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EL EJEMPLO DE ITALIA

MAS RADICALISMO, MAYORES RIESGOS

Por Isidoro Gracia

En un artículo anterior sobre los sistemas electorales concluíamos que ninguno era perfecto, y que tocar cualquiera de sus elementos, siempre trae efectos indeseados; hoy Italia es ejemplo claro de ello.

Antes de empezar con el análisis de resultados intentemos acercarnos al nuevo sistema italiano que, siguiendo la senda de la última reforma electoral alemana, ha intentado mezclar criterios proporcionales y mayoritarios. En Italia además se han tocado las circunscripciones, los umbrales de acceso a escaño, e incluso determinadas condiciones para ser candidato, elevando las exigencias.

Como creo que incluso para los expertos es difícil de explicar cómo ha quedado el conjunto del sistema, y yo me considero solo una persona medianamente informada, me limitaré a intentar una aproximación simple.

Los italianos han estrenado este domingo una nueva ley electoral, muy complicada, que combina el sistema de elección proporcional con el mayoritario, y cuyos resultados parece que no garantizan una mayoría estable en las dos cámaras del parlamento, a pesar de que los promotores de la reforma tenían como principal objetivo esa estabilidad. Vamos, que les ha pasado algo parecido a lo que le pasó al aprendiz de brujo.

Para la Cámara de Diputados y el Senado, aproximadamente un tercio de los escaños (232 diputados y 116 senadores) son asignados en circunscripciones uninominales, siendo electo el candidato más votado, criterio mayoritario puro.

Los escaños restantes (398 diputados y 119 senadores) se está repartiendo de forma proporcional entre las listas presentadas por los partidos o las coaliciones en circunscripciones regionales. En el momento de escribir este artículo aún no se ha terminado el reparto, pero ya se puede adelantar que las distintas concentraciones geográficas del voto, van a dar un reparto de escaños global, algo apartado del los porcentajes globales obtenidos por partidos y coaliciones.

Para acceder al parlamento, un partido debe obtener al menos el 3% de los votos, (hay otro límite del 1% para un partido que no alcanzo a comprender como actúa) mientras que una coalición debe obtener al menos el 10% de los votos. (También hay una excepción si concentra el 20% en una región).

También hay exigencias adicionales para el Senado, el votante tiene que ser mayor de 25 años y para ser candidato mayor de 40.

Bien, si el principal objetivo de la reforma era conseguir la estabilidad, la primera conclusión del análisis de resultados es que, usando el lenguaje popular, “han hecho un pan como unas tortas”, de manera que, en lenguaje propio de nuestro presidente de gobierno, lo hecho deja en peor situación que el no haber hecho nada para remediar los males que se quisieron remediar del anterior sistema. E Italia vuelve a su estado natural, la ingobernabilidad.

Otro de los aspectos a considerar, es que se confirma la tendencia de que en toda Europa se está produciendo un fenómeno de radicalización, y que elección a elección, país a país, se acentúa, según se sustituyen las fuerzas políticas “clásicas” por la “nuevas”; curiosamente las “nuevas” que surgen siempre son, no solo mayoritariamente más conservadoras, sino que incluso resucitan los motores ideológicos que llevaron al enfrentamiento, violento entre los que somos vecinos, en este limitado espacio continental.