galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LA PESCA DE GRAN ALTURA

Siempre que se habla de mar y pesca, se habla aquí de crisis, pero Galicia ha sabido superar los momentos difíciles, en sus dos mares y quince rías; e incluso más allá, en los siete océanos donde mantiene acuerdos pesqueros desde hace años, creando riqueza y abriendo posibilidades de negocio para países que nunca lo soñaran.

La nuestra es la gran flota. Sobre  ella cantan todos los vientos y la luz que guía su navegar es a veces ardiente y otras fría porque atraviesa la niebla; que hay mil paisajes marinos diferentes, según hayas elegido pescar en tus dos mares de vida, en aguas comunitarias o más allá de las Islas Canarias.

Sea donde sea que faene, repito, es nuestra gran flota…

Porque sin pescar aquí no vives. Este es un sector de esos que los economistas llaman estratégico y sigue dando de comer a más de veinticinco mil familias, que son cien mil bocas que alimentar.

Por eso siempre salen de las crisis aunque tengan que irse a toda máquina al mar de los piratas.

Verás.

Después de la japonesa, la flota pesquera gallega de gran altura es la más importante del mundo por número de barcos, por antigüedad y por la destreza de sus hombres. Es un bien reconocido en puertos como el de Vigo en donde la descarga de pescado de altura supone un ochenta por ciento de los ingresos por venta de producto en su lonja. Si un 18 por ciento vive actualmente de la pesca en Galicia, aproximadamente un tercio vive de la pesca de gran altura, estratégica en esta macroeconomía.  

Son miles estos hombres, considerados los mejores marinos del mundo,  que pescan en los siete mares y que ingresan salarios muy por encima de las bases establecidas para los marineros de litoral o de bajura. Además, este tipo de pesca está promovida por empresas bien asentadas y que mueven a diario, en la Lonja de Vigo, cantidades que le convierten en el primer puerto pesquero de Europa.

Hay barcos gallegos faenando en el Cono Sur americano,  muy cerca incluso de esa Antártida que ya de por sí congela no solo el pescado, sino también al pescador. Barcos gallegos que rodean la costa africana y que se arriesgan a ser secuestrados en la de Somalia. Y barcos gallegos que usan puertos base en el pacífico chileno.

Hay estrategias comerciales que solo las empresas gallegas pusieron en marcha cuando se vieron obligadas por resoluciones pesqueras internacionales. Pero hoy en día son, sin duda, un ejemplo de globalización que funciona.

Y sobre todo, poseen esa necesaria maestría a la hora de capear el temporal.