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BARSA – MADRID: MUCHO MÁS QUE UN CLÁSICO.

BARSA-MADRID

Fui más que soy aficionado al fútbol, pero sigo siendo aún lo suficiente para distinguir un juego que dejó de divertirme cuando comenzaron a volverse locos sus dirigentes,  pagando tales cantidades por un jugador que escandalizaron a un país como el nuestro y a toda Europa,  menos a la de los millonarios dueños de los grandes clubs de las cuatro grandes ligas, que hacen lo mismo.

Como aficionado disfruté del Barsa-Madrid, el “clásico”, que, como todo el mundo sabe, ganó el equipo catalán con todo merecimiento, aunque es verdad que también lo pudo haber ganado el once madrileño.

De hecho, lo ganaron los merengues según la prensa, la televisión y las radios de Madrid. Todos los comentaristas, sin excepción, vieron un partido diferente al que vimos todos: es decir, quince minutos de la primera parte para el Barsa y treinta para el Madrid. Y en la segunda, lo mismo pero al revés.

El domingo noche y hasta el propio lunes, el periodismo deportivo de la capital del Reino solo habló de esos 45 minutos del Real Madrid, calificándolos de “gran esfuerzo, tremendas jugadas, la mala suerte de la BBC, etc. etc.”.

Escuchabas al De la Morena y parecía que habían ganado los perdedores. Cambiabas a la panda del Joseba y decían lo mismo. Te ibas al Ares y también…

La del lunes debió de ser una madrugada inolvidable para los futbolistas del Madrid que ahora ya saben a ciencia cierta que, aunque pierdan, serán siempre laureados por su hinchada periodística que no por la sabia afición del Bernabeu,  porque esa sí que sabe expresar su crítica.

De la Morena, Ares y Larrañaga.

De la Morena, Ares y Larrañaga.

Me hace gracia esta gente, a la que a pesar de todo escucho y admiro otras muchas veces, cuando saltan al embarrado terreno de juego de la política. Menos Javier Ares y sus mariachis, los demás del Sanedrín y del Tiempo de Opinión se atreven con todo sin tener claro nada. Y lo que más les pone  últimamente es el independentismo que pide para ya un 42% del pueblo catalán, según reflejan las encuestas.

Eso les saca de quicio y ya ven al Barsa como un club al servicio de Esquerra Republicana de Catalunya y a todos los socios de la entidad con carnet de las formaciones que promueven la independencia.

Los comentaristas catalanes a los que les dejan asomarse a la ventana de estos programas están hartos de decirles que cualquier pueblo tiene derecho a decidir su futuro, pero los de Madrid, erre que erre, España es Una, Grande e Indivisible.

Bueno, pues será. Ni discuto lo uno ni lo otro, porque esa no es mi guerra. Pero si les diré a la pléyade deportiva madrileña que su partidismo cabrea mucho al personal, ya sea catalán, vasco o gallego. Y si esto sigue así se van a quedar solos por las noches lo que, os lo dice la voz de la experiencia, da mucho frío…

Inda, Aguirre y Cantó.

Inda, Aguirre y Cantó.

Aunque esto del partidismo se ve más en unas elecciones porque en televisión sí se dejan notar mucho las filias y las fobias.

Por ejemplo, la fobia que demuestra tener a PODEMOS Eduardo Inda se refleja en un comentario que le hace la noche electoral andaluza a García Ferreras:

—– ¡Llevas una tirita morada, Antonio! ¡Le estás haciendo campaña a PODEMOS!

Pero esa noche se demostraron muchas fobias, ya te digo…

Las de Esperanza Aguirre a Rajoy a quien llamó perdedor. La de Tony Cantó a Rosa Díez “que tiene que irse”.  La de Albert Rivera a Griñán y Chaves porque le dijo a Susana Díaz que tenía que echarlos por corruptos…

La política despierta entre los militantes muchas pasiones y por eso se dicen tantas cosas de unos y otros. Si el bipartidismo sigue bajando en la bolsa de la Democracia estoy seguro de que será aún más pasional que los Barsa-Madrid, que son mucho más que un partido, por mucho que lo tilden de clásico.

ESPIRAl celta