LA ROMERÍA, ENTRE LA FE Y LA LEYENDA.
A NOSA SEÑORA DA BARCA
La cifra de la temporada lúdica en el país habla de cinco mil. Cinco mil fiestas para rezar, para comer, para revivir la historia o para bailar. Hay más de cien que gozan de interés turístico, pero todas ponen color al verano, que es cuando Galicia revive ancestrales tradiciones junto a grandes eventos de la modernidad musical.
Todas las fiestas de Galicia tienen un denominador común: sirven para divertirse, para pasarlo bien, pero también son un cartel turístico de sus tradiciones.
Porque hay fiestas de contenido etnográfico, otras para recrear la historia; incluso algunas que nos recuerdan viejas costumbres campesinas y ancestrales ritos de incierto origen.
Cuando llega el verano los gallegos nos movemos. Vamos de fiesta en romería y de romería en verbena.
Y hay citas para todos. Porque si Galicia se resiste a que mueran sus tradiciones, importó asimismo nuevos modos festivos, en los que se escuchan especialmente los sonidos de la Tierra. Se ha desarrollado una gran creatividad a la hora de organizar eventos lúdicos-culturales, que terminan siendo los preferidos de los jóvenes y los más concurridos.
Si te animas, disfrutarás de festivales consolidados como el de Ortigueira, con especial atención al folk. Otros que potencian los nuevos grupos de rock, como el Festival de A Cañiza o el de Caldas de Reis. Y los hay que buscan ser alternativos a través de todas las artes…
Esta oferta ya es una buena disculpa para perderse por Galicia este verano… Hoy te hablaré de la romería que se debate entre la fe y la leyenda.
Alrededor de 600 fiestas con marchamo de “ancestrales” tienen aquí un especial contenido etnográfico, como te decía.
El pasado fin de semana se celebró a “A Rapa das Bestas”, en Sabucedo, curro del que te ofrecí CRÓNICA que puedes leer repasando esta Galicia Única.
Y el primer domingo de septiembre, tendrá lugar la que para mí es la más popular de las romerías, la de A Virxe de A Barca en Muxía. Coincide este año con el décimo aniversario de la tragedia del Prestige y se quiere rendir homenaje en ella a los miles de voluntarios que nos ayudaron a limpiar la costa de aquel viscoso y sucio líquido que todo el mundo conoció como chapapote.
Hoy costa viva en el Costa de la Muerte, Muxía es territorio de paisajes inéditos porque los cambia la luz atlántica. Una villa marinera en la que merece la pena embarcarse con esta gente de piel de salitre, héroes de aquella marea humana.
Este Atlántico que baña la villa está lleno también de tradiciones y leyendas, además de pintar acuarelas de playa. Es litoral en forma de roca gigante azotada por las olas, las que le cantan su mejor canción de mar a la Virxe da Barca, que tiene santuario frente al Faro Vilano, al otro lado de la embocadura de una ría de excepcional hermosura.
Habitada mayormente por mariñeiros, percebeiros y mariscadores, Muxía mira al mar por tres de sus costados. Porque en el océano está su vida y es también su espejo.
En los alrededores de este santuario situado junto al mar se encuentran las rocas usadas en un rito de culto pagano y que luego fue cristianizado: son a pedra de abalar, a pedra dos cadrís e a pedra dos namorados. Este culto a las piedras, muy habitual en Galicia, probablemente deba su origen a la época prerrománica y parece ser que fueron a los monjes de Muxía a quienes debemos su cristianización.
Cuenta la leyenda que Santiago, el Apóstol, predicó aquí el Evangelio, no con mucho éxito, hasta que se le apareció la Virgen en este lugar magnífico, navegando sobre una barca de piedra en la que remaban ángeles celestiales. Ante tal hecho el Hijo del Trueno prosiguió su labor evangelizadora; y la Virgen dejó como prueba de su presencia, entre las rocas del acantilado, su pétrea embarcación.
Una imagen de la Virgen apareció bajo el timón de la barba y los vecinos de Muxía la trasladaron a la iglesia parroquial, pero milagrosamente la imagen volvió a su lugar de origen.
Esto motivó la construcción del magnífico Santuario de la Virxe da Barca, en torno al que se celebra la que para mí es la más popular romería de Galicia, de interés turístico internacional.
Este año, como te decía, se pretende homenajear a los voluntarios del Prestige, coincidiendo con la celebración de la fiesta, mitad religiosa y mitad lúdica…
«A Pedra dos Cadrís» es de visita indispensable para todos aquellos que padezcan problemas reumáticos, para lo cual han de pasar por debajo de ella nueve veces. Esta sería la vela de la barca en la que se apareció la Virgen.
«A Pedra de Abalar» produce al moverse un sonido misterioso. La tradición popular le atribuye multitud de poderes. El sonido sólo se produce en caso de inocencia ante una acusación de infidelidad. También se cuenta que la piedra emite su sonido por sí sola como aviso de un naufragio o alguna otra desgracia.
Y «A Pedra dos Namorados» es la única de las rocas del acantilado de A Barca cuya tradición no se relaciona con la leyenda mariana. Tiene forma de asiento con un gran respaldo en el cual las parejas se prometen amor y fidelidad.