galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LOS REYES DE A MAROLA

La magia del paisaje de la costa de las meigas y los druidas. La paz de la playa. Cien puertos y miles de barcos para navegar sobre el horizonte interminable…

La Galicia mariñeira se distingue  como el pescado que  se subasta en las lonjas  y su estirpe es la esencial protagonista del paisaje que contemplamos junto al mar. Son los hombres y mujeres que viven enraizados en las olas, como las gigantescas estatuas de roca que esculpen aquí, en la costa gallega, el Atlántico y el Cantábrico. A ellos debemos la conservación de las selvas sumergidas de nuestras ensenadas y los almacenes de mariscos y peces de nuestras profundidades; porque en ellos guardan también su vida.

Aunque los poetas tabernarios también sueñan olas de vino al mismo tiempo que cuentan viejas historias de siete mares por donde navegan aún más gallegos de piel de salitre. Me refiero a los héroes de la cosmovisión marinera, descubridores de los caladeros de la globalización, en las africanas aguas o en el mar de América, que es también Atlántico.

Es un placer inmenso para mí subirlos a bordo de este velero de palabras que navega de forma virtual para transmitir sensaciones que quizá nunca hayas vivido.

Solo quiero que los conozcas y no te olvides nunca de su esfuerzo común, que son gente de bien.

Hoy te presento a Lorena… mariñeira, patrona, ama de casa, de treinta y pocos años, protagonista de muchas aventuras en tierra y mar.  Lorena Padilla es colombiana de nacimiento y gallega por convicción, que hasta aquí llegó en busca de la vida y aquí encontró el amor de Fran, hace ocho años.

Fran es el rey de A Marola y ya sabes… “o que pasóu a Marola pasou a mar toda”; así debía de ser y así fue, que por algo creció como hombre a bordo de una gamela.

Pero hay más. La desesperación de la espera llevó a Lorena a esa escuela en donde te enseñan a entender como el mar da más golpes que la vida… y ahora navega con su amor en el “José Germán”, de 14 metros de eslora. Al lado de Fran procura esa pesca que llaman de bajura.

Lorena aprendió rápido a encarnar las bolsas de las nasas para el pulpo y a poner anzuelos de palangre;  de fondo para los congrios y de superficie para los robalos y los sargos.

No se conformó: una vez que fue mariñeira quiso ser patrona y ahí la tienes, al mando de un pesquero por el mar de A Coruña. Dice Fran…

—- Ella lo controla todo. Mi mujer conoce como yo los caladeros de pesca porque le gusta aprender. Lo anota todo en el ordenador de a bordo.

Lorena y Fran embarcan a las cuatro y regresan a puerto más allá de mediodía. Trabajan duro para ir tirando… pero ahora el rey de A Marola es mucho más feliz, tras compartir las artes con su reina.

No sabes lo que me alegro de que a esta gente única les vaya todo bien en el mar y en la tierra…