galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LA TRISTE HISTORIA DEL BARRIO DEL CURA

Aquel Vigo de los setenta tenía muchas historias que contar. Sucedían, principalmente,  de madrugada. Lo digo porque, a partir de la una y media, comenzaba mi vida más allá de la radio y llegaban los momentos imborrables. Poca gente pudo disfrutar de la noche con tanta intensidad como yo y guardar en la mochila tantas experiencias.  Las anoté siempre en el debe de mis colegas y de aquellos personajes con los que compartí conversaciones, de las confesables y de las que no lo son tanto.

El caso es que uno de los lugares donde acostumbrábamos a ir era el Bar Roucos, en la calle Santa Marta, propiedad de un buen hombre de Cenlle, Sem; su hija, Sirita, nos atendía con gran amabilidad pese a las horas intempestivas, mientras su madre tiraba de paciencia para hacernos una tortilla con huevos de casa y patatas de la aldea. Aunque no te lo creas, aquel bar humilde, fue un aula de cultura para unos pocos privilegiados. Por él desfilaron los grandes de la música española, artistas plásticos que ya forman parte de nuestra historia, poetas vivos a pesar de estar muertos, escritores de éxito… creadores todos, en suma, con los que convivir era un constante aprender.

Lo que era

Hace poco me contaron que ahora en el Bar Roucos montan tristes tertulias los vecinos del Barrio del Cura. Siempre hablan de lo mismo. Del deterioro de una zona que iba a ser de lujo y se ha convertido en residencia de okupas de los guarros, de los pocos yonquis que quedan en la city y de unos cuantos mayores de la resistencia contra el imperio inmobiliario.

Del Barrio del Cura se fueron en el 2001 las monjitas del Asilo bendiciendo al promotor de la que iba a ser la mayor y más lujosa urbanización de Vigo, el ex futbolista del Celta Valery Karpin. Había comprado no solo el edificio que acogía a los ancianos sin recursos sino también otros más del sector y algún solar que sobrevivió al desarrollo de la ciudad. En total, 20.000 metros cuadrados para nueve mil viviendas por las que se pagarían a razón de nueve mil euros el metro cuadrado. Ya, ya.

Lo que iba a ser

Las monjitas se fueron convencidas de que aquella operación era buena para sus ancianos y para Vigo, la ciudad que vería morir para resucitar al viejo Barrio del Cura, demasiado viejo para tener futuro. Dicen que Karpin les pagó a toca teja una millonada de la época y algunos mal pensados afirman que les llevó el dinero en bolsas a Valencia, en donde está la Madre Superiora de la Orden.

Supongo que en los últimos tiempos, las monjitas no habrán ido a ver qué fue de aquel hermoso Asilo suyo, desde cuyas ventanas contemplaban la hermosa bahía sus ancianos. Porque ahora, aquel edificio costeado por la gente generosa de la ciudad y construido a escasos cien metros de el Olivo, su símbolo… aquel Asilo del que presumía Vigo… es todo él una ruina.

Lo que es

—- ¿Y qué pasará ahora con todo eso? ¿Esperarán a que se caigan los edificios?

Las preguntas que se hacen los de la nueva tertulia del Roucos no tienen respuesta. El viejo bar lo regenta ahora José Antonio, el primo de Sirita, que es también de la resistencia. Trabajó toda su vida como comercial pero se cansó de dar tanto paso fuera del país. Él bien sabe que en Vigo hay varios miles de pisos en venta y está convencido de que el Barrio del Cura tardará en regenerarse por lo menos otros 16 años.

Todos los de la tertulia convienen en que esta zona es una ruina pero desde el Ayuntamiento te dicen que allí no cuaja nada; y debe de ser verdad porque ninguna Corporación fue capaz de abordar, a solo dos calles más arriba, la resurrección arquitectónica de un edificio histórico, el de la Panificadora.

Los vecinos dicen que va por allí un señor a bordo de un “Porche” preguntando por las propiedades, pero por lo visto lo único que le interesa es el edificio del Asilo.

Por lo que me contó un amigo bancario, a Karpin estuvieron a punto de embargarle este su barrio pero al final pudo arreglar sus cuentas con la entidad. Ahora sigue inmerso en el mundo del fútbol, en su país, Rusia y hace mucho que no se le ve por Vigo.

Por lo visto esta operación inmobiliaria estuvo rodeada de misterios y entre ellos aún está por descubrir la identidad real de los socios del ex futbolista, que haberlos hailos. Uno de ellos, ya se sabe, es Michel Salgado, otra fortuna futbolera.