galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

DÉBORAH VUKUSIC; ABEJA CON OREJAS DE LOBO

Si te pasas a la poesía -yo lo hice para olvidar historias- descubrirás siempre nuevos secretos. Porque la palabra poética le sirve al escritor –en este caso escritora- lo mismo para ser martillo de insensatos destructores de vidas ajenas, que para dar forma a esa libertad que te devuelve a tu propia paz…

A ella la descubrí en su libro, porque soy de los que prefiere la calma:

“…La última vez que fui a Croacia ya era Croacia desde siempre no había pasado una guerra solo estaba en los ojos vacíos de mi padre en el brazo de gabran los desaparecidos la bandera a cuadros rojos blancos…”

Y se me presentó en la contraportada de lo que parecía una propuesta biográfica del alma de un poeta, ya por el título: “Guerra de Identidad”.

— Me llamo DÉBORAH VUKUSIC. Soy dos mitades. Mitad gallega y mitad croata. Tengo 26 años…

Y añade, por si acaso, para justificar su metamorfosis intelectual:

— Déborah en hebreo, “abeja”. Vukusic en croata, usi: “orejas”, y vuk: “lobo”. Soy ABEJA CON OREJAS DE LOBO.

Y sigo el libro, sencillo pero rotundo:

“…Cuanto tiempo se necesita para olvidar? pues depende de qué? de que sea lo que tengas que olvidar…”

Si sigues leyendo esta GUERRA DE IDENTIDAD se te mete en el alma el dolor de los demás; los demonios de una guerra civil estúpida, como todas las guerras civiles; una guerra en la que nadie vence porque las batallas se repetirán a lo largo de tu vida…

Déborah Vukusic, “Abeja con orejas de Lobo”, no salió ilesa, tampoco, como toda aquella su población civil…

“…Me preguntas quien soy y te respondo que era yo pero me desdibujé dejé a un lado la prisa y el dolor metí en una maleta lo que cupo y abandoné mi sombra sobre la cama..”

Pero el verso también es como las olas viajeras que van de playa en playa, de Galicia a Croacia, buscando a quien amar… Las dos mitades que una línea divide pero también une…

—- Me considero una mezcla, una fusión de razas y culturas, una sangre suma-da-mente impura y positiva pero también una persona dividida, fuertemente divida y en busca constante de equilibrio y plenitud. Con la suma de nuestra estructura genética (la unión de cromosomas) y nuestras experiencias vitales, resultamos una entidad, no sé si mejor o peor, ni tampoco si a salvo o herida pero sí, sentida.

—- Como esos versos de guerra, tan crudos en su belleza como los versos de paz, como las cicatrices que no borra el tiempo, los juicios pendientes, los soldados de tu memoria, la familia redimida…

—– Mi sensación es que he tenido la guerra en casa pero la he visto con los ojos de una niña que no entiende, y que la estructura desde los 26 para intentar explicarme a mi misma quién soy.

Aún vivimos tiempos de vergüenza, de telediarios de sangre, de guerras inventadas por interés, de hambre y violencia en un mundo más empobrecido cada día… Y yo agradezco a la poesía joven esa savia que bebió en los poetas como Brecht…

— Soy «escritriz» (escritora y actriz) así que ineludiblemente combino ambos mundos influida por Brecht, poeta y dramaturgo al que admiro con devoción. Creo, que él me perdone, que se trata de un poema testimonio a su uso.

Débora Vukusic tiene más tendencia a lo gallego que a lo croata. Su madre la educó como educan las matriarcales madres gallegas, cuando a su padre –“grande, fuerte, con muchísimo carácter”- se lo llevó una maldita guerra.

Como actriz, Déborah Vukusic, anda a vueltas con una película producida por mi amigo Héctor Carré y en la que comparte cartel con otros buenos amigos como Victor Mosquera o Isabel Blanco… No sé cómo anda el asunto porque por el medio se les la productora de Caixanova que ahora es Novacaixagalicia… ¡Ojalá todo salga bien!

Pero si os interesa la poesía, atención a esta nueva propuesta:

—- Estoy rematando con una colección Poe+ des-colok2 de forma independiente…

¿Y sabes por qué escribe esta chica que triunfará como actriz, según me cuenta mi hijo Gerardo, afanado en realizar una versión de “Cheers”, estos días?

—- Escribo para denunciar y denunciarme vicios y obsesiones, para sublimarme a lo Herbert Marcuse, para vomitar y que no haga costra, como medio de comunicación y como combate contra mí misma.

Déjame terminar con el penúltimo verso:

“La última vez que estuve en Croacia no vi a mi familia trabajaba de animadora en un crucero y después de venecia bari katakolon olimpia éfeso esmirna estambul hicimos parada en dubrovnik pero no llame a mi familia y con bailes latinos gymkhanas y pilatos-pilates me fui de vuelta a venecia la europa de los taladores”.

Dicen de “Abeja con orejas de lobo” que será la gran poeta española del siglo XXI. Y croata, claro.