galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

¡LLEGA EL INVIERNO!

La nieve cubre las riberas del río y sus abedules camino de Ancares, en Donas.

Esta semana llega el invierno. El techo de Galicia se viste de blanco intenso, sobre todo en las montañas que, lejos de separarnos, nos unen al Bierzo y a la Asturias de las grandes sierras.

Es  todo un paraíso natural que se contempla en su inmensidad desde la cumbre nevada, que es la que da origen a los ríos y estos, a su vez, a los lagos, que en lo más alto fueron de hielo en tiempos de antiguos inviernos.

Desde los picos de Ancares hasta los de Trevinca podemos viajar por carreteras de montaña de  excepcionales vistas panorámicas, de cumbre en cumbre, descubriendo el trayecto de los ríos, los soutos, las fragas, bosques de abedules, pistas de esquí, lagunas glaciares y antiguos senderos que hoy solo pisan los animales del bosque, espacio encantado y protegido.

La primera gran nevada del año en Ancares

Ancares es territorio amplio que nos permite admirar como las rocas graníticas se alzan hacia el cielo desde el suelo verde. Lo que más sorprende es su grandiosidad habitada por unos pocos; y en la serpenteante y asfáltica vereda solo rompe el silencio el ladrido del perro viejo, acostumbrado a los fríos de estas alturas.

Aquí hasta el ganado se toma la vida con calma, como aburrido de sí mismo y harto de encontrar, sin buscarla,  la hierba más sabrosa en el más hermoso de los prados.

Sobre ellos ha caído otra vez la nieve que pone también techo blanco a las pallozas prerromanas que subsistieron a miles de inviernos.

En Trevinca, el paisaje va del verde al negro y del negro al blanco.

La cultura prerromana es también común entre el Bierzo y Valdeorras, comarcas hermanas de Castilla y Galicia que incluso hablan, a veces, el mismo idioma gallego. Ambas son bellas por naturaleza.

Su mejor paisaje se alcanza desde la montaña común, desde lo alto de Trevinca, donde el paisaje va del verde al negro y del negro al blanco. Porque la pizarra se deja notar en la ascensión a la gran montaña, desde la que la vista alcanza una buena parte del Bierzo y otra de Valdeorras.

Trevinca es la montaña que nos cautiva y hoy está llena de blanca soledad, por eso el tiempo transcurre en el más profundo de los silencios.

Porque ya es invierno en la sierra común y el paisaje que nos rodea es otra vez blanco, incluso brillante.

Desde la Peña de las Nieves la vista alcanza los tejados de pizarra del refugio, la pequeña aldea y los valles profundos que originan los ríos menores, ocultos bajo la niebla.

Esta vez hemos querido recibir al invierno entrante en los Ancares y en Trevinca, las fronteras bellas a las que las montañas aportan una especial atmósfera de calma..