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CON EL SACRIFICIO EN LA MOCHILA

MARTA LADO +

MARTA LADO, MÉDICO EN SIERRA LEONA

Hay mucha dulzura en su mirada y su sonrisa transmite esperanza. No es monja ni su vida se mueve  por motivos espirituales. Es médico, de los que hace algún tiempo te podías encontrar en los pasillos de cualquier hospital gallego pero que ahora, desde hace tan solo unos meses,  asesora al Ministerio de Salud de Sierra Leona sobre lo que hay que hacer para acabar con el brote de Ébola. Es de las que baja a la mina y coordina la sala de aislamiento del Connaught Hospital en Freetown, la capital. En él cuenta con pocos, muy pocos medios: 18 camas de las que 2 son pediátricas, en las que se acostaron 360 pacientes en los últimos cuatro meses…

—– Alrededor de 200 estaban contagiados…

Se llama Marta Lado Castro-Rial. Llegó el lunes de Sierra Leona a su ciudad natal, A Coruña, para pasar unas cortas vacaciones con su familia. Su llegada coincidió con la noticia de que a la auxiliar de enfermería Teresa Romero Ramos se le había metido el bicho en el cuerpo tras atender al misionero Manuel García Viejo en el Hospital Carlos III de Madrid.

—– Y a partir de entonces, se acabaron prácticamente las vacaciones…

—– Sí, pero tengo unos padres estupendos que entienden perfectamente estas cosas.

Se acabó el ocio porque fue ella la que nos explicó hasta la saciedad en periódicos, radios y televisiones que es eso del Ébola, como hay que defenderse de su mortal ataque y todas las precauciones que debemos de tomar. Marta Lado te cuenta…

—–  No es tan grave el problema del Ébola como las circunstancias. España, obviamente, no es África.

—–   ¿Y entonces porqué se contagia Teresa?

—–   Por un fatal despiste. Resulta que no has lavado bien los guantes, te frotas un ojo y ya estás contagiada.

—–  O sea, que depende de uno mismo el control del virus…

—–  En este tipo de enfermedades, el riesgo de contagio cero no existe. Hay que intentar evitarlo, y para eso están los protocolos y las guías médicas de actuación, pero sabíamos que podía darse una situación como la de Teresa.

Ya se sabe que en España se armó un buen lío porque no todo el mundo estaba de acuerdo con la repatriación de los dos misioneros contagiados, sobre todo después de su muerte y tras el contagio de Teresa.

—–  ¿Tu qué opinas de las repatriaciones?

——   Sin querer entrar en ningún tipo de polémica, creo que es lo mínimo que puede hacer un país por su gente, y más teniendo en cuenta que estos dos hombres estaban en África ayudando a otras personas cuando cayeron enfermos.

A Jesús Pajares no llegué a conocerlo, pero al padre Manuel García Viejo sí, de hecho, participé en su repatriación a España. Cuando certifiqué que estaba en condiciones de viajar, lo hice siendo consciente de que su estado era muy delicado, pero considero que tenía derecho a morirse en su país, con los medios sanitarios adecuados y con un tratamiento de soporte.

Para mí la controversia es la que te plantean los propios compañeros que trabajan allí, cuando te dicen: «Tú sabes que si te infectas te van a fletar un avión y te van a tratar en tu país. Yo me voy a quedar aquí». Entonces, no tienes más remedio que callarte…

Esta semana, las autoridades sanitarias españolas han dicho y redicho hasta la saciedad que es muy difícil que aquí haya riesgo de contagio tras el caso de Teresa Romero…

—-Siguiendo estrictamente los controles, haciendo un rastreo de los contactos de la paciente infectada y con la cuarentena y el aislamiento de estas personas, no veo que tenga que haber mayores problemas. Entiendo la preocupación que ha generado toda esta situación, pero hay que ver las cosas en el contexto en el que se producen, y esto no es África. Allí no hay donde aislar a los contactos de las personas infectadas, ni camas suficientes…

—- Has llegado el lunes pero el que viene regresas a Sierra Leona. Supongo que no esperas buenas noticias…

-En la unidad de aislamiento del hospital en el que trabajo, en el último mes y medio estamos contabilizando entre diez y doce ingresos diarios, de los cuales ocho o nueve suelen dar positivo, y registramos una media de cuatro muertes cada día. Y las cifras van en aumento, porque estamos al Oeste del país, hacia donde se ha ido desplazando el brote en las últimas semanas. Aunque confiamos en que pronto empiecen a bajar…

Te digo que me encanta esta gente que habla con tanta tranquilidad de estas cosas que nos parecen horrendas, mientras otras tratan de aprovechar las circunstancias para incluso dañar la imagen del contrario, como ocurre en la política. Esta misma semana alguien habló de peligro de pandemia y yo me alegro mucho de la presencia ante las cámaras de esta médico gallega, todo un ejemplo de servicio a los demás, de haber estudiado una carrera por pura vocación. Me fío de ella tanto que me quedo con lo que dice de esta cruel enfermedad por si acaso alguna vez se me ocurre volver a África…

—–  El ébola no se contagia por estrechar la mano, dar un par de besos en la mejilla o compartir un asiento del metro o el autobús con una persona infectada. El virus que causa la enfermedad se transmite a través de los fluidos corporales cuando entran en contacto directo con las mucosas (heridas, orificios corporales).

El problema en África es que en las casas no hay váter, ni letrinas. Los enfermos hacen sus necesidades encima de camas que luego limpian con las manos sus mujeres para que puedan dormir sus hijos?

En España, el riesgo de contagio se centra, sobre todo, en el personal sanitario y en los familiares que han cuidado del enfermo en los primeros momentos. Pero es muy complicado.

—– ¡Cuídate mucho y vuelve pronto! Marta, te queremos…