galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

HIJOS DE UNA MALETA

Cuando Matty llegó por fin a Varadero

Mi amiga Matty Pérez regresó de Miami a La Habana en busca del eslabón perdido, porque, como dice la canción latina, “tiene el corazón partío”.

Nació en el Vedado habanero prerrevolucionario pero llegó en las entrañas de su madre, en barco de vapor, desde las orillas del Miño, a su paso por Rivela.

En medio de tanta travesía y tan largo navegar, se hizo Matty mujer emprendedora, capaz de construir edificios en la cálida Florida.

Matty tiene orígenes bercianos en la proximidad de las Médulas  y ourensanos en Rivela. Pero pertenece a esa generación de Hijos de una Maleta, cuyas patrias conocen mejor que nadie a través del relato saudoso de los abuelos de aquí y el cuento cadencioso de sus parientes de allá.

Matty viene con frecuencia a Galicia y al Bierzo; y a su Cubita acaba de viajar en busca de la decepción de los olores olvidados, rezando a Dios para que un día su gente vea salir el sol como ella, desde su suntuoso edificio de Miami.

Hay una extensa generación de gallegos como Matty. Son Hijos de una Maleta, pronunciada la frase en el sentido más admirable. Aunque crecieron en el desarraigo maduraron pensando en la patria de sus orígenes. Y la aman tanto que, los que pueden, vienen siempre que pueden.

Dicen por aquí, que a pesar del pasaporte, no podrán votar en las elecciones municipales. Porque lo deciden en Madrid algunos diputados que ni siquiera conocen Galicia y mucho menos la realidad migratoria del país.

Según me cuentan solo podrán votar los que están censados, menos de la cuarta parte de los Hijos de una Maleta. No me extraña que muchos de ellos digan que les están robando un derecho… ¡Yo también lo creo!

Por cierto, Matty me envió una foto de la esquina del Vedado, en La Habana, por donde paseaba El Caballero de París, que en realidad era de A Fonsagrada y tiene allí monumento.

Vedado, Habana. 2010. (Foto de Matty Pérez).