galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

GALICIA Y EL TURISMO DE NUEVA GENERACIÓN

Por Alberto Barciela

Cuando el turismo funcione todo estará funcionando.

La crisis desencadenada por la Covid ha impactado de lleno en el sector del viaje, provocando pérdidas acumuladas por encima de los 135.000 millones de euros y dejando a su paso una estela de empresas en ERTE o cerradas. Como resultado, la aportación del turismo al PIB nacional se ha derrumbado, pasando del 12,4% en 2019 al 4% en 2020. Esto significa un retroceso de unos 50 años, una durísima realidad que pone en riesgo 2,7 millones de puestos de trabajo directos. Son datos de la Mesa del Turismo.

El turismo habrá de atravesar por algunas fases antes de su normalización, tanto técnicas como comerciales. En esta etapa de transición, hay que afrontar la adaptación a las restricciones, la financiación de los negocios para avalar su pervivencia, afrontar medidas modernizadoras, tendentes a la sostenibilidad y la digitalización, y reconvertir destinos maduros.

El proceso no resultará inmediato, ni fácil, ni rápido. Con suerte y una evolución eficaz de las vacunas, llegará de nuevo un cierto orden a nuestras vidas, y con él, en buena lógica, se producirá una incorporación paulatina de los mercados de proximidad, locales, regionales y nacionales, hasta alcanzar la recuperación de los visitantes extranjeros -85 millones en 2019-. Será un tramo ajustado a las reglas impuestas por la seguridad, la salud, la conectividad, el atractivo turístico y su reputación en redes. La evolución será distinta según los territorios.

Los expertos sanitarios y turísticos aseguran que, salvo milagro, no se podrá producir un repunte antes del próximo verano-otoño, y confían en que la primavera del 2022 se consolide como punto de inflexión definitivo. Eso, si todo va bien.

Los profesionales turísticos reclaman más energía para logar un consenso de Estado, políticas coordinadas a escala europea, nacional, autonómica y local. Y seguir juntos los modelos que propongan los profesionales y expertos. La improvisación es cara, no hay que amparar una temporada, hay que salvar un sector para décadas, hay que revalorizar a miles de pequeñas, medianas y grandes empresas -objetivo, en el mejor de los casos, de fondos internacionales-, consolidar millones de puestos de trabajo directos y relanzar la economía indirecta generada por la primera industria española. El 40% de los 300.000 establecimientos hosteleros están en riesgo de cierre definitivo.

Hace falta mucho sentido común, músculo financiero y una estrategia precisa de compromiso ante una realidad impuesta, indeseada, pero inalterable. Un negocio transversal como el turismo necesita el entendimiento de muchos, de tantos como se juegan el futuro de sus negocios. Son necesarias, la claridad de ideas de los administradores públicos, a quienes ahora corresponde gestionar los centros sanitarios, las ayudas europeas, bajar impuestos, asegurar la capacidad financiera de los negocios, reforzar la pervivencia y viabilidad del empleo -los ERTE-, prever la promoción post-Covid, etc.-. Es precisa, la implicación de la banca, fundamentalmente del ICO. Y, por supuesto, ha de resplandecer el entendimiento y la capacidad de miles de hosteleros que están sufriendo como nunca, pero que son grandes profesionales, gestores en algún caso de prestigio mundial, acostumbrados a realizar cada jornada el máximo esfuerzo y que, por ende, han demostrado una seriedad poco común ante una crisis de magnitud inimaginable.

El turismo es transversal, ha promovido e influye en sectores como transporte -automoción, aeronáutica y ferrocarril, naval – cruceros y barcos-, transporte urbano, alquiler de coches; etc.-; agroalimentación – huerta, ganadería, pesca, conservas, acuicultura, vinos, bebidas, aceites, artesanía, distribución, etc.-; agencias de viajes, inmobiliario, energía, educación, seguridad, gimnasios, belleza, gestorías, regalos, limpieza, seguros, construcción -mantenimiento y nuevas infraestructuras-, marketing y publicidad, comunicación, imagen, telecomunicaciones, nuevas tecnologías, electrodomésticos, moda, muebles, madera, decoración, jardinería, ferias y congresos, salud, cultura -museos, espectáculos, etc.-, deporte, juegos y apuestas, etc.-… En muchos de ellos Galicia es puntera.

Es un sector especialmente significativo para Galicia por los Años Santos 2021-2022, los Caminos de Santiago y la recuperada Catedral de Santiago, las Rías Altas y Bajas, la Costa da Morte y el Cantábrico, el turismo rural, el de playas -la de las Catedrales o los Cristales o las de las Cíes, Ons o San Simón en Redondela- y su interior, los balnearios -que gran ejemplo el de Ourense-, su gastronomía -con ese relevante Grupo Nove- y viticultura -para entender la dimensión e importancia de este subsector, lean la Guía de Vinos y Destilados y Bodegas de Galicia 2021, la de los Padín es una de las mejores del mundo y es gallega-, sus ciudades -los cascos históricos de Pontevedra, Lugo, las ciudad de las Burgas, La Coruña, Vigo, el Ferrol departamental, Mondoñedo, Baiona, Noia, Monforte o Tui-, museos, aldeas, caminos, aldeas, ríos -atención a la Ribeira Sacra, el próximo gran redescubrimiento-, montañas -El Caurel, etc.-, bosques y paisajes incomparables, la frontera portuguesa,  y lo que ahora resulta más importante, una capacidad para estar en cabeza de los destinos de proximidad, los que antes se recuperarán. Sostenibilidad y digitalización, ejes esenciales para una industria ya imprescindible para la economía de marchamos diez, el Xacobeo, Rías Baixas y Galicia Calidade -gran trabajo de Alfonso Cabaleiro y las empresas a ella ligados-. Galicia lo tiene todo, incluso la oportunidad de liderar el resurgimiento.

La promoción turística y su comercialización están cambiado a escala internacional. Nada puede ser llevado ya con superficialidad folleteril o buenas intenciones. Hacen falta gestores de fuste a escala privada y pública, incluso críticos. Los hay y muy buenos capaces de convocar acontecimientos de relevancia, de provocar el interés, de atraer y elevar la cota de gasto de los visitantes. Culler de Pau ha demostrado con su reconocimiento de dos Estrellas Michelin y la Estrella Verde que Galicia puede y debe exigirse mucho más. Esa es la punta de lanza, la flecha amarilla para los que haciéndolo bien están obligados a superarse en la excelencia.

El sector confía en que FITUR, desplazado de enero a finales de mayo, sea el punto de inflexión, el momento de iniciar la comercialización, que ya repercutiría en las ocupaciones de otoño y Navidad. A partir de ahí todo podría ir mucho mejor, pese al Brexit y al cambio climático. Hay que trabajar y duro.

Y los gallegos tendremos la capacidad, antes que nadie, de redescubrir Galicia, el Paraíso en el que vivimos.

Buen viaje.

* Este artículo forma parte de la iniciativa Manifiesto Ibérico: Destino Europa. Alberto Barciela es periodista y miembro de la Mesa del Turismo de España.