galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LA CUNA DEL SALAFISMO EUROPEO

CIUDAD DESTRUIDA ++

Mi nieta Alicia tiene la teoría de que estos atentados vienen de aquellas guerras iniciáticas y el odio que enciende la nueva mecha proviene de los lodos del invierno pasado en Idomeni. Tiene razón.

Bush padre provocó la creación de Al Qaeda y Bush hijo puso la primera piedra de eso que ahora se llama Estado Islámico. La primera guerra del petróleo despertó el fanatismo islamista y la segunda hizo que creciera hasta límites insospechados. Por el medio está Afganistán y en la actualidad Siria, donde los rusos apoyan una dictadura y las naciones pudientes de Europa bombardean ciudades en la que siempre nos cuentan que mueren los de Daesh, pero nadie nos explica por qué millones de personas emprendieron el éxodo y dejaron allí, en las ciudades sirias, todo cuanto tenían, incluso sus muertos.

Te contaré que yo repudio las guerras, todas las guerras; tampoco me gusta que se utilice a los dioses como disculpa de las barbaridades que se cometen exclusivamente por dinero; y que no te quepa la menor duda, para nada justifico la venganza y por lo tanto estoy en contra del salvajismo yihadista pero también de las cruzadas cristianas.

GRAN MEZQUITA ++

Por todo lo que antecede y por los últimos atentados que hemos vivido la semana pasada, he querido averiguar de dónde proviene el radicalismo islámico de Bruselas. Todas las fuentes me indican que la clave está en la Gran Mezquita, erigida en pleno Barrio Europeo,  aprovechando el Pabellón Oriental de la Exposición de 1880 al que,  un año más tarde, se le ponía remate con un minarete.

Aunque el imán actual Mohamed Ndiaye Galaye haya pronunciado el viernes pasado, un discurso en contra de los “enemigos del islam y de la humanidad”, a nadie se le olvida que hubo otros imanes que anteriormente predicaron una religión que no siguen los musulmanes de buena fe, por lo que fueron expulsados del país.

El diario francés “Libération” calificó esta mezquita como «el refugio más activo del salafismo en Europa», es decir, el lugar donde se inició el radicalismo saudí en el viejo continente, en tiempos del rey Faisal.

Los petrodólares tuvieron la culpa. En 1967, el Rey Balduino y el Rey Faisal de Arabia Saudí, firmaron un pacto mediante el cual Bélgica cedía el uso del antiguo pabellón para construir una mezquita y un centro cultural islámico.

Como quiera que Bruselas necesitaba entonces mano de obra barata hasta la hoy capital europea llegaron inmigrantes musulmanes de todo tipo, pero a todos les lavaron el cerebro los clérigos sunitas en la Gran Mezquita, con su discurso a favor de la sharia y el total rechazo a las otras religiones occidentales. Las creencias salafistas siguen ancladas en muchos musulmanes hoy en día y es entre los jóvenes entre quienes recluta a sus “soldados” el Daesh.

La mitad de la población del tristemente popular barrio de Molenbeek es musulmana y en él funcionan treinta mezquitas, algunas marcadas por mensajes considerados radicales. Los musulmanes suponen el 23% de la población de Bruselas y su Gran Mezquita está considerada por muchos de ellos como la Casa de Saud en territorio europeo.

La diputada socialista Yamila Idrissi dejó una perla no hace mucho en el Parlamento belga:

—– Si el Gobierno federal se toma en serio la lucha contra la radicalización y el terrorismo, debe poner fin al acuerdo de nuestro país con Arabia Saudita sobre el control de la Gran Mezquita. El principal centro de oración musulmán en Bruselas debe convertirse en un centro europeo, donde se practique el islam moderno.

IMAN GRAN MEZQUITA BRUSELAS ++

El pasado viernes, el imán Mohamed Ndiaye Galaye fue rotundo:

—– El islam condena y rechaza la violencia, y no vamos a permitir que un grupo de criminales usurpe nuestra religión. Es doloroso e insoportable ver cómo esos individuos cometen atentados con una falsa excusa. Nosotros no vamos a permitir que sigan manchando de sangre nuestra religión y vamos a estar en primera fila en las marchas y en las protestas contra el terrorismo.

Sin embargo la Gran Mezquita no hizo público ningún comunicado, aunque musulmanes de diferentes distritos se encargaron de pregonar estos días a los periodistas que nunca habían escuchado en el templo un sermón que justificase la violencia contra Occidente.

Yo quiero quedarme con la declaración de un marroquí que posee un comercio en Shaerbeek…

—– Mis tres hijos son belgas.  Quieren vivir en paz y en su país. Ellos mismos pudieron haber sido las víctimas de las explosiones. Todos estamos afligidos. Y todos debemos estar vigilantes.

Porque… entre todos sí podremos acabar con este yihadismo que asesina en nombre de un dios al que las escrituras alaban con la paz.  

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