galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

BENI GARCÍA QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

1  GARCIA Y CARLOS VIA TV

BENI GARCÍA, vigués hasta la médula y voz de las importantes de Galicia, llevaba en RADIO VIGO casi medio siglo de los de antes, de los que contaban no solo para madurar sino también para tener protegidos –bastante más que ahora- los derechos laborales.

A don Eugenio González de Haz, q.e.p.d.,  le parecía que Beni cobraba mucho y decidió pactar una indemnización con el más brillante locutor que tenía la emisora:

—– Mire, Beni, si usted se va…. le damos una indemnización de cien mil pesetitas…

A lo que el bueno de Beni, socarrón y con una retranca propia del Berbés, le contestó:

—– Lo pensaré, don Eugenio, lo pensaré…

Para que os hagáis una idea, cien mil pesetas de entonces eran algo así como la mitad de lo que Beni cobraba en Radio Vigo cada mes.

Pasaron dos o tres semanas de aquello y la estrella de la emisora decana no contestaba; así que fue a por él, decididamente, como solía hacer, Eugenio González de Haz y Vizcaíno, que compartía con su padre la dirección de la empresa…  

—– Beni… ¿Pensaste ya en la oferta que te hizo mi padre?

—– Sí, Eugenio. Ya lo tengo pensado…

—– ¿Y…?

—– Por cien, sí… Por cien millones de pesetas me voy. ¡Y dile que no se ría!  ¡Que a mí tampoco me dio la risa cuando me ofreció la miseria de cien mil!

3 BENY GARCIA

Ese era Beni García cuya voz escuché aún esta mañana en un disco:

—– Roda meu carriño roda…

Sí, le eligió Juan Pardo para iniciar con un verso de Pondal su “Himno Galego” en su mejor “long play”, “Miña nai dos dous mares”.

Consiguió emocionarme entonces y logró que me saltara una lágrima ahora, cuando el mejor Beni se me fue a viajar por el espacio anticipadamente, a los 68 años, víctima de esa enfermedad tan cabrona que se dedica a empujar a nuestra mejor gente tras la puerta del Mas Allá.

2 BENI GARCÍA

Con Beni García rivalicé en buena lid desde Radio Popular. Ambos los dos tuvimos una época musiquera en la que, juntos, viajábamos a los mejores conciertos de la época para estar al día. Y él si lo estaba. Sabía más de música que nuestros sabios productores que venían en peregrinación a Vigo para mostrarnos sus grandes discos, recién editados en vinilo.

Discutíamos al micrófono, él en la Decana y yo en la Emisora Joven. Pero luego salíamos juntos a disfrutar de la noche viguesa que empezaba siempre en el Elektra y terminaba en aquel Riomar Club de Samil de toda la vida.

Fuimos testigos del primer desnudo integral, del show de aquellos primeros travestis, del desmadre de nuestros amigos gays… Recuerdo que Beni no se creía para nada en la dualidad de aquellas bellezas hasta que una de ellas le dijo…

—– Es que yo ya nací así de “hermoso” aunque con rabo.

Aquella noche nos fuimos los dos riéndonos hasta la playa porque, a pesar de andar por el mundo, nunca tal cosa viéramos en nuestro Vigo.

4 SAMIL DE NOCHE

A Beni, como a mí, nos gustaba la música del mar después de una noche heavy. Practicaba la poesía y escondía algunos secretos que solo algunos amigos sabíamos y celosamente guardábamos… y guardaremos.

Cuando me eligieron para dirigir la tele gallega quise llevarle a TVG pero era demasiado vigués y andaba con Pepe Cadavedo haciendo turismo deportivo.

Yo a Beni le comparo a Eugenio Eiroa, que fue su compañero largo tiempo y ambos sufrieron en sus carnes un cese injusto porque los De Haz nunca creyeron en la calidad profesional, solo en el dinero. Cuando la SER y la COPE nos robaron las horas que llamábamos locales, en nuestras emisoras sobraba hasta la señora de la limpieza.

Por eso hay tanto paro en periodismo, porque desapareció la fuerza de la radio local, esa que tendrá que volver para que por las noches no nos bombardeen con el Real Madrid y ese portugués tan guapo y tan egocéntrico.

Podría seguir escribiendo de Beni García horas y horas porque él sí que fue “gente única”. E irrepetible, que pocos profesionales de los que hoy salen de la Facultad son capaces de mezclar al micrófono el conocimiento con la gracia que él tenía.

Yo ignoro cómo fueron sus últimas horas en la tele, pero la radio de Vigo y de Galicia ha perdido a uno de sus monstruos sagrados del micrófono. Su voz aún me acompaña algunas veces cuando pienso en aquellos tiempos que para mí fueron, profesionalmente, los más felices de mi vida.

He querido contarte aquí algunas de las historias confesables que he vivido con Beni García porque estoy seguro de que a él le encantaría que las recordásemos, juntos, caminando de madrugada por el muro de Samil.

Ojalá tu Dios, mi amigo, se porte contigo como tú te mereces.

—– Descansa tranquilo, que pronto llegaremos otros y volveremos a poner en la Radio del Mas Allá a Pink Floyd. Mientras tanto, pínchame una de Ana y Johnny, aquella que tanto te gustaba… Sí hombre, “Yo también necesito amar”.

5 ESPACIO