galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

HACE VEINTE PRIMAVERAS QUE SE FUE CHANO PIÑEIRO

CHANO PIÑEIRO

 

Esta semana,  unos pocos,  nos acordamos del veinte aniversario de la muerte de Chano Piñeiro, el cineasta visionario de aquella Galicia de la emigración, independiente, autodidacta y laureado por medio mundo en casi un centenar de festivales internacionales.

Tan buena gente fue que algunos quisieron borrar su memoria de la faz de esta Tierra suprimiendo  aquellos “Premios Chano Piñeiro”, instituidos por aquella Xunta nacional-socialista para honrar al único cineasta gallego que, por el momento, pasó a la historia por su obra y no por la escasez de nombres a los que honrar.

Permíteme el inciso. Jamás un gobierno hizo tanto daño al audiovisual gallego como este de los recortes que, mientras ahorra en cultura propia, gasta dinero a espuertas en las artes ajenas, subvencionando tonterías, como  videoclips de niños bonitos o películas cuyos productores deberían pagar por utilizar nuestros escenarios.

Hace un lustro que no se entregan esos premios y que no se honra a Chano Piñeiro como mereció a lo largo de su corta vida.

Recuerdo hoy su sonrisa cuando me dijo, después de una grabación del DGPM…

—– Xerardiño, estouche moi enfermo.

Y efectivamente lo estaba, claro que lo estaba… Se fue al espacio el 21 de Marzo de 1995, tras la llegada de la primavera. Se subió al Candán y nos dijo adiós a todos, que ya se sabe que a esta sierra la tienen por musa de los artistas de Forcarei.

Hace no mucho tiempo dediqué a Chano un espacio por ser Gente Única. Quizá esta vez, simplemente, tenga que recordarte, a ti que eres joven, quien fue y quien hubiera sido.  Si el tiempo de la vida se lo hubiese permitido, Chano hubiera sido el Berlanga gallego. Porque, aunque crecido boticario de ciudad, nació ya cineasta; y me lo imagino de niño con el “cinexín” en la mano tragándose cien veces las del “Ratoncito Pérez” y de adolescente con el “videobox” aquel, captando planos diferentes de una Galicia que llevaba en lo más profundo de su corazón…

La de la negra sombra franquista que le contó “Mamasunción” y la de la “Esperanza” de los demócratas que veían venir un nuevo orden por el “Camino de las Estrellas”, aquella ruta xacobea de cine que convirtió en peregrinas a las mismísimas sirenas de la Ría de Vigo. 

Todos éramos amigos de Chano, que se hacía querer más que nadie; sobre todo le adorábamos aquellos a los que nos contó primero el gran proyecto de “Sempre Xonxa”, el mejor film de ambientación migratoria gallega que he visto y que quizá veré. De principio a fin, la película es un sentimiento del que todos participamos; director, intérpretes, espectadores y hasta los políticos de la época…

Porque Chano era un idealista y pensó que aquel primer film del nuevo cine gallego iba a ser costeado por el pueblo, al que abrió participaciones… Pero yo le recuerdo en la soledad de mi despacho de la TVG a la búsqueda de financiación que obtuvo, no solo allí, sino en la Xunta de Galicia presidida entonces por el joven catedrático Fernando González Laxe.  “Sempre Xonxa” marcó el futuro del cine gallego.

Lloré el día del estreno y lloró mi primo Alvaro –que seguro se pasea por el cielo junto a Chano- el día que proyectamos la película en la Hermandad Gallega de Caracas…  Porque en aquella historia única,  Chano nos retrató a muchos de los que allí estábamos recordando el cómo de aquel éxodo y los porqués de los retornos…

De aquella película de Chano, de “Sempre Xonxa”, se escribió ya casi todo y la propia Xonxa, es decir, la infravalorada actriz Uxía Blanco, se encarga ya de contar y recordar que este film figuró entre los mejores de 1989, en todo el estado español.

Por cierto. Para muchos de los directores del cine español e incluso del americano, el país se presta; y por eso vienen.  Pero desconocen –quizá porque no hemos sabido contárselo- que aquí hay una industria de la que ya se sabe detrás de las fronteras y que Galicia tiene también sus propios “goyas”.

Porque no es lo mismo el cine gallego que el cine rodado en Galicia. El primero resulta imprescindible,  aunque te cuenten que, por publicidad, está bien que aquí vengan los “maestros”. Pero nadie mejor que nosotros mismos para realizar el gran spot del país, ese capaz de conseguir el éxito en el mundo.

A Chano Piñeiro, aquel compostelano  de Forcarei;  y a “Sempre Xonxa”, la película que nos recordó que, en democracia,  aún existían miles de emigrantes gallegos,  debemos lo poco o mucho conseguido por nuestra industria audiovisual. Porque el film y su director, fueron la base de sus emergentes principios. 

ESPIRAl celta