galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

JOSÉ MANUEL MASEDA

Foto Xaime Ramallal

Foto Xaime Ramallal

 

LA IMPERFECTA JUSTICIA ARRUINÓ SU VIDA

Tres años, cinco meses y tres días. Los fue contando desde su celda, uno a uno, hora a hora, minuto a minuto. No entendió porque aquella pesadilla tuvo que pasarle a él, un buen padre…

—- Yo solo quería que me hija estudiara, por eso la presionaba…

José Manuel Maseda tenía cuarenta años y trabajaba en un aserradero de madera. Solo aspiraba a ser feliz y a que sus hijas tuvieran mejor vida que él. Vivían en Xove, donde la costa cantábrica tiene un perfil abrupto, de acantilados que se inician allá donde se acaban las laderas de sus montes, en los que nacen dos ríos pequeños llamados Guilán y Regueira…

Este paisaje fue su mejor recuerdo cuando lo encarcelaron tras haberlo denunciado su propia hija de catorce años… ¡Por violación!

La Guardia Civil le detuvo en su casa, después de una jornada de trabajo. Era el 11 del mes de abril del 2013. Al día siguiente, día 12, a las seis y media de la tarde, Maseda ingresaba en la prisión de Bonxe y se iniciaba la terrible pesadilla que arruinó su vida.

—- Ese día lo perdí todo…

Fue un preso depresivo, desesperado por una rutina carcelaria y porque él sabía que era inocente… aunque la justicia no le creyó. Su madre, su familia, sus vecinos y su abogado, Jaime Pernas, sí le creyeron.   

Por este último llegó el caso al Supremo y en el mes de septiembre el alto tribunal no solo dictaminaba su inocencia sino que decretaba su libertad con urgencia.

La Justicia tiene estas cosas: se equivoca, te destroza la vida y luego reconoce el error; pero nadie te pide perdón,  ni siquiera es posible que se repare el daño causado, sobre todo en este caso, donde la culpable del mal es una inconsciente niña que ahora tiene 17 años, su propia hija.

El relato de la causa de su encarcelamiento por parte del propio José Manuel Maseda, te hace pensar en lo fácil que puede caer en desgracia una buena persona, tal como está considerado por sus convecinos, por sus compañeros de trabajo, por la gente que le conoce…

—– Yo la presionaba por su bien, para que estudiara. La amenaza con castigarla para que pusiera interés. No sé porqué pero ella no quería estudiar. El día que presentó la denuncia y me detuvieron le dieran las notas en el Instituto… Había suspendido seis o siete… No sé, no sé… Era una relación muy difícil desde hacía tiempo. La creyeron a ella con 14 años.

La Audiencia Provincial lo condenó a quince años de prisión… pese a que no tenía ni el más mínimo antecedente y era una persona bien considerada.

Aquella denuncia no solo le costó la cárcel. Perdió a una hija y aún tiene que luchar por recuperar a la otra. Su mujer le visitó durante año y medio, pero terminó divorciándose de él. Ahora, demostrada su inocencia gracias a un abogado honesto y persistente, vive con su madre y es consciente de que su vida empieza otra vez.

Pero aún sigue su tratamiento por depresión…

Cuenta que cuando salió de prisión se fumó un cigarrillo paseando mientras esperaba que le fuesen a buscar. Eran las cinco de la tarde…

—– Jamás me supo un cigarro como aquel.

José Manuel Maseda no para de dar las gracias, no solo a su familia y a su abogado sino a todos los vecinos de Xove que le ayudaron… porque siempre creyeron en su inocencia.

Yo he querido destacarlo como personaje de la semana, porque me parece que todos debemos pedirle que perdone a la sociedad que le condenó…

—- ¡Perdón por ese error incomprensible de la imperfecta justicia!  

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