galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

BECERREA, PUERTA DE ANCARES.

Paisaje de otoño

Desde Ouselle, la niebla confunde a veces los altos picos de la gran sierra y las colinas surgen del paisaje otoñal silenciosas, como encantadas por el sonido único del agua del Navia. Aquí está el origen de Becerreá, que hace al menos dos milenios habitó el pueblo de los zoelas, nobles campesinos y ganaderos  de la primitiva comarca de Ancares.

Becerreá fue tierra de paso en el viejo camino de Castilla, pero es ahora la puerta que nos abre la naturaleza más bella del Lugo montañés. Es esta villa, a donde llegamos por autovía, la que nos introduce en la montaña. Para ello hemos de seguir los caminos marcados por el agua de su río que escribe el relato natural que nos asombra.                 

El Navia es la serpiente de plata que conoce el sendero pizarroso de la cumbre, sabe donde anida el urogallo, da beber al corzo libre y riega el acebo centenario que se oculta entre la frondosidad del bosque.

Becerreá nos devuelve hoy la inconmensurable belleza original de la tierra primigenia.

 Los picos de Ancares

Entre la alta montaña y el verde valle, entre las fragas y las fervenzas,  la sensibilidad del hombre mantiene viva aquella aldea vieja, de casas de piedra y tejados de pizarra, en la que aún se escuchan dulces acentos.

Hasta ella se llega atravesando las tierras de prados asentados entre los profundos valles y las altas cumbres, que beben agua de cien torrentes,  combinando un mosaico estético de extraordinario valor natural, con un cromatismo especial mientras transcurre el otoño mas fantástico.

Otoño en Becerrea

La puerta que da acceso a todo esto, como te decía, se abre en Becerreá, el umbral de Ancares, capital municipal de un extenso y bello territorio de la montaña lucense.

Lo que hace algún tiempo -antes de construirse  la Autovía del Noroeste-, se consideraba lugar de reposo tras el puerto de Pedrafita, tiene hoy vida propia y centra la actividad socioeconómica y turística de la muy extensa comarca de Ancares, una de las mas agraciadas por la naturaleza.

Lo es y lo fue cuando en Ouselle habitaban “zoelas”, vecinos de las primeras pallozas de la montaña, campesinos y ganaderos que dieron origen a la riqueza agropecuaria que, después de tres milenios, sigue siendo vital para la economía de Becerreá.

Becerrea, una villa encantada.

Así lo apreciamos en las ferias de la actualidad, a las que, como siempre, bajan gentes de la gran montaña. O en los prados verdes que rodean la villa a la que en este tiempo vuelven las historia de cazadores. Que dicen que sus TECOR son los más grandes de Galicia.

Como villa construida al pié de una carretera principal, Becerréa es muy hospitalaria y cuenta con buenos servicios de hostelería y una excelente gastronomía.

Configuran el municipio 26 parroquias y 113 núcleos de población en los que habitan 3.500 personas. Son especialmente bellos los pueblos que trepan hacia la montaña, como Cruzul, Morcelle o Agüeira.

Estos pueblos se asentaron entre nieves de invierno y flores silvestres de primavera, en un territorio quebrado; mismo al pié de montañas que fueron fracturadas por los cataclismos geológicos. Son hogares que escalan la pendiente de vértigo desafiando los precipicios.

Las fuentes del Navia

 Te he reservado también primera fila para que contemples el espectáculo natural que se aprecia desde el lugar en donde nace el Navia, el río que surca la tierra para crear los más hermosos valles de la comarca.

Desde la sierra de Ferreiros de Balboa, justo al pié del manantial que da origen al Navia, contemplamos el más fascinante y otoñal paisaje de la gran montaña.

Salta el Navia

El Navia tiene un principio saltarín, es truchero nada mas crear el primero de sus profundos valles y sobre todo destaca su hermosura, allá  por donde quiera que pase.

En el valle, junto al Navia, se asientan pocos pueblos pero sí hay tierras cultivadas. En sus espejos se mira continuamente el paisaje. Y de sus nieblas surgen muchas leyendas que el río lee en su trayecto.

Castillo de Doiras

La frondosidad de la fraga envuelve en su manto mágico el Castillo encantado de Doiras, que sigue alzando su torre al cielo desde lo alto de la colina.

Sus medievales paredes cuentan un muy trágico relato, una cruel historia de princesas perdidas en el bosque y hechizadas en ciervas, que aún  habitan  en los montes que circundan el Castillo.

A Ponte do Gatín

Sigue el río entonando mágicos cantos por el Gatín, allá donde las aguas comienzan a calmarse. Aquí sucedieron los diabólicos amores, que esta es la Ponte do Demo. Dice la leyenda  que fue el diablo quien la construyó para que el joven enamorado pudiese cruzar el río y alcanzar la casa de su amada, a cambio de llevarse a los infiernos al primer ser que naciera en su hogar… Y así pasó. Pasó que el diablo se llevó un gato, primer ser nacido en aquella casa…  Por eso  este es el Puente del Gatín…

El color del otoño se refleja también en la cercana «fuente de los enamorados», donde contaba el abuelo se había prendado de la abuela, que bastaban tres tragos tres, para que tal milagro sucediera entre dos jóvenes.

Fuentes de otoño

 Más adelante, baja curveando el Navia este Valle que se esconde de las altas cumbres de Ancares, y cuenta en el espejo de sus aguas  leyendas de hombres que enterraron vivos, de reinas que nunca reinaron en este mundo, de ángeles que liberaron a los cristianos del cautiverio romano…

Fué infinita e inimitable la imaginación de los ancestros capaces de crear literatura oral y popular, en las familiares noches de aquellos crudos inviernos…

El canto mágico del río llegará hasta la Asturias de los Oscos para morir en el Atlántico.

Río Navia entre las montañas