galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

ANDRESIÑO

No veas cómo me acuerdo de ti, Nono. Desde que te fuiste al espacio soy un casero empedernido y aquí me tienes, todos los días, navegando entre imágenes de aquel pasado de música y fatigas radiofónicas. Me he perdido los últimos años musiqueros a propósito… para que nadie sepa lo que ya no bebo y lo que ya no fumo.

Ahora miro tu foto y me cuento a mi mismo lo buen compi que has sido; a los demás les hablo de aquella generosidad tuya cuando hacías de abogado de causas perdidas. Supongo que te habrás reencontrado con la gente imperfecta de la generación perdida y estarás gozando del rock y del pop de aquella nuestra época, enterrada hoy en el cementerio del olvido.

Ojalá coincidamos en esa vida futura que, según el Dr. Frame, nos aguarda a todos. ¡Qué bonito me iría a tu lado!

EL PIONERO DEL “GALEGO-POP”

Disculpad, mi gente, la improvisada introducción, pero es que cuando me propongo hablaros de Andrés Dobarro siempre le veo al lado de Nonito Pereira. Nono fue siempre su apoyo, especialmente en su época de bicos y picos. Espero que se hayan juntado de nuevo en el espacio y que el galego-pop que conquistó la Tierra se ponga de moda en el cielo.

Andresiño destacó sobre los demás rasgando una guitarra y poniendo voz a la Tierra… Voz ronca para expresar la sencillez del paisaje, de las costumbres, de los personajes, de la etnografía, de la cultura popular. Voz dulce y especial para decir en gallego todo sentimiento que salía de su alma…

—- ¿Tu no crees que era así, Nono?

Porque yo le comparo a Leonard Cohen, a Raimon, a Lluis Llach, a… Bueno, ya sé que las comparaciones son odiosas y el amor a Galicia te hace exagerar a veces, pero si en vez de ser un ferrolano hijo de marino fuese parisino y primo de bohemio, seguro que su rumbo hubiera cambiado y a estas alturas la nave lo llevaría con mucha más pompa por el mar de los recuerdos.

—- Andrés Dobarro, Andresiño para los amigos… ¡Todo un personaje de nuestra música!

Para muchos de nosotros, los musiqueros de su tiempo, está vivo y lo buscamos en el “Spotify” para subir a su tren y admirar la ribera del Miño, al mismo tiempo que recordamos el “corpiño xeitoso” de aquellos amores de antes, de los que aún tenemos “saudade” o nos subimos a un “bou” para ir a Bueu y desde allí le cantamos su definitivo “adeus adeus”.   

—- El último concierto de Andrés Dobarro lo seguí en la Sala Tebra, de Tomiño. Nono…

¡Hay que ver como lo vivía aquella gente! ¡Como cantaban las orquestas sus canciones! ¡Como le gustaba a Adela, la muchacha de mi tío Pepe, lo del “corpiño xeitoso”! ¡Y a mis amigos emigrantes aquella de “Teño Saudade”, que cuando iba a Caracas era como himno!

—- Pero… ¿Es posible que a estas alturas sigamos reclamando aún la Medalla de Galicia para quien cantó en gallego en medio mundo?

Lo más emocionante me pasó a mí en la mili.

Estaba yo en Villa Cisneros, en el Sáhara, rodeado de legionarios y polisarios; y niños saharuis en el “colo” de sus madres por todas partes. Vivía en una casetuca frente a los campos de deportes del IV Tercio Sahariano “Alejandro Farnesio”. Vivía con Viñas, el atleta… y mi radio. 

En aquel ancestral transistor comprado en el zoco solo se escuchaba Radio Sáhara. A veces en árabe, a veces en castellano. Y aquel día, de madrugada, sonó…

 —- “Vou pola beira do Miño, no tren que me leva cara o meu destiño…”

 Aquel día lloré,  mi amigo. Y me puse a pensar en la importancia que tenía esta gente, Andrés Dobarro, el pionero del “galego-pop” en tiempos de dictadura…

—- ¿Alguien, de verdad, se puede oponer a concederle la Medalla de Galicia a Andrés Dobarro a título póstumo?

Pese a todo su éxito, los “picos” y los “bicos” hicieron que Andresiño terminase su vida prematuramente. Los últimos días los ocupó participando en “La Radio Feliz”, de Nonito Pereira, presentando el espacio “Andrés Do Barro y sus amigos”.

Aquello casi le cura los males del cuerpo, cauterizó sus heridas económicas y supuso el mejor estímulo… en su peor momento.

Por eso que nadie se extrañe de que mi gente nunca olvide ni a Nonito Pereira ni a Andrés Dobarro.