galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

A BAÑA

LA LEYENDA DE LA VILLA SUMERGIDA

 

Cabecerita A Baña

         ¿Sabes? Esta semana he sentido uno de los mayores placeres al caminar desde Carreira hasta las tierras de A Baña. Cual peregrino de lo natural he seguido las huelles del Tambre. Yo no estoy puesto en la toponimia pero mi amigo Manuel dice que el nombre de este municipio de la proximidad compostelana se debe a que “está bañado polo río”…

         —- ¿Non ves? A Baña. Hai un río que se chama así, Baña…

         Tendrá razón, digo yo; porque la veteranía vale un grado y él anduvo muchos años por estos lares que, curiosamente, reparten su censo entre dos continentes, mitad por mitad.

         Así que hagamos que este nuestro mundo digital cruce los mares impulsado por los buenos vientos y lleve a la otra orilla atlántica esos aires que curan la morriña.

         Aunque tú, que estás más cerquita, podrías apuntarte a la excursión…

Río Ferreirós.

FERREIRÓS

         Poca gente se acerca a la parroquia de San Xoan de A Riba, con la curiososidad que nos mueve a nosotros el trayecto entre las aldeas de Carballeira y Ferreirós.

         Ahí, en medio de los campos cultivados, existió una laguna que rodeaban cuatro mámoas; y bajo ella estaba sepultada la villa de Ferreirós, que era la más importante del ayuntamiento de A Baña.

        Hoy, el caminante curioso no encuentra ni laguna ni mámoas ni villa, solo el hermoso paisaje rural que rodea a estos pueblos de A Riba.

         A Baña, sin embargo, te brinda otros atractivos paisajísticos, que si bien no resultan legendarios, destacan por su belleza tectónica, ya que, a poco que imites al gavilán que ronda estos cielos, descubrirás como los pequeños ríos se encajan en el territorio para llevar sus aguas al Tambre

       Aquí sí, ya encontró refugio la primavera

Primavera de contrastes, el frutal y el prado verdescente.

EL GRANERO

        Dicen los mayores del lugar que estas de A Baña  eran las mejores tierras de cultivo y también te cuentan por aquí que este era el granero de Compostela. Tan honroso título se lo adjudican a casi todos los ayuntamientos de esta comarca, la de A Barcala, que tuvo su tiempo de esplendor agropecuario, aunque hubo de ceder terreno, en cuanto a la  economía se refiere, a la emigración de principios del siglo XX.

Conjunto de hórreos. A Baña era el granero de Santiago.

       Porque la emigración fue y aún sigue siendo la primera industria de A Baña. Un dato que no pude contrastar habla de que, la mitad de los aquí nacidos,  vive aún en el extranjero. Y eso aún cuando en los municipios limítrofes de Negreira y Ames la tendencia se ha invertido y hay muchos más inmigrantes que emigrantes.

      Conserva, eso sí, un sector agro ganadero que vive momentos difíciles como consecuencia del bajo pago de la leche y de la crisis generalizada, que también afecta a otros sectores, como el forestal,  antaño muy productivos.

El bosque.

LA REHABILITACIÓN

      Pero los habitantes de A Baña son emprendedores y han transformado los mejores inmuebles en verdaderos palacios para el turismo rural.  Se han montado aquí dos granjas de visones. Y la gente trabaja en la capital, Santiago, muy próxima. Así que, no se vive mal. Y se come mejor en cualquiera de los restaurantes de la villa, en los que tienen fama el bacalao y las filloas, a las que festejaron allá por el mes de marzo.

La rehabilitada  Casa do Folgo, Turismo Rural.

     Al igual que los ayuntamientos vecinos de la proximidad de Santiago, A Baña podrá ser con el tiempo, una vez superada la crisis, otra zona dormitorio, porque es uno de los pocos municipios del área compostelana que aún mantiene empleo en la construcción, gracias a esa recuperación de viviendas que estaban olvidadas.

     La verdad que para vivir, no falta ni la tranquilidad deseada ni la belleza del entorno.

DOS RÍOS

Río de A Baña.

          Decía un ilustre periodista compostelano, Diego Bernal, que el encanto natural de Compostela está en su verde periferia, una mezcla de naturaleza salvaje y agros poco cultivados.

          Y tenía razón el desaparecido colega, profundo conocedor de la Galicia que rodea la Catedral de Santiago; porque A Baña es un municipio atractivo por sus pueblos, por esas aldeas –algunas abandonadas- que nuestros abuelos lloraron desde la Argentina del siglo XIX y principios del XX.

          Son pueblos de postal, rodeados de flora autóctona y con un encanto sublime. Por eso no se olvidan nunca cuando se dejan para siempre.

Río Barcala

LOS PUEBLOS

          En estos pueblos tiene la primavera deliciosas postales que tiñen de arcoíris el paisaje. Y son especialmente hermosos desde las pequeñas cumbres que se han subido a una roca para mejor contemplarlos.

          Se asientan en valles creados por dos ríos, el Barcala y el pequeño Baña, que da nombre al ayuntamiento, como te contaba Manuel.

          En ambos quedan huellas de un pasado de subsistencia, de molinos que servían para todo, incluso para tertulia pícara de esas que ahora se trasladan a la televisión.

Pueblos que conservan todo su encanto primitivo.

EL TAMBRE

          Pero de los espacios naturales de A Baña, sin duda lo que más impresiona al viajero de fin de semana es el trayecto del Tambre, que te invito a seguir por los senderos de pescadores, para que veas reflejada la belleza en el espejo de sus aguas.

Las acacias nadan en el Tambre.

          El Tambre también viste sus orillas de primavera y los árboles nadan mientras las truchas saltan libres.

          En el trayecto, se nos aparecen otra vez los molinos que no resisten ni el paso del tiempo ni la falta de uso…     

La gota verde. cierre.