galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

ANGEL CASTRO, UN ESTUDIANTE DE SILLEDA.

        Silleda es el escenario de mi adolescencia veraniega bajo la tutela de mi tía Rolindes, inolvidable maestra de mucha gente de mi generación, que aún la recuerda con un cariño muy especial. Tanto, que a mí me concedieron la insignia de oro de la Semana Verde, creo yo, más por ser su sobrino que por mis propios méritos.

       En aquellos veranos de mi lustro prodigioso, cuando descubrí que las vikingas no eran tan guerreras y las meigas no te embrujaban para amarte, hice amigos y aprendí a querer a esa tierra que aún conserva prodigiosas carballeiras en medio de esos prados de refulgente verde sobre el otro verde, en los que pasta el ganado a su aire, sin que nadie lo moleste.

       La mayor parte de mis amigos eran buenos estudiantes y no como yo, que asistía de oyente a las clases de mi tía para ver si en Septiembre aprobaba los suspensos de Junio.

       De uno de aquellos sus alumnos,  cuyo nombre no recuerdo, solía decir mi tía que…

       — Es una pena que los padres de este chico no tengan “posibles”, porque haría la carrera que se propusiese…

       No recuerdo su nombre, decía, pero sí su aldea: Maragouzos, en la parroquia de Saídres. Un lugar hermoso al que las vías del tren de alta velocidad separan ya del viejo y cercano  Monasterio de Carboeiro y de O Corpiño.                                                                                                                                                                                                                                               Ahora, cuando el invierno es la estación más próxima de mi vida, Maragouzos salta a la fama porque aquí nació un chico listo que me descubrió hace unos meses Angel Graña, ilustre corresponsal del “Faro de Vigo”.

        Verás. Parece que ahora sí; en estos tiempos hay “posibles” en toda la parroquia y Ángel Castro Temes, el chico más listo de estos contornos,  puede estudiar donde quiera y la carrera que quiera…

        Así que eligió primero la Universidad Carlos III de Madrid para estudiar Derecho y Económicas. Y luego, por su brillante expediente académico, tuvo acceso a una serie de intercambios internacionales que le llevaron, en primer lugar a la cálida California, a estudiar en UCLA, donde aprendió el inglés, que perfeccionaría al año siguiente en el campus británico de Bath. Ahora estudia en la International University of Bussines and Economics de Pekín. Y ahí vive desde agosto del 2011.

        Angel Castro, el buen estudiante de Maragouzos, tiene las cosas más claras que el agua del Toxa:

        —-  Cuando acabe la carrera me iré fuera de España para completar mi formación y si es posible, incluso para trabajar…

        Yo siempre me pregunto, cuando escucho estas cosas…

        —  ¿Qué estamos haciendo tan mal en este país para que todos los jóvenes que pueden huyan de él?

         Y casi todas las veces, alguno de mis amigos catedráticos de la USC, me responde:

        —  Nuestro sistema educativo carece de método y de presupuesto…

        —  Y entonces… ¿Qué va a pasar ahora cuando suban las tasas?

        —  Pues que solo podrán acceder a la Universidad –a la de Compostela, ya no a la de Pekín– los hijos de los que tengan “posibles”, como durante la dictadura…

        Angel Castro Temes, con dos móviles en el bolsillo, se comunica con toda su gente y sus padres han ido a verle hace poco a Pekín, “para ver de qué iba aquello”.

        —-  Es una sociedad y una cultura muy distintas a la nuestra. Yo estudio chino 20 horas a la semana, de forma intensiva…

        Le gusta el país, ha hecho ya sus rutas turísticas por el Tíbet, Shangai o Singapur y ha posado sobre la muralla china, pero tiene claro que…

        —-  Será muy difícil que me quede aquí.

        Ayer mismo, por la tarde, he entrado a curiosear en el “gran almacén” de Ho, en Bertamiráns. Ese que lo mismo vende ropa de marca que folios para la impresora,  que abanicos o zapatillas para caminar…

        —- ¿Cómo es posible que vendiendo más barato y copiando todo, los chinos ganen más dinero y construyan en su país mejores universidades?

        El ilustre economista, que ahora ejerce aquí de camarero cubano, me contestó…

        —- Porque lo que exportan lo venden ellos mismos, en su propia tienda, chico… ¡No se lo venden al Corte Inglés! ¡Ellos fabrican y ellos venden! ¡Ese es el modo, mi amigo!

        Y me quedé pensando por qué la economía cubana va tan mal si tiene tan buenos “contadores”…