galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LA CASA DEL AUTOR DE “LA CUMPARSITA”, EN RUINAS

Por J. J. García Pena

Uruguay pretende ser (y se nos incita, con razón, desde el gobierno a sumarnos al esfuerzo)  un país atractivo para el turismo. Pero no somos capaces, no ya de crear desde cero tales atractivos, ni siquiera conservamos y potenciamos aquellos  que nos vinieron de arriba, por pura herencia, de chiripa.

Debiéramos sentirnos avergonzados, como sociedad, del estado de abandono de la casa de Gerardo Matos Rodríguez.

Todo este año nos haremos lenguas de ser Montevideo la cuna del centenario tango “La Cumparsita”, el más famoso del mundo pero, mientras tanto, dejamos apolillar parte de la cuna, como le pasó a buena parte de los muebles de la casona del Viejo Pancho, don José María Alonso y Trélles, en Tala, Canelones…. 

Menos mal que el Patronato de la Cultura Gallega de Montevideo y la Xunta de Galicia llegaron muy a tiempo de evitar el deterioro total. Hoy brilla como centro cultural galaico-canario.

Nuevamente la añeja casona de la Aguada está en estado lamentable… ¿Y qué hacen nuestras autoridades municipales y culturales? Hasta ahora nada.

Eso sí: nos rasgamos las vestiduras y clamamos por la injusticia de nuestros hermanos de enfrente, que lo respetan y consideran himno ciudadano argentino, diciendo que nos pretenden usurpar, también, la  filiación de “La Cumparsita”.

Luego reprochamos y criticamos a los porteños su apasionado nacionalismo que los lleva a defender, hasta lo que consideramos exageración, su patrimonio cultural.

Tal vez no debamos caer en excesos egocéntricos, pero bien nos vendría copiar algo del amor con que ellos velan por su pasado.

El destino de la casa de «Becho» es una cachetada a nuestro orgullo nacional y a nuestra supuesta política turística. Creo que en esta historia hay más fantasmas afuera que dentro del viejo caserón…

Si el Estado se declara incompetente para su conservación, más valdría que otorgara, «pro témpore», su gestión a un ente privado, controlado por el Ministerio de Cultura.

Tal vez estemos a tiempo de recuperarlo, aunque más no sea para agregar otro valor histórico-cultural al circuito turístico qué apreciar por los crecientes visitantes, que parecería que pretendemos nos visiten por nuestra linda cara.