ISAURO LÓPEZ DECLARADO CULPABLE

UN CRIMEN POR DESPECHO

En la madrugada del 12 de Junio del 2005, la joven cubana Yalennys Valero, de 26 años y el  albañil castellonense Juan Manuel Mata, de 23,  fueron asesinados por Emiliano Pérez Rivera, un sicario condenado a 44 años de prisión por estos hechos, ya en el 2008.

Esta semana se celebró en la Audiencia de Castellón el juicio oral contra otros dos implicados en el suceso: uno, el constructor compostelano Isauro López Hidalgo, imputado como inductor del crimen y el otro, Manuel Antonio Mas Julián, al que utilizó como intermediario para contratar al sicario que ejecutó el crimen.

El Jurado Popular emitió su veredicto unánime: declaró al empresario compostelano culpable de haber encargado el asesinato de la joven cubana Yalennys Valero. Y también por unanimidad, el jurado consideró culpable como intermediario a Mas Julián.

Yany Valero en La Habana.

La Guardia Civil, en su atestado,  inicia la descripción de los hechos en una discoteca a la que acude Yalennys y su hermana Yairet. Coindicen en el local con un amigo que les presenta a Juan Manuel Mata.

De regreso a casa, el Seat Ibiza conducido por “Yaly” sufre un accidente y la joven cubana llama a su novio para que las recoja, pero está trabajando en un pub y no oye el teléfono. Yairet recurre entonces a los dos jóvenes de la discoteca; y mientras ella espera la grúa con Luís,  Juan Manuel acompaña a casa a Yalennis, que vive en un adosado, en Calig.

Allí les esperaba la muerte. Según se probó en el juicio oral, Emiliano Pérez Rivera los ató de pies y manos, los colocó de rodillas y los ejecutó con una pistola con silenciador.

A Yalennys la mató por dinero; a Juan Manuel, simplemente porque estaba allí…

La Guardia Civil bautizó la investigación como “Operación Destino” y con sus pesquisas desenmarañó una historia cruel de desamor y muerte que comenzó en La Habana y acabó en Castellón, con estancias intermedias en A Coruña.

Isauro López Hidalgo, sexagenario, propietario de la empresa Zielsa Construcciones,  de Santiago de Compostela, viajó a Cuba en busca de aventuras en 1997. En una sala de fiestas de La Habana conoció a Yalennys, una joven que acaba de cumplir los 18 años con una vida impropia de su edad.

El empresario compostelano quedó prendado de la joven y volvió a La Habana seis meses después. Ella, entonces, le siguió a España pero pronto extraña la calidez de Cuba, las noches del son y la fiesta continua que vivía en la capital.

Aunque… vuelve a recurrir a Isauro en 2003 porque quiere emigrar a Italia, destino que finalmente cambia por el de Benicarló. Su mentor y amante le compra un apartamento y un Audi, le proporciona dinero y cubre todas sus necesidades hasta que ella encuentra trabajo en una inmobiliaria de Oropesa.

Su madre y una hermana también se vienen a vivir a Benicarló y allí todas reciben las visitas y agasajos del acomodado compostelano que había extendido sus negocios inmobiliarios a la provincia levantina.

Trascurrido un año, Yalennys quiere romper la relación y decide volar sola. Pero Isauro pelea porque prevalezca su amor, le recuerda todo lo que le debe y la amenaza.

Tras las Navidades del 2004, la joven cubana le devuelve casa y coche. Junto a su hermana Yairet compra un adosado en la localidad castellonense de Calig…

Es muy feliz con un joven de la zona, pero su ex amante conoce todos y cada uno de sus movimientos… Su fin llega esa fatídica madrugada del 12 de junio del 2015.

Ahora Isauro espera la sentencia -es cuestión de horas-, en su celda de la cárcel de Castellón. Pero esta sería una historia incompleta si nos os contara lo que este hombre, al que sonrió la vida siempre, dijo en el juicio, cuando le concedieron la última palabra:

—– Soy un putero pero no un asesino. Soy inocente. Pero estas palabras quiero aprovecharlas para pedir perdón a mi familia por el daño que les causé, especialmente a mi mujer por lo que ha sufrido y por todo lo que ha tenido que escuchar en este juicio.  

Triste recorrido el de Isauro López Hidalgo que acaba como quien dice de cumplir los 67 años. Pese a la edad, no pudo evitar obsesionarse con una mujer medio siglo más joven que él. El despecho generó el deseo de venganza y esta fue la causa de que pusiese un punto y final tan tremendo como el de ordenar el asesinato de su ex amante. Por este hecho se enfrenta a 40 años de prisión.