siempre dejaba su espuma en la arena, sin atreverse, siquiera, a llamar a la puerta.

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Aquellos hombres y mujeres estaban enraizados en las olas de la Ría como si fueran las rocas de un acantilado. La pesca movía sus vidas y ellos fueron quienes nos legaron las selvas sumergidas de la bella ensenada que almacena en sus profundidades mariscos y peces de inigualable sabor. De ellos, de aquellos hombres, aún se cuentan viejas historias acontecidas en siete mares por donde navegaban otros gallegos de piel de salitre… mientras los poetas tabernarios soñaban olas de vino frente a mares sin fin.

Yo también tengo mis héroes en la cosmovisión marinera, descubridores de los caladeros de la globalización en las africanas aguas o en el mar de América, que también es Atlántico.

5.- VIAJE DE VUELTA

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Aquel  viaje de ida fue por mar. En barcos del siglo XIX. Pero hace tiempo que hemos emprendido el regreso. Dicen que los gallegos estamos de vuelta en todo. Incluso muchos de nosotros… de vuelta en casa,  tras largos años de exilio obligado para algunos y voluntario para otros. Los sueños, sobre todo los americanos, siempre fueron tentadores para los habitantes de un País que quiere dejar de ser pobre. Ya conocéis esta historia, porque algunos sois sus protagonistas. Pero intentaré contaros como puede ser el viaje de vuelta

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Sobre el cuadro de nuestras raíces, de vuelta, la historia pasará velozmente insertada en el paisaje cobrando forma de castro, de castillo, de pazo, de viejo monasterio o de iglesia románica de aldea. Son los recuerdos.

Y al cruzar cada puente, la naturaleza pintará los verdes de siempre en el lienzo de la montaña;  los brillos del agua clara en el lecho del río; y azules sobre otros azules en el mar que se deshace sobre la arena de la playa. Son los escenarios de tu infancia.

Yo te invito a volver por aire, mar o tierra… A ti que eres mi viejo compañero de aventuras periodísticas en todo Iberoamérica o en la Europa a la que pertenecemos… Y también a ti, lector amigo,  al que trato de tú por la confianza que nos regala a ambos esta Galicia Única que siempre te abre la puerta.

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6.- DOS MARES Y 15 RÍAS 

Uno acaricia la gran playa y el otro bate contra las rocas que emergen del lecho submarino. Uno enfrenta las islas, a las que envuelven leyendas de piratas, tesoros, ejércitos fantásticos, demonios y bellas nereidas hijas de Neptuno. El otro mira al infinito buscando la Irlanda celta.

Frente a los dos mares, el Atlántico y el Cantábrico, resplandecen lagos legendarios que ocultan históricos pueblos de la antigüedad. En ellos se enraízan los juncos y los nenúfares que procuran la dulzura del agua mansa.

En el horizonte inalcanzable, la caricia del sol que no quema hace temblar los barcos que danzan entre olas, ebrios de sal,  navegando hacia el puerto de la vida…

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Por la arena de la playa un sol tímido persigue la sombra de las nubes mientras las meigas dejan sus huellas mojadas.

Bajo el agua,  bailan invisibles el pulpo y la nécora, y miles de peces corren enloquecidos por el espacio.

Las olas pronuncian su sinfonía contra la roca… 

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Entre el cantábrico Faro do Castro y el mirador Atlántico del Tecla, los dos mares buscan refugio marinero en quince rías, nacidas del sublime acto de amor que provocan los ríos principales cuando se entregan al mar.

Las rías de Galicia son la esplendorosa hermosura del paisaje y al mismo tiempo la sal elemental de la vida marinera.

Esconden maravillosos misterios, leyendas imaginarias e imaginados tesoros, tan ocultos que nunca fueron hallados.

Tienen islas propias y playas de ensueño en el lugar donde duermen las mareas, mientras suena una sinfonía de paz inmensa.En las rías, la luz de plata penetra en el agua procurando los moluscos, los crustáceos y el rey de los cefalópodos, el pulpo.Las rías de Galicia son paisaje y literatura de un mar sereno, siempre propicio para el relato de invierno.

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 7.- CIUDADES PARA VIVIR

Tiene Galicia un rico refranero popular y viejos tópicos que gustan a las encuestas y estudios sociológicos, de esos que invitan a conocer especialmente sus siete grandes ciudades. Cada una de ellas tiene especial interés para el viajero si este siente curiosidad por la belleza urbana.

A Coruña posee un encanto especial en su mar, que circunda un paseo por el que van y vienen gentes cara al Faro de Hércules. Cuando el sol se oculta tras la vieja Torre, en el espejo atlántico aparecen cadenas de luz para iluminar las sombras, y sobre las olas saltan risas mientras serpientes de colores conquistan el espacio del Orzán. La ciudad y el mar se convierten entonces en un nido de luciérnagas noctámbulas que se van de copas, ebrias de paisaje de tarde; y así inicia, con la noche, su ciclo más divertido.

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El origen de Lugo está en su muralla y desde ella se alcanza con la simple mirada un entorno lleno de bulliciosas calles antiguas, en las que destaca la nobleza de sus viejos edificios. Las plazas de vetusta piedra, como la de Santa María, que preside la catedral. O la belleza reflejada en el paisaje que dibuja el Miño. Su tópico es sabroso, porque es la capital del buen comer.

Ourense es un gran parque verde que el Miño alfombra de flores y sonrisas en sus riberas, mientras las Burgas y otros espacios termales calientan el agua de la vida. Es ciudad antigua y cultural, según cuenta su tradición, basada en la antigua Auriense… Dicen que por la Calle de la Paz aún pasea el espíritu de don Ramón y por el Parque de San Lázaro, el de Risco

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Pontevedra nació en el estuario del Lérez cuando está a punto de formar la ría y creció para dar de beber a quien por ella pasa, que es urbe turística y romántica. Una ciudad habitada por silenciosas musas con cielo de gaviotas marineras, espejos de agua en calma, jardines de camelias y alma de piedra.

Ferrol es, según su tópico, departamental, un centro naval de poder donde florecieron los fuertes, los cuarteles y los más afamados astilleros. Pero en realidad es también puerto de bahía profunda, playa de estío bañada por un océano infinito y un conjunto urbano sereno y apacible que, sí, huele a salitre pero posee uno de los mejores ejemplos del urbanismo de la época de la Ilustración, su simétrico y elegante barrio de la Magdalena.

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En Vigo podemos sentarnos en la dársena que acoge al gran  crucero y buscar las Cíes que marcan la frontera con el océano inmenso, más allá de su Faro. O simplemente buscar el agua vibrátil, de plata y oro, profunda y calmosa,  desde el mirador elegido por Nosa Señora, la de A Guía, que dicen guía a los hombres de mar, a esa gente nacida a la sombra del Berbés, que es montaña de peces en tierra gracias a su esfuerzo. Porque, Vigo navega… trabajando.

Las calles de piedra son el espejo del alma medieval de Compostela  y las paredes graníticas de los nobles edificios, la caja de resonancia que amplifica el eco de las campanadas que miden aquí un tiempo que parece no suceder. Hasta aquí llegan gozosos caminantes, aún en la modernidad de los siglos, para pedirle a Santiago el gran secreto de su historia y el regalo de su arte barroco, gótico y románico. Algunos rezan.

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Si olvidas los viejos tópicos,  descubrirás que las urbes gallegas crecen en la modernidad desarrollando un cambiante paisaje de barrios y núcleos, de nuevas plazas y calles de diseño.

Los gallegos hemos aprendido a valorar más que nadie nuestras siete grandes ciudades, por eso destacamos su calidad de vida por encima del resto de las españolas. Si hablas con alguno de los urbanitas de Galicia sobre porqué se resiste a salir de su entorno,  te responderá con varias preguntas sobre seguridad, sanidad, contaminación, limpieza, educación, oferta de empleo, espacios verdes y sobre la felicidad que supone tener buenos vecinos…

Y como ves,  existen bellas perspectivas  en estas siete ciudades para vivir.