galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

CONCHI COTOS, LA PRIMERA DIVORCIADA

           Con Franco era otra cosa. La gente no se divorciaba.

           Se “separaban”, eso sí, pero no era lo mismo porque había que vivir en casa. Por lo de los hijos… y por aquel famoso “¿Qué dirán?”, ya sabes.

           Luego cada uno hacía sus “apaños” fuera del hogar, pero tan en secreto que no se enteraba ni el Servicio Secreto, salvo que el “apaño” lo hicieses con la novia del señor inspector de la Brigada Político Social

           Los señoritos de derechas tenían “querida” a la que le ponían un pisito; y el pecado se lo perdonaba, condescendiente, el buen cura párroco “porque los domingos había que comulgar en la santa misa”. Ellas, sus mujeres,  se ganaban el cielo “pecando” porque esas cosas las hacían muy bien… directamente en la parroquia.

           Los de izquierdas practicaban el “amor libre” hasta que encontraban “compañera” en el partido,  pero eran amores clandestinos, como los marxistas, los leninistas, los trotskistas y demás rojos amigos de los rusos.

           En esto muere Franco, se inicia lo que aquí llamamos “Transición Política” y Adolfo Suárez es elegido presidente, en el 1977. Y empieza el lío de las primeras manifestaciones legalizadas, que para mi amigo Sanxuás

           —- ¡Eran como as procesións de Semana Santa! ¡Non había “grises”! ¡E sin “grises” unha manifestación convértese nunha procesión! ¿Ónde se miróu que a Policía Municipal lle de escolta a unha protesta!

           ¡Que si la mujer al poder, que si hay que promulgar una ley de divorcio…!

           —- ¡Y otra para el aborto! –se escuchaba…

           Así que Suárez, González, Fraga, Carrillo, Tierno, Guerra… Aquellos padres de la patria que tan poco tienen que ver con estos de hoy en día, inician todos esos procesos que conducen a España y a esta Galicia única a las libertades actuales…

           Se promulga la insuficiente Ley de Separación pero el Divorcio no llega hasta 1981; y, ya les vale,  lo firman el día de San Fermín, justo después del Encierro, con los toros ya en los chiqueros de la plaza pamplonica.

           ¿Sabes quién era entonces presidente del Gobierno español? Pues nada menos que el primer Marqués de Ribadeo, Leopoldo Ramón Pedro Calvo-Sotelo y Bustelo,  que fue el primer gallego que accedió a la Moncloa.

          Curiosamente, ese mismo año se promulga el Estatuto de Autonomía de Galicia…

 Conchi Cotos

 

            Te recuerdo y te cuento todo lo anterior, para que percibas la importancia que tiene en nuestra sociedad Conchi Cotos, que fue la primera gallega en obtener aquel divorcio salvador…

           La historia la contaba ella no hace mucho en los periódicos, aunque ya pasaron 30 años del hecho más importante de su vida…

           —- Lo típico. Vas a una fiesta, conoces a un chico, te enamoras, te casas y a los siete días te das cuenta de que tú eres agua y él es aceite, que somos incompatibles. Y aguantas y sigues aguantando; así hasta que, a los seis años, una gota colma el vaso en forma de infidelidad…

            La historia que continúa la conoce cualquier psicólogo,  porque es la de muchas mujeres de este país a las que, al menos algunos hombres, no hemos sabido respetar en su plenitud…

           —- Llegaron las depresiones, los psicólogos, los psiquiatras… Sentí que había perdido la cabeza y me sentía anulada por mi marido, por mi familia, por la sociedad… Sobre todo me sentía mal, muy mal,  yo misma… ¡Tenía 27 años y creía que era demasiado mayor para empezar de nuevo y sola!

           Con la Ley de Separación en la mano, Conchi Cotos vivió a caballo de la que “ya no era su casa” y la de sus padres, que le decían siempre…

            —- Si tienes que separarte, hazlo, pero no cambies de opinión tantas veces…

           Y así, con este panorama, dejó un buen día aquel que “pudo haber sido su hogar y no fue nunca”,  sin llevarse nada… Nada, siquiera,  que enseñarle ahora a su nieto.

            Cuando llevaba un año separada fue cuando se aprobó la ley del Divorcio. No lo dudó y fue la primera en plantearlo. Porque, entre otras cosas, quería enmendar un error:

            —- Yo no recibía ninguna ayuda por el hijo que compartíamos, así que volví al juzgado no solo para divorciarme, sino para conseguir esa ayuda.

            Aunque nunca llegó a recibir dinero alguno del padre de su hijo…

            —- Únicamente, pasados los años, le embargó el juez una cantidad que yo considero insuficiente, tras muchos juicios que me cansaron demasiado. Entonces, me dije que había que mirar hacia adelante…

            Esta la historia, contada a vuela pluma, de la primera divorciada gallega, Conchi Cotos, una coruñesa que, a partir de ese momento,  volvió a las discotecas con amigas, volvió a sonreírle a los hombres, estudió el graduado escolar, sacó el carnet de conducir, aprendió corte y confección, hizo un curso de auxiliar sanitaria…

            Y ahora es ayudante a domicilio para personas dependientes.

            Conchi Cotos luchó tanto en la vida que ahora es completamente feliz. Y bien que se lo merece.

            Yo he querido rendirle un pequeño homenaje porque me parece una mujer realmente única…