galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

Cumbres

Apurando los días de otoño en la frontera natural

Infinidad de pueblos de postal tiene la Galicia montañesa. Este es el Valle de Visuña.

Galicia tiene una frontera natural de altas cumbres que se miran entre sí, para, como escribió el poeta Novoneyra, dejarnos claro “lo pequeño que es el hombre”. Ancares, Courel, Queixa y A Lastra,  sobresalen por encima de todo el territorio para marcar sus límites.

Desde las montañas de Lugo y Ourense, bien se comprende la grandiosidad de este paraíso natural, que en otoño viste vegetación multicolor sobre el verdoso tapiz del bosque de ladera.

A él se llega por los caminos que protegen los carballos, acompañados por las ardillas que buscan landras frescas para pasar el invierno.

Ascendiendo entre sobreiros y bidueiros, mientras escuchamos la sinfonía de agua del pequeño río de montaña, el corzo nos indica la senda del bosque  de los acebos centenarios, cerca de la campa mas alta.

La nutria se baña en la fervenza que nos sorprende en el sendero de la devesa, desde la que admiramos una vez mas el pico del Piapáxaro, que ya marca el perfil frío de la sierra.

Siguiendo los caminos de los antiguos carboeiros, aparece ante nosotros el bosque magnífico donde crecieron espectaculares árboles de fraga, entre los que se esconde la magia de la tierra.

El águila y el gavilán se disputan el territorio próximo al souto, donde el viento canta en los castaños, para que su fruto de el salto definitivo desde el erizo, imitando a las hojas que vuelan amarillas para crear la asombrosa alfombra de cada otoño.

Al final, las cumbres nos permiten apurar la belleza soleada, que está llegando el invierno de nieves…

Caerá otra vez sobre los tejados de la aldea, para que reviva el cuento de la Navidad próxima; el mismo cuento que de niños nos contaban…