galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

ENTRE EL AMOR Y EL DESAMOR

Elisa era la enfermera buena que te sonreía en la habitación del hospital cuando estabas a punto de ser operado y Jaime un arquitecto de joven hornada, trabajador incansable de las ideas en un reputado despacho. Vivían felices en un modesto apartamento y como quien dice acababan de ser padres: su hijo Ton estaba a punto de cumplir los tres.

En esto llegaron la Reforma de Rajoy, la crisis, la pandemia… y los ajustes enviaron al paro a Elisa. Casi simultáneamente, el arquitecto-empresario decidió que él solo se bastaba para tan escasa clientela y mandó a Jaime a reunirse con su mujer en la cola de la oficina de empleo. Y así estuvieron ambos, yendo y viniendo todos los meses, luego todas las semanas, luego todos los días…

Y siempre a cambio de la misma respuesta:

—- Pues para ti hoy no tengo nada, lo siento…

Pasaron dos años de esta pesadilla y uno más de pedir ayuda a los viejos de él, que los de ella ya no habitan en este mundo. Y otro año aguantando a duras penas con esa ayuda miserable.

Elisa, Jaime y Ton eran clase media… hasta que, en Cáritas, comenzaron a verlos, todos los días, por su comedor social.

 El Dr. Arias de la Vega acaba de cumplir los sesenta y cinco y lo que pretende es jubilarse. Así se lo hizo saber al consejero, ya que le debe los “servicios prestados” para ajustar el presupuesto. Esos “servicios” mandaron a la calle a 150 trabajadores, entre otros a la enfermera Elisa.

Arias fue cirujano hasta que lo convirtieron en ejecutivo. Se cansó de operar hemorroides porque nunca fue un médico lumbrera. Pero su amigo y compañero llegó a consejero y él pasó a gerenciar uno de los centros hospitalarios más grandes del país.

Ahora, el pomposo Dr. Arias de la Vega ya no taconea por el hospital en bata blanca, dónde era el amo y los demás le debían pleitesía…

—- ¿Y los enfermos?

—- Los enfermos estaban jodidos. A muchos les quedaba poca enfermedad.

En esto llegó el juez y mandó parar. Dijo que no se podía privatizar ningún hospital público. La marea blanca se convirtió en tsunami e inundó las calles de alegría. Los enfermos del hospital frenaron antes de llegar a la luz blanca, la intensa, esa que anuncia el final del túnel. El Dr. Arias de la Vega recogió sus cosas y se fue en silencio, por el pasillo que conduce a la puerta de atrás, esa por donde salen los que huyen de su propio fracaso.

En la rueda de prensa, el consejero asumió toda la responsabilidad y dimitió. Se fue, lo echó el presidente de la Comunidad,  no sin que antes la secretaria general le prometiese…

—- No te preocupes, que ya encontraré un buen puesto para ti…

—- Ojo, que esté bien remunerado sino canto…

Elisa, la enfermera, fue readmitida por orden judicial y su familia salió del pozo de la desesperación, mientras Jaime sigue esperando en su modesto apartamento, que acepten en la consejería su plan de rehabilitación de edificios que se caen o se incendian todos los días… uno, por lo menos.

—- ¿Y qué le dicen?

—- Le echan la culpa a las prioridades de los políticos, que son distintas.

En Ourense, José Manuel y María ya no hacen el amor por las noches, pese a su juventud. Sus dos hijos, pequeños aún, ni siquiera lloran porque no tienen fuerzas….

—-  No salimos de casa ni  para comprar un bocata. El otro día convencí a mi mujer para que entráramos en un bar a tomar un par de cafés y dos zumos para los niños y casi me mata con la mirada porque habíamos gastado cinco euros.

—-  Lo peor fue en Navidades. Tiramos de un amigo que tenía una grúa de juguete y un madelman en el desván. Los limpiamos y se los pusimos en el árbol para que por lo menos tuvieran reyes…

Hace cinco años, José Manuel y María tenían trabajo y pensaban que también futuro. Vivían en Cataluña. El trabajaba en la construcción y su mujer se hizo autónoma para montar una empresa de limpieza que iba muy bien. Era una familia normal con casa propia. Hasta que…

Primero se quedaron sin trabajo los dos, luego sin casa, mas tarde les quitaron los 900 euros de un curso de esos del paro… Hasta que se tuvieron que venir a Ourense donde subsisten con 426 euros que cobra María – a José Manuel ya no le dan ni la hora- de los que 318 son para pagar el alquiler de la vivienda y 100 para el resto de los gastos.

—- Esto es lo menos parecido a un hogar…

Te lo dice con lágrimas en los ojos, plenamente convencida de que ellos son los pobres de solemnidad de los que hablan los periódicos. 

Jordi Casau y su distinguida señora se han comprado una mansión en Marbella a donde llegaron huyendo de Barcelona porque su empresa, dedicada a la construcción de todo tipo de viviendas, había presentado primero un ERE; luego fue a la Ley Concursal y cuando les pagó a todos sus deudores una quita del 70 por ciento, dio por finiquitada su acreditada empresa y decidió cambiar de vida… después de que todos sus trabajadores, como José Manuel, hiciesen lo mismo… porque no les quedaba otro remedio.

En Marbella vive el Sr. Casau en zona rica y se codea con la alta sociedad que allí desembarca de vez en cuando. No es famoso, pero se codea con los famosos. Su gran casa es apta para fiestas de esas que le encanta organizar a su Monserrat

—- Viene gente muy famosa, como Belén Esteban y eso a mi Montse le priva mucho…

Don Jordi es feliz, porque aparte se trajo a la Pepita para aquí y le puso un apartamento discretito en un barrio más bien escondido… Él, como no, toda su vida fue un gran especialista en triángulos…

Su mujer dejó al Dr. Arias de la Vega por un médico de buen ver, maduro, pero con buena reputación entre sus compañeros. De hecho, ambos ya se entendían cuando el ex gerente del hospital estaba demasiado ocupado con su amigo el consejero…

De hecho, al consejero le hizo lo mismo su mujer, que era de esas de armas tomar en estas cosas del amor. Siempre andaba canturreando aquella canción de Guillermina Mota:

—– Yo amo a los hombres como si fueran ropa interior de quita y pon…

Así que Arias y su consejero decidieron traspasar sus cuentas de Suiza a Belice y se instalaron en Punta Cana, en la República Dominicana, lejos del mundanal ruido español en donde el matrimonio gay es posible… pero entre los políticos, dicen mis amigos gays políticos, son mal recibidos…

Estas historias podía habérmelas inventado, pero son tan reales como la vida misma. Algún día del futuro, alguien pondrá remedio a tanto mal…