galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL ARTE DE LA MARQUETERÍA

Hace algún tiempo me preguntaba cómo sería eso de levantarse por la mañana temprano y no saber qué hacer. Yo aún no había llegado a este estado de gracia en el que estoy vagando por el invierno de la vida y ni me había imaginado como era un confinamiento.

Eso sí, tenía ya muchos amigos jubilados, retirados, apartados, despedidos, parados. En ellos pienso ahora en la que hay humanos que gritan por los balcones…

—- ¡Me aburrooooooo!

Recuerdo cuando mi gente me hablaba de sus “hobbies”, de esas cosas que iban a hacer de “mayores” pero que luego nunca hicieron. Ayer mismo, Pancho me decía hablando del enclaustramiento…

—- ¡Malditas las ganas que tengo de hacer manualidades! Además ya me cansé de leer, de escuchar música, de escribir, de las redes sociales…

A Pancho, como a la mayoría, lo que le gustaría es tener treinta años menos para trabajar en lo suyo cuando se vaya la pandemia. Pero nunca iremos hacia atrás, amigo.

Claro que, si pateas las aldeas te encontrarás a gente mayor con mucho mérito porque… 

FELICIANO FIGUEIRÓ

—- Cuando tienes mucho tiempo libre siempre buscas alguna afición para divertirte. Eso es lo que yo hice cuando, allá por los años setenta, navegaba por los siete mares…

Se llama Feliciano Figueiró y mataba las horas marinas haciendo barcos de madera. Sin embargo, cuando se quedó definitivamente en puerto y la reconversión de su vida le llevó a conducir camiones, ya no tenía tiempo ni para ir al fútbol…

—- Por eso cuando me jubilé hice un pequeño taller en mi casa y retomé mi afición.

Así se convirtió Feliciano en todo un artista de la marquetería. Vive en Camos, una parroquia del ayuntamiento pontevedrés de Nigrán y para mí es un personaje único…

—- Sí, esto que ves es el trabajo de diez años, aproximadamente…

Lo que se ve en primer lugar son dos barcos en los que se nota el mimo del artista…

—- No les falta detalle…

—- Esto es lo primero que hice…

Ahora se dedica a los grandes templos. En el taller ya no caben muchos más porque allí están las maquetas de…

—- Esta es la Catedral de Santiago, aquí tienes la de Burgos, la de León… Esta es la fachada de la Sagrada Familia, este el Santuario de Fátima… La Almudena de Madrid, la Peregrina de Pontevedra, el Templo Votivo del Mar…

Feliciano Figueiró, pienso yo, debe de tener ganado ese cielo cuya puerta está en las iglesias; porque las maquetas son para él, para contemplarlas como si quisiera estar cerca de todos los santos y vírgenes que presiden sus altares, aunque también ha hecho un guiño a la política:

—- Este es el ayuntamiento de Nigrán…

—- ¿Y la madera?

—- Bueno, las hay de varios tipos porque yo hago las maquetas con la que me van dando algunas carpinterías de la zona.

El las hace, las pinta y su toque personal se lo da impregnando la obra con “arena soplada”.

Sin embargo no todo lo que parece divertido lo es y a Figueiró

—- A min o que machaca agora e viaxar…

Y descubres que sus maquetas se asemejan tanto a la realidad porque hay detrás un trabajo de campo. Este artista visitó todos y cada uno de los templos cuyas reproducciones figuran en su colección, al objeto de fotografiarlos y hacer sus propios planos…

—- Estas cosas no las puedes hacer de memoria.

Hace bastante tiempo que no visito Camos y no sé yo si bien si Feliciano Figueiró emprendió los proyectos que tenía por hacer:

—- Me gustaría hacer el puente de Rande o el de la Barca de Pontevedra…

Al final me quedo con aquella frase, solemnemente pronunciada por mi madre cuando yo estaba de vacaciones en Cudeiro, sin ganas de hacer nada…

—- ¡Sempre hai algo que facer!