galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

BOSQUES Y MONTAÑAS

La policromía del invierno, plata de rocío sobre la hierba y albor de nieve en la lejanía de las cumbres, nos invita a caminar en busca del bosque encantado por las montañas de Galicia. Te invito a seguir las rutas naturales de un país en el que todo es posible, porque, ya sabes,  en él habitan hadas, meigas, gnomos y druidas; y su magia se palpa en el paisaje del éxtasis, el que se contempla desde las cumbres que presiden estos paraísos.

En el invierno, los bosques de la montaña recomponen sus formas. Todos los árboles se dejan ver a partir del mediodía, entre la luz de la niebla en medio de una espléndida alborada y hasta el lusco fusco que deja paso a las sombras de la noche.   

Hoy la brisa trepa por encima de la copa de los castiñeiros, en los soutos. Su corazón vegetal late con fuerza en el espacio cercano a la vieja aldea, de la que es su árbol sagrado.

Ancares.  O Courel.  O Invernadoiro. A Serra da Lastra. 4 sierras.

Tres Obispos. Piapáxaro. Picos de Queixa. A Encina. Cuatro cumbres a conquistar a pié si se quiere comprender mejor la grandiosidad de las montañas gallegas y todo el misterio que nos ofrece este paisaje.

Los puntos de partida, en los que hay que dejar el coche, son:

Piornedo de Donís, corazón de Ancares, aldea desde época anterior a la romanización, que aún conserva muestras de las antiguas pallozas.

Parada de Moreda,  aldea natal del inolvidable poeta do Courel, Uxío Novoneyra, que nos dejó claro que aquí bien se ve lo poco que somos los humanos.

Campobecerros. Un lugar fulgurante que nos abre la puerta del bosque fantástico, un espacio de libertad próximo al medio natural.

Rubiá, el encanto de Valdeorras, la perfecta armonización de un paisaje de agua, árbol y piedra.

Desde cualquier punto de Ancares se toca el cielo cada día y es por la serpiente de piedra pizarrosa que seguimos desde Degrada hasta Piornedo en donde más admiramos la grandeza de la sierra lucense. Sobre todo cuando nos fijamos en la fraga que trepa por la ladera de la gran montaña hacia los Tres Obispos, cuya selva esconde lo más salvaje del reino animal de Galicia.

El Pía Páxaro es la cumbre que todo lo preside en o Courel. Desde ella alcanza la vista un paisaje que se extiende hasta los picos de Ancares, hasta la Serra de Queixa y hasta la mismísima Serra da Encina da Lastra. Es un territorio de valles verdes, de bellísimas devesas de intensa policromía como la de A Rogueira. Un territorio  surcado por ríos       –medianos y pequeños- provocadores de bellas cascadas y de espacios salvajes de grandes contrastes.

El espacio natural protegido de  O Invernadoiro es especialmente bello. La policromía de la flora ensalza un paisaje, único. De cumbres cubiertas de pastos, de laderas de bosques de carballos y abetos, de acebos, de tejos. De soutos de castaños. Valles profundos sobre rocas enquistadas por la erosión de los ríos. También restos de antiguos glaciares y saltos de agua en libertad que buscan un destino final desde el precipicio hasta el alto río Cenza.

Y  de las entrañas de la Serra da Lastra  nacen rocas hacia el cielo para practicar la escalada. Una vez en lo alto, se contemplan los más maravillosos entornos naturales de Trevinca e incluso el paisaje blanco de Manzaneda que ya llegaron las nieves de su invierno.

Cuatro sierras y cuatro rutas para gozar de la montaña y del bosque gallego, poblado por dos mil millones de árboles autóctonos… Los carballos, los castiñeiros, los sobreiros, los bidueiros…