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EL DULCE SABOR DE UNA MUJER EXQUISITA – ¿Por Gabriel García Márquez?*

Ilustración de Tatik Ramírez Sandoval

La mujer exquisita no es la que más hombres rinde a sus pies,  si no aquella que tiene uno solo y este la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo. No. La mujer hermosa es la que, tan solo con una franca y abierta sonrisa y un buen consejo, te alegra la vida.

Una mujer valiosa no es la que posee más títulos y estudios académicos. La que más valoro es la que sacrifica su sueño por hacer felices a los demás.

Una mujer exquisita no es la más ardiente, aunque en mi opinión todas las mujeres son ardientes y los que estamos fuera de foco somos los hombres.

Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada cuando rinden admiración a su belleza y elegancia; es esa otra mujer, de carácter firme, que puede decir no.

¿Y un hombre exquisito? Un hombre exquisito es el que valora a una mujer así…

Que se siente orgulloso de tenerla como compañera… Que la toca como un músico virtuoso toca su amado instrumento… Que lucha a su lado compartiendo sus roles… Lavando los platos, atendiendo tripones y devolviéndole dulcemente los masajes y cuidados que ella le prodigó antes…

La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser muy machas nos llevan gran recorrido… ¡Qué tontos somos y hemos sido cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad del empaque…!

¡Tonto y mil veces tonto es el hombre que come basura en la calle teniendo un exquisito manjar en casa!

* Yo conocí a García Márquez en el ascensor del Hotel Nacional de La Habana, en un caluroso Diciembre de finales de 1988. El encuentro fue así:

— Coño, tu eres García Marquez… -le dije efusivo.

— ¿Y tú quien eres?

— Un simple periodista gallego, maestro.

— Si eres gallego serás inteligente. Todos lo son.

Luego, cenábamos ambos en compañía del ministro de Cultura de la época, Armando Hart. Tengo tal recuerdo de aquella noche, de las enseñanzas recibidas en tan poco tiempo, que me resultó la jornada inolvidable de aquel mi viaje a Cuba, pese a que hubo esa vez muchos otros momentos para recordar.

Mi feisbuquiana amiga Tatik Ramírez Sandoval atribuye este escrito a García Márquez. Hubo quien puso en duda su autoría en ese foro, pero yo creo que esta es una sucesión de razonamientos tan bellos que, si no es del maestro colombiano, merecía serlo, dejando al margen el estilo literario..