galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

MATEO ABOY, CIENTÍFICO.

DE VILABOA A OREGÓN

        Cuenta  que “su pasión es encontrar soluciones a los problemas para mejorar la calidad de vida” y para ello trabaja en el campo de la ingeniería biomédica. Lo hizo en primer lugar investigando y ahora innovando para traducir que un invento se convierta en un producto real.

      Mateo Aboy, pontevedrés treintañero nacido en Vilaboa, es un personaje único de esos que te hacen pensar que Galicia pierde a su mejor gente enviándola al exilio laboral. Porque…

      Es doctor ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad de Vigo, aunque durante sus años de estudiante vivió también en Portland. A los 18 años, en vez de irse de botellón, ya escribía artículos científicos en las mejores revistas. Se licenció también en Ciencias Físicas y Matemáticas, obtuvo la titulación de Ingeniero  Eléctrico y consiguió el Máster de Ingeniería Eléctrónica  e Informática. Ya ves, posee un verdadero “coco”.

     —- Llevo asentado en Estados Unidos siete años y trabajo como catedrático en la Universidad Politécnica de Oregón y en el programa de doctorado de Ingeniería Biomédica en la Facultad de Medicina OHSU, que es la segunda en el ranking norteamericano.

     Mateo Aboy aún tiene tiempo para colaborar con otros centros norteamericanos y por supuesto con la universidad viguesa, en la que imparte cursos de doctorado.

      Y si sigues leyendo sus méritos te enteras de que empresas como Tibal Médical Including licenciaron sus patentes y la todopoderosa Phillips  incorporó uno de sus inventos para comercializar monitores con un sistema de predicción de respuesta a la terapia de fluidos que se utilizan en estos momentos en unidades de cuidados intensivos de muchos hospitales estadounidenses y europeos.

      —- Estoy trabajando ahora en un nuevo dispositivo, muy parecido a un reloj, que controle a los pacientes de Parkinson…

       Esto lo contaba Mateo hace tres años y ahora resulta que su invento ya entró en funcionamiento como uno de los grandes descubrimientos de los últimos años, para paliar esta terrible enfermedad.

       Y además…

       —- La patente es importantísima para que una empresa apueste por transformar una idea  en un producto real. La mayor parte de los investigadores dejamos en manos de otros expertos este cometido, pero a mí me pareció que podía ocuparme de ello…

        Por eso,  no contento con sus carreras, estudió  Derecho de la Propiedad Industrial y Patentes en Berkeley y superó las pruebas para poder ejercer ante la Oficina de Estados Unidos.

        ¿Y sabes? Es residente-permanente en USA por su “Habilidad Científica Extraordinaria de Interés Nacional”.

        También hizo un curso de alta dirección en Massachusetts y un MBA en la Universidad de Londres.

        Por cierto que en Portland creó su propio bufete especializado en derecho de la propiedad industrial y dice que…

        —- Sí, es verdad, entre mis clientes hay algunos expertos investigadores gallegos…

        Ya ves, mi amigo… Voy a hacer un aparte y darme una vuelta por las calles de Compostela. No, mejor me voy al campus a ver con quien me encuentro…

        —-  ¿Tú crees que nos quedará algún investigador en esta universidad nuestra de quinientos y pico años de edad? ¿O se habrán ido todos ya a Alemania, como quiere la señora Merkel?