LA RÍA INEXPUGNABLE

Volando sobre la ría ya te das cuenta por qué Ferrol fue elegida como Ciudad Departamental, con mando sobre todo cuanto poseía la Marina española desde el Bidasoa, en Euskadi, hasta el Miño fronterizo con Portugal. Esta era una ría militarmente inexpugnable.

Su peculiar calado y las dos fortalezas estratégicamente construidas en sus márgenes impedían el paso a cualquier buque “no autorizado” hasta los arsenales de Ferrol, sin duda la ciudad más protegida de toda Galicia.

Los Castillos de San Felipe y de La Palma sirvieron para poner freno a las intenciones de flotas enemigas, en otro tiempo. Hoy en día, el de San Felipe es ya un bien cultural que pertenece al gobierno gallego, que lo dedica a  usos culturales y donde proyecta el gran museo naval de Galicia.

La fortaleza de La Palma, antigua prisión militar en la que estuvo recluido Tejero, tras la intentona de golpe de estado aquel 23 F, tiene vocación de hotel turístico pero su coste, por el momento, se lo ha impedido.

Los astilleros son consustanciales con la ría ferrolana y también el pulmón socioeconómico de Ferrolterra, especialmente de Fene. Las grúas te saludan y se preguntan por qué si estos son los mejores astilleros del mundo no hay más carga de trabajo para ellos. Todas las crisis que sufrieron, muchas, resultan inexplicables aunque este año dicen por la factoría que no se pueden quejar. 

A Felipe V se debió la conversión de Ferrol en Ciudad Departamental en el siglo XVIII pero el Marqués de la Ensenada fue el mayor impulsor de la construcción naval en este entorno.

El primer barco que salió de estas naves fue el “Galicia” en el año 1730 y desde entonces la modernización de Bazán y Astano fue constante, hasta el extremo de convertirse en una sola empresa capaz de construir portaaviones para la guerra, plataformas para encontrar petróleo o grandes barcos para la paz. Ya te dije, son los mejores astilleros del mundo y ahora se llaman Navantia. 

Termino hablándote de ellos, los trabajadores ferrolanos del naval, que se formaron en la resistencia porque han aprendido la palabra crisis de sus abuelos, mediado el pasado siglo; ahora ya no tiemblan cuando suenan otra vez las campanas de la reconversión, están curtidos. También tienen muertos por sus protestas, Amador y Daniel, asesinados por la policía franquista en una manifestación de las de entonces.

Los trabajadores del naval siempre resisten y resistirán como las viejas grúas, clamando al cielo. A veces se calman paseando de Ferrol a Fene y de Fene a Neda, por esos paseos desde los que se ve la ría de plata, los nuevos puentes de sus esperanzas y la calma del Xubia, cuando solo es un río que entona la natural sinfonía de Galicia.