DOS RÍOS Y UN MONASTERIO

Laura Ramirez Mora, desde México D.F., me ha enviado un mail para que me acerque a su tierra, Cis, en el antiguo municipio de Oza de los Ríos, territorio que bañan los ríos Mendo y Mero, de ahí su nombre; desde el 2013 el concello es Oza-Cesuras porque se fusionaron los dos municipios. Pero esta vez me quedo en Oza con perdón de los de Cesuras.

Tiene paisajes espléndidos que merece la pena conocer, por eso déjame que inicie el recorrido en uno de sus más sorprendentes miradores, el monte de O Gato.

Desde esta cumbre dominante, en los días claros, podemos contemplar la ciudad de A Coruña, Betanzos y Curtis, que marcan los límites. Todas estas poblaciones están cerca entre sí gracias a la autovía del Noroeste que te permite llegar desde la capital provincial a Oza en tan solo 15 minutos.

Es hacia el norte, con un benigno clima influenciado por la proximidad de A Mariña coruñesa, en donde se asienta el mayor número de residencias, algunas rodeadas por hermosos jardines. Otras, son viviendas unifamiliares más modestas, ocupadas por la gente joven. El parque de viviendas residenciales supone la principal apuesta de este municipio coruñés, que tiene en sus doce parroquias diferentes estilos de vida.

Porque Oza dos Ríos no ha perdido su alma rural, a pesar del desarrollo del eco-turismo. Si visitas los puntos altos del municipio, descubrirás pintorescos paisajes en los que destacan verdes prados con una abundante cabaña ganadera, una de las principales actividades económicas.

Por la otra parte, al descender a los dos grandes valles de Oza dos Ríos, comprobarás la transformación del sector agrícola. Los ricos productos de su huerta se comercializan en los mercados próximos, como por ejemplo la feria de Betanzos; y cada día es mayor el número de invernaderos dedicados al cultivo de flores, que llegan a exportarse más allá de las fronteras españolas.

Pero vamos a Cis, la parroquia de Laura. En ella se escribió la historia principal de este municipio coruñés. Gira en torno a un monasterio, el de San Salvador.

Fue fundado en el año 909 por los condes don Hermenegildo y doña Paterna, pero su máximo esplendor le llegó en el siglo XV, cuando pasó a depender del compostelano monasterio de San Martín Pinario. Y la página negra de su historia la vivió con la insurrección carlista, cuando lo destruyó un incendio provocado por su prior.

En el conjunto del monasterio de Cis destaca su magnífico templo gótico, construido en la segunda mitad del siglo XIV. Es una basílica con tres naves y tras ábsides poligonales, que rompen altos ventanales de estilo ojival, con bóvedas de crucería en abanico.

En Cis late el sentir poético de las cosas, tan propio de esta tierra, cuando  descubrimos el paisaje que rodea al pueblo. Y muy cerca se halla el espacio natural de Roibeira, en donde el río Mendo recompone el paisaje verde.