galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

CESURAS, LA OTRA MITAD

EL PACTO

 

     Les ha elogiado el mismísimo presidente Rajoy y el también presidente Feijóo les dio su bendición. Oza dos Ríos y Cesuras, como te contaba la semana pasada, serán a partir de ahora una misma unidad administrativa, un solo ayuntamiento.

     Sus alcaldes ya han hablado con los vecinos y la mayor parte –aunque ya se sabe que en esta Galicia nacimos todos con ciertas desconfianzas- están de acuerdo.

     — La unión hace la fuerza y el futuro pasa por la fusión, dicen.

     Una gestora se encargará de momento, hasta las próximas elecciones, de regir los destinos del que ya es un solo municipio. La pregunta es… ¿Este es todo un ejemplo a seguir?

     Personalmente pienso que sí, que hay municipios con menos habitantes y cien veces la superficie de mi aldea, Santo Tomé de Ames, que supera por poco los mil.

    Los presupuestos actuales de esos ayuntamientos no llegan ni para pagar la nómina de personal y lo que es peor, les resultará imposible obtener más ingresos en un futuro inmediato.

    — Entonces… ¿Cómo se las apañaban antes de la crisis?

    — Pues subsistían con lo que cobraban por licencias de obra para la construcción…

    — Pero el globo se pinchó, fue desinflándose y ahora nadie construye por esos lugares, porque hay miles de viviendas baratas en todas partes, esperando comprador.

   — ¿Y cómo es Cesuras?

 

EL CAMPANARIO

 

    Cesuras es, más o menos, como Oza dos Ríos. Lo definen tres palabras: ganadería, naturaleza y paz. De la ganadería vive casi todo el mundo. La naturaleza, bañada también por dos ríos, es para disfrutarla intensamente. Y la paz, aquí,  cura las ajetreadas vidas urbanas de la proximidad. 

   Por eso para unos es el trabajo de siempre con otros medios. Para otros la perspectiva bella del entorno. Y para sus exploradores de fin de semana, como yo,  un lugar para quemar adrenalina haciendo deporte.

   Recuerdo que la primera vez que fui a Cesuras ni sabía de su existencia, pero su gente hizo que me quedara con algunas estampas.

   Por ejemplo: me supo a gloria un café compartido con Jesús Sánchez Seoane, mi cronista, guía y posterior amigo de estas tierras del corazón verde de la Galicia central, que están a tiro de piedra de Compostela y de A Coruña

   Jesús me contó la historia ya sabida de Foucellas, el maqui “bueno” que todo el mundo admiraba por su capacidad para disfrazarse y tener el don de la ubicuidad, lo que despistaba bastante a la Guardia Civil franquista. (Ver Foucellas en GENTE).

 

 EL SANATORIO

 

   También en aquel café salió a relucir la historia del sanatorio inacabado:

   — Todo el mundo pensó que el sanatorio iba a ser la panacea para el pueblo, que habría trabajo para todos y ahí lo tienes, nadie  aprovechó sus cimientos para nada.

    Lo que iba a ser un sanatorio antituberculoso es aún hoy una ruina, el esqueleto tétrico de la enfermedad nunca curada; pero no deja de llamar la atención su ubicación y su historia. Su entorno es formidable y merecerá la pena que lo conozcas, porque su perspectiva es fantasmagórica.

     Los presupuestos municipales nunca dieron para su aprovechamiento y las “xuntas” y “diputaciones” no parecieron nunca dispuestas a gastarse ni un duro ni un euro, en lo que podría ser un estupendo hotel de naturaleza.

     La naturaleza de  Cesuras la conocí a caballo, al que me subió Lázaro Martínez. Por entonces tenía un club hípico y recuerdo que me llevó por el lecho del río Mero, que aún resuena en mi memoria el chapoteo de los cascos sobre el agua.

      El otro río de Cesuras es el Mendo que aún es joven por estos predios y al igual que el Mero, en algunas zonas, va de salto en salto formando el cuadro perfecto del verde musgo sobre la roca y el albor del agua danzarina.

 

A REXEDOIRA

 

      Creo haber leído en alguna parte que Cesuras pretende conectar su futuro con sus raíces;  y hace bien. Hay algunos ejemplos etnográficos interesantes: el Museo, que está ubicado en el antiguo ayuntamiento; ahí conocerás aquel pasado de subsistencia donde todo se hacía a mano. Y los molinos de Bazaqueira y de Forcada.

      Yo siempre admiré a los labregos de antes porque había que tener moral para subir, en sacos, el trigo, el centeno o el maíz, hasta el molino… ¿Por qué los harían siempre en los sitios menos accesibles? ¿Serán verdad los cuentos sexys del molinero y sus clientas?

      Pensando en aquel pasado no me extraña que muchos de los cesureños hayan emprendido aquel éxodo del que, la mayor parte, no ha podido regresar

      Y esto refuerza mi teoría de las fusiones de los ayuntamientos pequeños. Tienes razón, alcalde, “la unión hace la fuerza” y la modernidad pondrá, seguramente, todo lo demás, como lo puso en su día la concentración parcelaria.

      Marcos Luís Álvarez Ruíz, me consta, fue uno de los que nunca volvió. Vive en Río de Janeiro y es taxista. Lo conocí por casualidad una noche en la que me trasladó desde el restaurante de Ramón, el  de Redondela, hasta casa de Alejandro Fernández Figueroa

      Tuvimos una conversación muy amena sobre Cesuras años cincuenta y el porqué no regresaba:

      — Eu aquí teño casa, teño ó taxi, e teño mulleres…

      — ¿Cómo?

      — Alí podo, hoxe sí, ter casa, ter carro e ter muller. Mais mulleres, nao.

     ¡Había que ver la vitalidad de aquel casi octogenario que de niño se sabía de memoria las corredoiras de Cesuras! 

 

A CABALLO

 

     Este territorio cuenta con trece entidades parroquiales y si quieres un consejo, vente a conocerlas porque cada una de ellas tiene su aquel. Algunos ejemplos:

     Filgueira-Barranco, por sus fervenzas. En Paranxón el Parque del Sanatorio. En Bragado, el Museo y el monumento al Sagrado Corazón desde donde los linces son capaces de ver A Coruña. Y si eres pescador como Miguel Piñeiro, -mi colega, que acaba de publicar un libro sobre que moscas hay que emplear en la pesca- entonces lo pasarás bomba en Trasanguelos porque ahí el Mendo guarda sus mejores truchas.

    Para terminar, permíteme que tenga un recuerdo cariñoso para Constante Vázquez Bermúdez, ya que tuve el placer de asistir a su 101 cumpleaños, cuando Nieves Rodríguez, la entonces presentadora del DGPM, aquel día más guapa que nunca, apagó con Constante las velas de la tarta de su felicidad.

     Cesuras como Oza dos Ríos –donde nació la abuela de mi admirada Mercedes Peón– forman una tierra saludable, hermosa y muy productiva.

     Hoy no te irías de aquí, Marcos Luís. ¡Por mucha samba que haya en Río…!

RÍO MANDEO