A Cañiza
El fin del cansacio del ir y venir por esos mundos
Por la carretera vieja o por la nueva autovía que desde Madrid nos trae a las Rías Baixas, hay que hacer parada y fonda en A Cañiza; como siempre, como cuando era un suplicio bordear A Fontefría.
Nos espera en esta villa rural el buen jamón y el mejor cocido de primavera. Y en el entorno, un paisaje de montañas suaves desde las que se alcanza también el espacio común del Miño fronterizo; la sierra do Suido; y A Paradanta, a cuyos piés se asienta el santuario de Nosa Señora da Franqueira, la mas venerada.
En estos lugares están las raíces y la vida, que son los paisajes humanizados donde se acaba el cansancio del eterno ir y venir por esos mundos.
En A Cañiza descubrí como el agua encuentra su camino tras la fervenza hermosa y remueve el paisaje de la vieja aldea.