galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

GANAS DE PRIMAVERA

La semana que viene, por fin, se irá el invierno de las tempestades y llegará la primavera de las flores. Eso dice el calendario que anuncia su equinoccio para las 04:50 horas del viernes próximo, día 20. Anticipa un día su llegada porque este es año bisiesto y dejará paso al verano el sábado 20 de junio. Serán, pues, si la tradición se cumple, los más hermosos noventa y dos días del año 2020. Así que, amigas y amigos míos, prepararos…

Porque cuando el sol cruce el ecuador celeste en su aparente movimiento hacia el norte el día será igual a la noche y todos los habitantes de este paraíso buscaremos de nuevo la naturaleza próxima para sentir, en directo, la más bella sinfonía del planeta bajo la luz de la Luna llena. 

Echémosle entonces una pizca de romanticismo a la imaginación para dar la bienvenida a la nueva primavera, mientras descendemos de la montaña al mar. Vamos. Procuremos el paisaje mágico abriendo la ventana a esa luz de los cielos limpios que todo lo engrandecen.

Venga. Dejemos atrás los paisajes de las nevadas cumbres suaves, caminemos por los valles profundos y crucemos los mil ríos y los cien lagos que nos conducen al mar.  Te entusiasmarán las estatuas de piedra salada y el rostro del antiguo reino reflejado en el agua.

Ya sabes, aquí es posible la sugerente y romántica atmósfera cuya belleza en estado salvaje nos cautiva. Cuando se funde el hielo, todo revive.

El sol vuelve a serenar la tierra. La luz funde la niebla. Despierta el oso de su letargo. Campos yermos se tiñen de amarillo. Agruman los cultivos y los árboles de la fruta dulce. Las abejas se hacen notar con su zumbido sobre las flores…

Este es el reino de la placidez y el sosiego meta de miles de almas que siguen las arterias peregrinas en busca de la piedra monumental y también de la inmensidad atlántica. Es decir, en primavera nos movemos entre el verde y el azul.

La estación de la luz es la madre de todas las ideas perfectas que nos asombran. Renace la policromía del paisaje, pero predomina el verde. Vuelven las aves y los cielos bailan sobre el agua clara de flores de cristal.

Sí, el país es verde. Verde sobre el otro verde a medida que cambiamos el escenario de nuestros sueños.

La montaña es verde; y el valle y la tierra que rodea la casa de la aldea pequeña. También es verde el jardín que rompe la monotonía del asfalto en la ciudad próxima.

Todo es verde.  Incluso el trayecto del río camino de la cumbre donde nace y los senderos que se abren paso entre sus verdes ribeiras. 

Además, las campas y los prados aparecen hoy especialmente reverdecidos por la lluvia final del invierno.

También es especialmente brillante el azul de nuestros dos mares. 

El Atlántico, que deposita suavemente su azul sobre los azules de la gran playa del surf mientras al Cantábrico le crecen  agujas cuando interrumpe la playa bonita.

El océano manda repetidas olas para besar, con ternura, la arena blanca; y el mar repite cantos, que también son de ola, sobre sus catedrales.

Océano y mar confluyen en medio del espléndido paisaje, bajo la misma bóveda del cielo limpio de la nueva primavera…

El viernes próximo te encontrarás otra vez con las hadas del bosque, así que le pediré prestada su palabra dulce y docta de patriarca a don Ramón Otero Pedrayo, maestro de dos generaciones de mi familia: de mi madre Raida y de mi hermana Bety…   

Camiña o vello Ventura. Suas xencivas sen dentes mordiscan a pel da paisaxe. Eidos orballados. Nacer do día nas augas do regueiro. Parroquias labio de acio e pera da ribeira, sabor de mazá, rexa rilladura de castaña da montana… Badelan as cirexes horas de fóra do reló. Cregan santiñas alboradeiras, para benzoar as agras sementadas… Unha fada deixou seu peite esquencido na fonte… Toda a paisaxe ten dourados, fonduras… e argumentos de altar.

Nadie como Otero Pedrayo para describir este país que, la semana próxima, te abrirá la puerta de la estación más florida.