galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL PIMIENTO QUE NOS TRAJERON DE MÉXICO

Este pimiento, sí importa. El de Herbón. Es una especie protegida de lo más sabrosa, como complemento de la variada gastronomía gallega del verano.

Se cultiva aquí, en este territorio padronés, por el que pasa el Camino Portugués a Compostela y  que rodea el viejo monasterio franciscano, en el que nos recibe un San Benito muy especial… Porque de su pecho mana el agua que cura a los que tienen mucha fe en sus milagros y la beben el día en que se celebra  su gran romería.

El convento y los pimientos son las señas de identidad de Herbón. Y ambos tienen su historia y sus valores.

La iglesia, del convento de Santa María es el del siglo XII y cuenta una vieja historia que los franciscanos trajeron de México hasta aquí este pequeño pimiento. El convento en sí es del siglo XV. En la iglesia  destacan su fachada y sus retablos.

Seguro que los frailes se quedaron por el especial encanto de Herbón, que auna historia, arte y tradiciones.

El río Ulla marca su frontera sur y dicen que por él navegaron los fenicios. La romanización trajo al río las pesqueiras de las lampreas y aún hoy en día, en temporada, es todo un espectáculo ver como se pescan.

Cuando las lampreas se van, prácticamente se inicia el tiempo del pimiento.

Los primeros llegaron en el siglo XVI, como te decía, de la mano de los franciscanos y a finales del XVIII los vecinos encontraron ya una importante fuente de ingresos en el comercio del pimiento seco y molido. Porque hay un refrán que dice que “os pementos de Herbón unos pican e outros non”.

Cuentan los expertos que la especie se fue adaptando a la climatología de Herbón, de ahí el sabor actual, más intenso y con menos picante que los que llegaron de América; e incluso más pequeños.

En Herbón existen hoy 14 hectáreas de invernaderos destinados al cultivo del pimiento a las que hay que sumar otras veinte hectáreas de terreno sin cubrir. La producción alcanza, según cada cosecha, un millón y medio de kilos.

El pimiento de Herbón, protegido por una Denominación de Origen que reconoce su indiscutible calidad, tiene incluso fiesta propia y este año celebrará su edición número 40, cuando el primer sábado de agosto asome en el calendario.

Entonces, se fríen cientos de kilos de pimientos para obsequiar a los turistas que comparten fiesta en la carballeira del convento, en la que no faltan ni la música tradicional ni el buen humor. En el 2002 fue declarada de Interés Turístico.

También existe una Orden del Pimiento de Herbón cuyas damas y caballeros se comprometen a divulgar la calidad exclusiva de este fruto de Herbón, donde dos sociedades cooperativas se encargan de su comercialización en toda Europa.