galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

DÉJENSE DE CÚPULAS Y LIBEREN LA CÓPULA

 —«Formación de los sacerdotes, acompañamiento a las víctimas y seriedad en la aplicación de las normas eclesiásticas». 

Esta es la receta que ha dado el papa Francisco esta mañana para luchar contra la “plaga” de los abusos sexuales en la Iglesia. Al final de una misa con todos los participantes en la histórica cumbre contra la pedofilia que se ha celebrado estos días en Roma, el Pontífice ha presentado sus conclusiones, en las cuales, sin embargo, no figuran las nuevas medidas concretas prometidas contra los abusadores.

Por J. J. García Pena

Jorge Mario Bergoglio Sívori, Vicario de Cristo en la Tierra bajo el nombre de Francesco Primo, continúa, en pleno siglo XXI,  la tradición papal de emitir sus inspiradas «conclusiones» como si todos los algún día cristianizados fuésemos estúpidos.De otro modo no se le ocurriría echar mano, refritándola, de aquella rancia formula gatopardista, implícita en sus etéreos discursos, turbios de espeso incienso.

Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie»… 

Podemos, sin mayor esfuerzo,  leer entre líneas.

¿Qué otras «conclusiones», si no, podemos inferir de frases tales como «Formación de los sacerdotes, acompañamiento a las víctimas y seriedad en la aplicación de las normas eclesiásticas»?

Esta muy bien y además es obligación de cualquier organización acompañar (y reparar en lo posible) los perjuicios que sus empleados hayan cometido en uso y abuso de su función a sus clientes.  Pero, ¿Recién ahora se dan cuenta los Doctores de la Iglesia que deben «formar» a sus contratados y aplicar «con seriedad»  las normas de la empresa?

Así y todo, les doy la bienvenida a su tardía incorporación al mundo real.

Sigamos analizando el entrelineado de Jorge Sívori:

—- Es necesario cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Institución, en beneficio de una búsqueda sincera y decisiva del bien de la comunidad, dando prioridad a las víctimas de los abusos en todos los sentidos.

Límpida e intachable declaración de «intenciones». Reconoce  que, «es necesario cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva–reaccionaria de salvaguardar la Institución»… fuertemente corporativista, agrego yo.

Espero (deseo) que tales «intenciones «se conviertan en algo más que un tirón de orejas a los «pillines, traviesos y libidinosos funcionarios» de la Empresa que, durante siglos, faltaron de mala fe a la ley de su dios y burlaron  la ley de los hombres. Todo ello bajo el amparo y patronazgo  de su casa matriz que, para no asumir la responsabilidad que solo a ella le cabe, distribuye las pesadas culpas entre la iglesia de España, la iglesia de Chile, la iglesia de México, la iglesia de Uruguay, la iglesia  del Alemania, la iglesia de…

Y  así hasta diluir, confundiéndolos,  sus muchos pecados originales en fragmentados «pecadillos» locales, pretendiendo, con la estrategia del «yo no fui, yo no sabía», mantener impoluta  la muy desacreditada imagen de la Vaticasa Central. Si hay muchos culpables, nadie lo es. A propósito: Daniel Sturla, Cardenal Arzobispo de Montevideo, afirmó muy suelto de cuerpo, que en los casos de abusos por parte de miembros de la Iglesia uruguaya , no se registran niños… solo adolescentes. Mejor me callo.  

A esa tarea están abocados los Doctores en sesudos y asexuados conciliábulos y cúpulas estériles, aplicando paños tibios a la gangrena que recorre a la vetusta empresa.

Les preocupa más cuidar su deteriorada imagen que velar por que no se produzcan nuevas víctimas. Por no querer  aplicar, de inmediato, el remedio que recomienda  el sentido común: No contradecir a la Naturaleza.

En vez de tanta cúpula para tratar temas irracionales,  liberen de una vez la cópula sanitaria entre los potenciales abusadores de hoy y de mañana. Actúen, por una vez,  con piedad e inteligencia y protejan a sus «corderos» de los artificiales «lobos de entrecasa».

No sigan intentando poner imposibles puertas al campo. Sean compasivos.  Tuvieron el mejor Maestro y lo humillan con sus actos de rencor contra Natura. Reaccionen. Atrás quedó el Medioevo, nos espera un mundo real, mejor y sin miedo, que no excluirá a nadie.

A esta altura ya debieran haber aprendido de sus muchos errores y permitir que sus ministros y ministras hagan uso racional  de su sexo, que para eso les viene con el equipo de fábrica.

Ahora bien. ¿Alguien se pregunta por qué las redes sociales, tan activas ellas,  no organizan manifestaciones de repudio a estos sospechosos y aguados  concilios, motivados por la autodefensa de los intereses de la curia, no de las víctimas, incluso las previsibles futuras, que podrían evitarse si se reunieran  los «Teodoctores»  para discutir y proponer medidas sensatas? 

¿Será porque el largo y astuto  brazo del poder eclesiástico sabe mover los invisibles hilos de su influencia que, a la distancia,  pulsan inimaginados (hasta ahora) y sutiles resortes capaces de  acallar voces y disgregar grupos de acción pensante?

¿Alguien se pregunta por qué la mayoría de los abusos sexuales detectados dentro de círculos religiosos se dan, en su abrumadora mayoría, en dependencias de las iglesias y demás sucursales vaticanas dependientes directamente del Pontífice de turno? ¿Por qué no sucede otro tanto en otras comunidades cristianas,  como los Protestantes, por ejemplo?

¿Alguien se pregunta, sencillamente,  el por qué de este «fenómeno»?¿Alguien cree, ingenuamente, que son de data reciente los abusos? ¿Alguien se pregunta cómo, cuándo y, sobre todo por qué, se esfumaron archivos comprometedores para la Organización?

¿Alguien habrá notado que los ministros de las demás religiones universales siguen ejerciendo su natural función reproductora sin castrantes imposiciones de ingreso a sus huestes, como lo hace secularmente la Iglesia de Pedro?

No es razonable «concluir»  que el extraño «fenómeno» sea producto de la casualidad. La Naturaleza es económica. Si un órgano no es necesario para la vida, no lo crea. O, ya creado y evolutivamente caduco, lo elimina por atrofia.

Pero si funciona, no habrá barrera que ese órgano no se salte, a las buenas o a las malas.

A las malas, pruebas al canto: sus dueños  caerán en los terribles y vergonzantes delitos de pederastia y sus abominables variantes. Mientras permitamos que los «pastores» nos manipulen, engañándonos,  y nos  traten  como a «corderos», no habrá cambio real posible. 

Las víctimas seguirán sucediéndose y los delincuentes de templo y salmo  seguirán matando, desde la raíz, la fe que prometieron defender y propagar en el nombre del Padre, del Hijo y de…

Los titiriteros del humo, confabulados contra la razón,  nos convencerán, una vez más,  de que cambiarán lo que haga falta… para asegurarse que nada cambie.