galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL ESLABÓN ENCONTRADO

EL BAUTISMO DE NALEDI

NIÑOS SIRIOS +

Por J. Javier García Pena

 

La ciencia, instrumento de la razón, una vez más nos da respuestas.

Hoy nos informa que, en la más oscura profundidad de una caverna africana, los tenaces reconstructores del pasado han encontrado los restos óseos del  o los seres que pudieran ser nuestro nexo con el animal del que todos los humanos provenimos.

Saben los científicos que, de haber quedado vestigios de las diversas ramas evolutivas, los mismos se hallan bajo tierra, frecuentemente en enterramientos casi inaccesibles, como el que nos ocupa.

Con infinita paciencia los paleoantropólogos están rearmando, amorosamente, el rompecabezas de nuestra historia en el planeta, como si de un gigantesco álbum familiar se tratase. Ya dimos nombre a  ese esquivo tatarabuelo de nuestra especie, de rasgos faciales semejantes a un Australopiteco:

—- Desde hoy te llamarás Homo Naledi…

Muy incompleto está el álbum todavía, pero va camino a ser totalmente inteligible gracias a los silenciosos y poco reconocidos esfuerzos de una reducida  legión de anónimos investigadores, repartidos por todo el mundo.

Mientras tanto en la superficie, otras legiones, acicateadas por preconceptos heredados y fanatizadas convenientemente, destruyen los hogares y altares de sus hermanos en nombre de dioses que, evidentemente, no velan ni por unos ni por otros.

Otras legiones aterradas, hartas de implorar una ayuda celestial que no llega, huyen de los nidos deshechos y, enloquecidas, intentan hallar refugio lejos del infierno garantizado, aunque deban cruzar yermos de árida roca y tembladerales marinos de sal y muerte para meterse, tal vez, ¿quién sabe?, en la boca de un lobo dormido, separando sus belfos y forzando sus mandíbulas.

Ambos bandos, los cazadores y sus potenciales presas, están mentalmente contaminados por leyes dictadas hace miles de años. Guerras santas. Dos palabras incompatibles.

Hoy vemos en directo cómo invaden Europa las víctimas del fanatismo religioso.

El Atlántico era muy ancho para escapar del fanatismo implantado en América hace cuatro o cinco siglos. Además  no había transmisión vía satélite. Pero tenemos los testimonios escritos y la conciencia de lo hecho. El fanatismo será despreciable, pero nada novedoso.

La ley, adquirida mediante herencia, de que hay humanos de primera, de segunda y hasta  de cuarta categoría, según su lugar de nacimiento y nuestro dios el único posible, sigue tan vigente como antaño.

Todos nosotros tenemos en nuestras manos el futuro de la humanidad, aún sin contaminar.

La inocencia original de nuestra única raza se patentiza y resume en imágenes actuales, condenatorias de nuestro vergonzoso comportamiento como adultos.

Nos sentimos como criminales descubiertos cuando esos ojos de niños nos piden parar la guerra, o sus manitas nos ofrecen una galleta conciliatoria, o sus pechos soportan una patada asesina, o sus sonrisas con poco uso nos premian el abrigo o el juguete muy usado que les damos, o sus cuerpitos, ya exánimes,  nos acusan de su muerte.  Entonces, quisiéramos ser mejores.  Lástima que el efecto nos dure tan poco…

No hay nada más maleable e impresionable que la mente de un niño.

Estos fanáticos criminales de hoy también nacieron inocentes, sin dios definido.

Luego, junto con un apellido, una bandera, un manojo de tradiciones y un número de identificación, les asignaron uno para siempre. De alguna manera también ellos son (somos) víctimas de las viejas creencias y costumbres.

¿Serán (seremos) capaces de no inculcar a esos inocentes la creencia en exclusivos dioses sordos? ¿Serán (seremos) capaces de preservar, para un mejor futuro, la semilla incontaminada que tiende su mano y nos acusa sin saberlo?  Lo dudo.

Naledi, nuestro ancestral abuelo recién bautizado, se reconocería en la mirada irracional de los múltiples fanáticos actuales.

21 SALIDA OLAS

ESPIRAL EN AZUL (2)