galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL MAR ÁRTABRO

Te invito a conocer el paisaje ártabro.  Se extiende entre la Torre de Hércules y el Cabo Prior. Es la costa de nuestro Atlántico norte, génesis de la ilimitada belleza de playa blanca y roca esculpida por el batir de las olas al compás de las mareas…

Los ártabros fueron celtas navegantes aquí llegados sesenta y dos años antes de Cristo.  Fascinados por la hermosura de este litoral, se asentaron en las márgenes de las cuatro Rías Altas: las de A Coruña, Betanzos, Ares y Ferrol, las hermosas bahías donde encuentran su destino final los ríos Mero, Mandeo, Eume y Xubia. Juntas configuran el Golfo Ártabro.

Este es un paraíso natural donde el mar se calma para que las mareas disuelvan los azules marinos en la arena de la playa,  mientras los barcos cabalgan sobre las olas procurando los nuevos puertos y las villas que crecieron en sus entornos.

PORTUS ARTABRORUM

En su configuración urbana, es como un barco pintado de modernidad  y el mar por el que navega motivo esencial de todas sus perspectivas. Por eso es la capital del verano gallego en la que sientan sus reales las familias de siempre para veranear como toda la vida.

A Coruña es una ciudad abierta al Atlántico desde sus playas urbanas, con interminables paseos marítimos que te llevan hasta placenteros espacios para el reposo, como el del entorno del faro más antiguo del mundo y Patrimonio de la Humanidad.

El mar no solo pone límite a su belleza litoral. También provoca espejos de azules mil, enviando estrellas de plata a los barcos del puerto y luz de oro a las fachadas de cristal de su Marina.

FARO A FARO

La Torre de Hércules y el Faro de Mera. El más antiguo se enfrenta al más pequeño, capaz de confundir al pirata Drake en su primer intento de conquistar A Coruña. Desde ambos faros se alcanzan las rocas de aguja,  las pequeñas islas como A Marola y las arenas que traen las buenas mareas, de ría o de mar abierto.

Cuando se enciende la luz de los faros crecen rubíes en el agua  y en Santa Cristina, que es playa y entorno de Oleiros, reina el espíritu feliz de la noche.  Las calles se vuelven neón en la hora del bullicio. Para unos nacen sueños, otros buscan amores. La música crece en los pies a ritmo de verano…

Entonces el mar alarga sombras para ser cómplice, en la playa, del momento más hermoso,  que se prolonga hasta que el joven marinero descubre la luz de oro en el agua, porque un nuevo día llama a su puerta…

PUERTO FENICIO

Puerto Sada fue fundado por los fenicios y de él surgió una de las villas más características de la Costa Ártabra, también organizada en torno al mar. Nuevos habitantes construyeron aquí sus sueños con vistas a la playa para dar origen a aquel primer turismo de veraneo.

Puerto Sada también nos invita hoy a desplegar velas al viento y  a navegar la belleza de la ría y el mar  para escribir imaginadas aventuras a bordo mientras,  a lo lejos,  se contempla la postal de la playa desnuda de atardecer,  al mismo tiempo que la estirpe marinera comienza la faena de pesca de cada noche.

Dice mi amigo Julio de la Sierra que solo ellos, los mariñeiros de Puerto Sada, conocen el rincón imperfecto donde se oculta la sardina sabrosa de nuestra gula, que siempre nos tarda en esta costa la noche de San Juan.

PLAYA GRANDE

Hasta sus ochenta y pico Manuel Fraga amanecía nadando en las aguas de la playa de Perbes, que también es Costa Ártabra. La gente de por aquí decía que ese era el secreto de su gran capacidad física, cuando ya había sobrepasado la  barrera de la esperanza de vida de los gallego.

Entre este junio recién estrenado y el septiembre que viene,  los arenales de Miño pintarán un verano lleno de vida, divertido, en el que se dan cita, primordialmente, veraneantes de Madrid y de Lugo, que así lo dispuso siempre la tradición. Incluso muchos son fijos todos los veranos y ya se les considera miñonenses.

Miño es Playa Grande de la Ría de Betanzos y seguro que te sorprenderá la belleza de sus espacios litorales y el paisaje arcoíris de interior, en la ruta hacia Bemantes.

VILLA MEDIEVAL

Me sorprende un nuevo atardecer sobre puerto y playa. Luce espléndido sobre la ría que conforma el Eume, una vez que ha superado el puente de 79 arcos, el mismo puente que Fernán Pérez de Andrade mandó construir.

Pontedeume, la Villa, mantiene intactas sus principales huellas medievales y utiliza el río como espejo cuando el sol descansa…

Así, mar y tierra se fusionan en la superficie del agua, imaginando historias y leyendas nacidas en las fortalezas, pazos y monasterios de estos contornos, hace al menos cinco siglos.

La luz del hombre obra el milagro que resalta el rostro de la piedra, y el silencio nocturno nos permite escuchar el eco de  la suprema sonoridad de los cinceles de los viejos maestros…

ACUARELA DE MAR

La Ría, provocada por el Eume que viene de la fraga, combina en sus riberas los valores naturales y la emotividad urbana de Ares, la villa de la que toma el nombre.

El paisaje es único cuando el Eume traspasa el puente de la historia para generar la sublime belleza de una bahía. Porque entonces huele a salitre en Redes, que es pueblo antiguo, donde el mar llega a la puerta de las casas marineras a las que se amarraban las gamelas.

La emotividad urbana de Ares se produce, sin embargo, frente a la playa de Raso, que  el verano aquí significa bullicio y fiesta.

Tras la Isla Miranda, donde habitaba la nereida que se casó con un príncipe, el mar se abre al infinito por donde el sol se oculta cada atardecer.

LA RÍA DE LOS CASTILLOS

Mugardos tiene sus gamelas navegando a flor de agua  por la ría de los castillos, el de la Palma y el de San Felipe, que convirtieron en inexpugnable este manso mar de aventuras ignoradas y adjudicadas también a los navegantes ártabros.

Aquí se procura  el refugio del pulpo, el más sabroso, que estamos en la villa de la calma, pero de los grandes placeres gastronómicos.

En tierra, todo  lo que hay que ver está a mano, porque es el ayuntamiento más pequeño de Galicia. Y aunque la villa nació a los pies de un castro es en el conjunto urbano y en el entorno del puerto donde encontrarás siempre la imagen que buscas para tu película.

LA CIUDAD DEL FARO

 “Un día cualquiera, las ondas de mi navío me llevarán al presentido allende,  y a lo mejor encuentro en ese arcano el ideal de piedra y de palabras: el sol al fondo, y en las ondas… el alma”.

Para Torrente Ballester Ferrol fue siempre la ciudad del Faro al que hay que encaramarse para ver el azul sobre azules, en el infinito… y recordar la historia imaginando la gran aventura de los Ártabros desde Inglaterra o desde Francia.

Ferrol. Faro o Farol. Es decir, guía de barcos como reza en su escudo. Ciudad con atalaya atlántica y ría serena. Centro del poder naval y puerto con bahía profunda de aguas limpias.  

Costa Ártabra magnífica con dos cabos, Prior y Prioriño; y entre ambos, playas con lagunas litorales,  Doniños  y la Rega.

 LA COSTA FINAL

La  Costa final es una gran playa que parece vacía porque el paisaje de arena es aquí más amplio, antesala de un trayecto de olas gigantes sobre los acantilados. 

Según el mirador elegido, las atlánticas aguas pintan entre verdes y azules, intensos y brillantes. La sinfonía natural que escuchamos,  es el canto del mar o el silencio del Faro.Todo aquí luce espléndido cuando buscamos la ilimitada hermosura de un día de placer y calma.

Seguro que tras el sol del atardecer y en el mágico lugar que conocemos como Punta Frouxeira se esconden las nereidas, madres de aquella sirenita de Isla Miranda que se convirtió en princesa…