galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL GOVERN EN PRISIÓN

PARA REBELARSE LES HARÍA FALTA UN EJÉRCITO

No conozco a  ninguno y de todos solo me cae bien, razonablemente bien, el señor vicepresidente, Oriol Junqueras. Lo razono: aunque no comparto sus ideas me parece que su tono es el de un soñador con viejos ideales. Es, por lo que leo y veo, mucho más dialogante que cualquiera de sus oponentes políticos y me tiene pinta de ser lo  más honesto que ha pisado la Generalitat de Cataluña desde que Tarradellas llegó al Palau. No puedo decir más de él porque ignoro su talante personal aunque sí valoro su trayectoria académica. Y ahí lo tienes, en Soto del Real, en prisión preventiva. Es otro preso político. Para mí… gente única.

Así que pronuncio contigo su nombre e invoco a la sensatez para que se olviden los delitos cometidos en el santo nombre de esa independencia por la que luchan solo los románticos, que no pueden andar por la calle los ladrones y los corruptos de los grandes partidos europeos y mandar a prisión a la gente por sus ideas. No, no es justo. A mí no me lo parece por muy escrito que esté en los códigos penales.

Por lo antedicho y utilizando la lógica más que la norma, también pido la libertad de los consellers Jordi TurullRaúl RomevaJosep RullDolors BassaMeritxell Borrás, Joaquim Forn y Carles Mundó.

Y tampoco me mostraré favorable, sin duda,  a que el Tribunal Supremo, dentro de siete días, tome una decisión como esta contra Carmen Forcadell, la presidenta del Parlament y los miembros de la Mesa.

Ni que se mande a Soto del Real a los consellers huidos a un supuesto exilio –que fuerte-  Ponsatí, Serret, Comín y Puig.

No se lo merecen porque, repito, todo este proceso es un desfase aunque el procés no lo sea menos.

Y sí, al President, Carles Puigdemont, le reprocho la huída y ese café -que no se sabe bien si lo tomó o no- mientras sus consellers estaban declarando en la Audiencia Nacional… pero, por la salud de la Democracia que tanto nos costó, no quiero verle en prisión.

No, señora jueza. Porque nadie puede interpretar que una rabieta es una rebelión, que para rebelarse les haría falta un Ejército como el de Franco.