galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

CRUCIAL COMIENZO DE CURSO

Por Manuel Menor

Han pasado 84 años desde que Machado dejara escrito en Juan de Mairena que… “la finalidad de la escuela… consistiría en… enseñar a repensar lo pensado, a desaber lo sabido y a dudar de su propia duda, que es el único modo de empezar a creer en algo”.

Hoy, después de unas vacaciones irregulares y vuelta a una imposible normalidad, cuando han empezado a abrirse las escuelas infantiles las preocupaciones del poeta tienen plena vigencia. Entre los temores que arrastra este extraño comienzo de curso, aconsejan disponerse a aprender de verdad.

ECONOMÍA DE GUERRA

Hay excesivos asuntos que tensan nuestra atención en este momento tan frágil, en que el propio verano ha estado lleno de reticencias en los encuentros de unos con otros y dificultades para superar angustias. Cuando se han visto desmoronar seguridades, trabajos relativamente asentados y situaciones en que parecían logros definitivos, vidas, haciendas, expectativas y proyectos han sido tocados de diverso modo. Desde luego, unos más que otros incluso en el acuse de la enfermedad propiamente tal, para demostrar la enorme variedad de apariencias que suelen adquirir –incluso en los momentos más difíciles- las pautas estructurales de las diferencias de siempre, sus pulsiones y vivencias cotidianas.

“Están en juego decisiones difíciles, para la que es imprescindible iniciativa, lealtad en la gobernanza y atención a objetivos claves”.

Todo parece indicar que habremos de esperar para conocer  la narración documentada que explique con criterio independiente sin fake news, lo sucedido desde antes de marzo hasta este momento, no solo en torno al origen y propagación de la pandemia, sino también respecto a sus aspectos colaterales de beneficiarios directos e indirectos, sus actuaciones de referencia y, de paso, el papel de los gobiernos, empresas de comunicación, farmacéuticas, industrias de guerra y demás implicados.

Ya podemos intuir algunos indicios de manipulación de diverso calibre, pero habremos de tener paciencia y no hacer mucho caso a lo que vuela por las Redes; las intensidades, acentos y volatilidades de unas u otras noticias, sus verbos y adjetivos, la letra grande o pequeña, los ecos que se hacen unos y otros, permiten establecer ya diversas escuelas interpretativas, como en cualquier otro acontecimiento. Destacaría, incluso, cómo debajo de tanta parafernalia supuestamente informativa de nuestros canales habituales, solo a veces, como de tapadillo –para no inquietar demasiado-, se muestran los rasgos que, con gran probabilidad, van a cambiar en profundidad la vida de las personas, tanto en el plano individual como en el colectivo.

Nada que ver, de todos modos, con lo que algunos  han pretendido ver como un supuesto aviso celestial para un cambio moral en profundidad; estas melancolías de otras épocas más morigeradas tendrán que esperar otros vientos proféticos. Como si de una “economía de guerra” se tratase –la figura ya ha sido empleada en Francia-, la cuestión central es cómo parar los sucesivos golpes económicos que están por venir y que, de no poner remedio, pueden acabar haciendo morir o disminuir en mucha mayor medida la vida social y la convivencia pacífica.

Hay que prever y planificar bien y, como en toda guerra, atender a lo más perentorio que, en este momento, parece venir de dos frentes: el calentamiento global y la tecnología que propicia un cambio drástico en toda la organización productiva: las larvadas nuevas tecnologías y robotizaciones ya en marcha de la Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial tienen su gran oportunidad. Es el momento del desarrollo de las potencialidades de la inteligencia artificial hasta extremos que solo conocemos todavía en sus inicios. Piénsese sencillamente en lo que ya empieza a suponer la implantación sistémica del teletrabajo, o en la relativa acogida que ha tenido la propuesta de «renta básica»,  y se verá un paisaje inédito que solo estamos conociendo en sus inicios.

Manuel Menor es doctor en Pedagogía