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LOS ÚLTIMOS 18 DÍAS SIN SEXO DE HELENA Y FABIÁN

Por Marola Seijo

El tipo estaba ya harto de ella y a ella poco le interesaba él. Llevaban juntos demasiado tiempo para que se mantuviera viva la llama del amor, que es la que conduce al sexo sin disculpas y con entusiasmo. Helena con hache y Fabián… se conocían desde que empezaron a jugar a los médicos, aquella tarde de agosto, con treinta y pico grados cayendo sobre la fraga.

Crecieron a dúo e hicieron el amor muchas veces antes del matrimonio, límite al que ambos llegaron por complacer a sus respectivos progenitores. De hecho, fueron los mejores follamigos que tuvieron el uno y el otro. No tenían necesidad de una bendición, pero aún se notaban en este país los restos del nacionalcatolicismo que obligaba a santificar los amores.

El caso es que, tras aquel enlace y ya en la luna de miel, las disculpas de ella comenzaron a ser rutina; tan intensa como pocas las veces que se dedicaban al dale que te pego, una encima del otro y viceversa, sin imaginación y con ganas de acabar cuanto antes.

Así las cosas y sin ningún otro interés de por medio, a Fabián se le ocurrió ir anotando las disculpas que le daba su mujer para no tener sexo y lo hizo durante 18 días. Ni uno más, ni uno menos… El asunto iba desde el estoy cansada hasta me duele la cabeza pasando por estoy sin ducharme o tengo que madrugar mucho.

Por lo visto, solo era Helena la de las disculpas y aquella vez se había pasado dos largos meses y medio leyendo, viendo la tele o escuchando la radio con cascos. ¡Demasiado tiempo como para quedarse tranquilos! Así que, Fabián pensó que algún rollo tendría ella en el trabajo como para pasar tanto tiempo sin pedir papas.

Asú que tomó una decisión: le enviaría un mail de ruptura con las dieciocho razones que le dio Helena para no tener sexo, en aquellos últimos dieciocho días de su vida en común. El momento le pareció el mejor porque ella le había dicho al salir…

—– Cariño, me voy de viaje por el trabajo. Vuelvo en diez días.

Fabián se puso manos a la obra y escribió un correo escueto que decía:

—– Hola cariño, me voy de viaje. No me esperes más porque me voy para siempre. En texto adjunto te envío los motivos. Besos, Fabián.

Helena, sin dar crédito a lo que estaba leyendo en su iPhone de ochocientos pavos, escribió en Facebook…

—– Mi esposo me envió un inmaduro email mientras yo estaba conduciendo al aeropuerto para un viaje de trabajo de 10 días. Ahora se ha cortado el contacto…

El asunto de Helena y Fabián se convirtió en viral y miles de comentarios abordaron el tema a favor y en contra, convirtiéndose el desamor en el cotilleo del año, con partidarios de uno y de la otra.

El caso es que Fabián –que es tuitero y no feisbuquiano- nunca se olvidó de Helena y aún ahora que pasaron ocho meses de su pintoresca ruptura, para autoconvencerse de que actuó como debía, relee todas las noches, antes de acostarse, como si de una oración se tratase, alto y claro,  las dieciocho disculpas de Helena para no hacer el amor…

—- Estoy viendo un programa de televisión… Estoy sucia y sudada, necesito una ducha (no se ducha hasta la mañana siguiente)… Estoy exhausta… No dice nada, solo niega con la cabeza… Estoy intentando ver la película (se queda dormida a los 15 minutos)… He bebido y he comido demasiado… No tendré tiempo para ducharme y preparar la cena… Acabo de llegar del gimnasio, estoy que doy asco… Mañana tengo que levantarme temprano… Estoy sucia… No me siento bien, he comido demasiado… Estoy sudada, sucia y estoy cansada… Creo que podía estar enferma… Todavía no estoy bien… Necesito una ducha, estoy sucia… Estoy muy cansada… Simplemente, no…

Fabián no volvió a ver más a Helena, la niña con la que jugó a los médicos, su follamiga del alma y la esposa con la que solo hizo el amor tres veces en aquel último año.

¡Créete la historia! ¡Es verdad! Fabián y Helena son mis amigos y nunca tuvieron líos con nadie antes de que se cortara el contacto!