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LA VIDA FRÍVOLA DE JUAN CARLOS I

Mi gente se pregunta esta semana…

—- ¿Qué pasaría con la Monarquía si Juan Carlos I no hubiese abdicado a favor de su hijo Felipe VI aquel 2 de junio del 2014? ¿Alguien cree que el rey emérito podría seguir siendo jefe de Estado?

Juan Carlos de Borbón es el protagonista de desvergonzados cuentos eróticos,  entre los que sobresalen sus amores con Bárbara Rey, cuyos silencios apuntan a que fueron comprados con fondos públicos. Además, fue muy dado a las amistades peligrosas durante un reinado largo, lleno de luces y sombras, que hay en su vida episodios sospechosos cuya verdad es posible nunca cuente la historia.

Para la mayoría de las españolas, Juan Carlos I fue un rey desalmado capaz de humillar a una reina adorable y Felipe VI es por el momento ese muchacho guapetón al que no ha salpicado ni el más mínimo escándalo ni de faldas ni de corrupción, pese a tener el cuñado que aún tiene.

El rey emérito, con tan mala bragueta y una conciencia frágil, estuvo a punto de hacer saltar por los aires los cimientos de su Institución. No se puede ser rey y al mismo tiempo un liberal del sexo y del dinero, conducta que, según un cortesano próximo “estuvo a punto de mandar a pique a la monarquía española”. Lo menos que se le pide a un rey del siglo XXI es que sea ejemplar, honrado y venerable, no solo simpático con sus próximos.

Todo esto que hoy hace tan infelices a los miembros de la Familia real,  se veía venir ya cuando Felipe González y Alfonso Guerra detentan el poder en España, a partir de 1982. Hay documentos del antiguo CNI, entonces CESID, Centro Superior de Información de la Defensa, en los que se advierte al rey que va a ser “tentado” desde el socialismo.

Le dicen al monarca que tras rebajar su agenda para que pierda contacto político, “el gobierno socialista va a procurarle todas las facilidades para que lleve una vida agradable, cómoda y hasta frívola”. Es más, el CESID advierte que pondrán a su disposición toda la flota de aviones y helicópteros necesaria para que “acuda a los lugares más selectos, a donde va esa sociedad internacional que llena las páginas de las revistas especializadas”.

Juan Carlos de Borbón a partir de esas fechas tiene una biografía inconfesada e inconfesable. Con la prensa a favor, el entonces jefe de Estado distaba mucho ya de ser la figura modélica que se pintaba en TVE, la única televisión de España. Lo de Bárbara Rey es la prueba palpable de los grandes dispendios de palacio. Intentaron taparle la boca con transferencias millonarias sacadas de los fondos reservados del Ministerio de Defensa pero solo lograron retrasar la publicación de lo que era un secreto a voces entre militares y periodistas.

Hay una parte de esta historia aún por escribir. Es la que se refiere a los negocios privados del que fue rey de España después de haber sido el príncipe del Franquismo, lo que en cualquier otro país hubiera sido suficiente para que nunca reinara.

A todo esto…

—- ¿Qué es lo que pasa con la reina?

La reina Sofía es la otra cara de la moneda. La infelicidad no le viene solo de las infidelidades de su marido, porque sigue sufriendo como madre ante la incertidumbre de la sentencia del Caso Nóos. Pero es la más respetada y respetable de la Familia y hace tiempo, mucho tiempo,  que no le quitan el sueño ni Juan Carlos de Borbón ni sus amantes. 

Dicen por la Corte que la abdicación fue iniciativa de ella. Lo hizo no con el fin de evitar crónicas como esta, sino porque Sofía cree ciegamente en la Institución monárquica para España y confía plenamente en su hijo Felipe.

En resumen. Si Juan Carlos no hubiese abdicado, en el momento político actual es probable que, como mínimo,  se sometiese a referéndum la conveniencia o no de la continuidad de esta monarquía parlamentaria.