galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL SECTOR TEXTIL GANA Y LOS TALLERES CIERRAN

 

LA MODA DE LA EXPLOTACIÓN

 

Modelos de Jorge Matteos...

             Esta semana ya lo dicen claramente las estadísticas: el sector textil crece mientras los pequeños talleres se extinguen.

              Esto es, los modistos gallegos –esos tan famosos y tan ricos- fabrican la mayoría de su ropa en los países donde la mano de obra es infinitamente más barata –rayando el salario de esclavo-  y la venden en todo el mundo a precios de oro, consiguiendo pingües beneficios.

              Por el contrario, esos mismos modistos “cerraron” ya casi todos los pequeños talleres que, diseminados por el rural de Galicia, “cosían” para sus respectivas marcas. En algunos casos y en esta mala época que nos ha tocado vivir, esos pequeños talleres de costura eran el único medio de vida familiar

             Esta moda tiene poco de gallega en este siglo XXI y desde luego nada de solidaria. Como mucho, conserva el diseño de esa jovencita que destacó en “Tesoira” a la que la gran marca fichó por dos duros,  para absorberle toda su creatividad como hacen los animales chupópteros.

             Y no hay derecho, ¿Sabes? Porque el invento de la Moda Gallega fue primero político. Es decir, el sector creció a golpe de subvención, de gastar dinero en pasarelas inútiles para que la señora del conselleiro presidiese un desfile y el/la modist@ se sintiese halagad@ porque era profeta en su tierra.

             Para que nadie piense esta vez en Inditex –que también es de los que paga el euro a cincuenta céntimos- voy a centrarme en mi provincia, en Ourense, y en los datos de esta semana: el sector textil ourensano ocupa el sexto lugar de España en exportaciones con un total de 87 millones de euros, dato del año 12 facilitado por su propia asociación empresarial.

             Por el contrario, los pequeños talleres textiles –que ya venían sufriendo las “rebajas” de las grandes fábricas para las que trabajaban antes de la crisis- fueron cerrando todos o casi todos.

             Estos pequeños negocios fueron los que realmente ayudaron a crecer en las dos últimas décadas del siglo veinte a un sector básico en la industria gallega. Pero, a finales de los años 90, los grandes diseñadores iniciaron el proceso de lo que llaman ellos “deslocalización de la producción” y esos talleres humildes en los que trabajaban mujeres aún más humildes de sol a luna,  fueron cerrando hasta el punto de que no se bien si quedará alguno abierto.

             Esto es capitalismo puro y duro nacido de la subvención pública para que el listo de turno ingrese en la lista Forbes y el ambicioso cierre la empresa porque “ya soy mayor para estas cosas”, después de haberse forrado.

            Dice Vitalino Falivena, que fue presidente de la Asociación de Pequeños Talleres, que…

              —- La administración se lavó las manos, ya que los programas de apoyo que ofrecían a nuestros talleres no eran más que humo; era imposible para las pequeñas empresas reunir todas las condiciones mastodónticas que pedían…

            Otro ejemplo de que los ricos no tienen porque llorar…