EL BERBERECHO, FRUTO DEL MAR DE OTOÑO.

El mar te invita a perderte en el paisaje infinito del horizonte que se alcanza desde la playa amarilla, a donde llegan las olas jugando con las estrellas.

A flor de agua, este mar de Septiembre es el espejo de la esplendorosa hermosura de una marina, en la que confluyen las bateas y las gamelas, próximas a la arena que esconde el sabor de los sabores, metido en su concha.

La batea es la gran fábrica y la gamela el pequeño refugio del alma marinera.

Pero… el marisqueo es el gran espectáculo de la ría en calma, en ese momento mágico de la bajamar, cuando un torbellino de colores invade el agua y quedan al descubierto los secretos de la playa.

En este lugar fulgurante, de mar poco profundo que abrazan con mimo las mariscadoras, descubrimos esta semana el comienzo del otoño marinero.

10.000 personas en Galicia adelantaron el calendario para procurar el berberecho, más propio de la época. Mientras en las otras rías hubo escasez, en la de Noia millar y medio de mariscadores quedaron encantados en esta su primera cita con el bivalvo más sabroso. Los “topes” resultaron fáciles por la abundancia y a la lonja del Testal volvieron las sonrisas y las sensaciones de una buena marea.

Porque los precios no les defraudaron. El berberecho de primera se pagó entre los 18’45 y los 20 euros el kilo, mientras el “berberechiño”, el de segunda categoría, se quedó en los ocho euros por kilo.

Para que te des cuenta de la importancia económica de esta actividad te cuento que solo en el primer día de la campaña y en la circunscripción noiesa se subastaron casi cincuenta mil kilos de berberecho por un importe que superó los 380.000 euros.

Y esto, no hizo más que comenzar.