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LA DIMISIÓN DE LOS JEFES DE LOS CENTROS DE SALUD

Lo han hecho. Los jefes de los centros de salud de Vigo, de los que depende la atención primaria en la ciudad, han dimitido en bloque. Le dijeron al conselleiro Almuiña –también médico de familia- que ellos “no quieren ser cómplices del deterioro” y denuncian “un sistema que se mantiene por el sobreesfuerzo de los profesionales”.

El 80% de estos médicos-dirigentes vigueses, un total de 22, escenificaron su dimisión en su colegio profesional, cuyo presidente les brindó apoyo. El acto va mas allá de una simple protesta colectiva, es la denuncia de un grupo que lucha contra la sobrecarga en la atención sanitaria y la consiguiente pérdida de calidad.

No digo que no tengan razón. Faltan médicos en los centros de salud donde se da la paradoja de que ninguno de ellos tiene derecho a ponerse enfermo porque su baja no se cubre y cuando se produce satura las demás consultas.

Ya sabes que yo soy un gran defensor de la Sanidad Pública y especialmente del Servicio Galego de Saúde, al que acudo más frecuentemente de lo que quisiera por los achaques propios de la edad. Pero estoy de acuerdo con los jefes dimisionarios en que a esto hay que ponerle solución. La atención primaria es indispensable en nuestras vidas y evita muchos de los males mayores, de esos que encarecen los grandes centros hospitalarios.

Es más, te confieso que mi doctora se ha hecho indispensable en esta vida que llevo. No solo me atiende y cauteriza mis heridas, sino que es capaz de darme ánimos y consejos para que olvide mi condición de viejo, un complejo que si no te lo sacudes termina matándote. Por ello le estoy muy agradecido a Jovita que, me consta, es de las que dedica a sus pacientes todo su tiempo laboral y una buena parte del que tiene libre.

No tengo datos para saber si con esas incorporaciones médicas que anunció días pasados el SERGAS se soluciona el problema. Me temo que no, al menos en aquellas zonas de mayor población. La Sanidad salva vidas y no debiéramos andar regateándole medios humanos y técnicos.

Pero que no nos vengan ahora los tóxicos echándole la culpa a “las nacionalidades”… porque los gallegos nos sentimos muy orgullosos de los logros y del funcionamiento de nuestro Servicio Público de Salud, con todos sus defectos.

Y esto no ocurría cuando su administración dependía del Ministerio Único

—– Oye… ¿Qué es eso de las “nacionalidades”?

Es el término elegido para diferenciar en la Constitución a las naciones históricas Galicia, Cataluña y Euskadi. Últimamente lo utilizan mucho los fachas de la modernidad, esos que quieren centralizar en ministerios estatales la sanidad, la enseñanza y las fuerzas de seguridad.

El término naciones fue vetado por la derecha a la que tampoco gustaba el de “nacionalidades”. A Alianza Popular le había incomodado mucho la distinción, pero Fraga puso fin a la discusión diciendo solemnemente:

—–  Hemos sido la voz que clama en el desierto, un papel que no se elige, pero que si a uno le corresponde ha de servirlo con la misma lealtad que lo hizo el Bautista hasta que Herodes le suprimió del reparto.

Cuarenta años después, ya ves, la política española sigue centrada en el debate territorial.