galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

MEIRA, LA TIERRA DE MAELOC

Plaza de Meira, presidida por el antiguo Monasterio Máxime.

Rodean la villa un bosque mágico y mil espacios de agua. Se cobija bajo la sombra de la sierra de su mismo nombre y todo el paisaje que desde ella se alcanza es la Galicia de Maeloc.

Cuenta la historia que los galaicos se mezclaron aquí con los celtas romanos de la Isla de Britannia y los celtas cristianos de la Bretaña. Entre todos, galaicos, britanios y bretones, dieron forma a la Britonnia de Galicia, es decir a la Bretoña,  la “Tierra de Maeloc”.

Porque aquel pueblo construyó su iglesia y su Monasterio Máxime en Santa María de Meira, que aún hoy se apellida parroquialmente de Bretoña. Y tuvieron como obispo principal de su historia a Maeloc, al que la leyenda también convirtió en caudillo, porque dirigió a sus fieles contra los paganos vikingos. También era mago porque conocía los secretos del bosque sagrado, el Bosque de Maeloc.

La Iglesia y el Monasterio aún conforman una de las más hermosas plazas de Galicia. Es el centro de la villa de Meira. Cuando admiramos está arquitectura no podemos menos que recordar que, gracias a los monjes de San Benito y de San Bernardo tuvo gran actividad cultural e incluso fue Colegio Mayor de Filosofía.

La historia, sin embargo, convive en perfecta armonía con el presente, donde hay una nueva situación de progreso, basada en un moderno sector agropecuario y en un buen número de iniciativas empresariales.

Las más llamativas quizá sean las que se refieren al turismo rural, ese tipo de estancia que nos invita a gozar del silencio de los verdes prados y de la buena gastronomía.

Meira nos ofrece buena caza y excelente pesca, embutidos caseros y un pan artesano  que no tiene parangón.

Hay que caminar por la villa y convivir con su gente, encantadora, dispuesta a acompañarnos por los lugares de ensueño que la rodean, como prefiramos, a pié o a caballo.

Y si es verano, hay un valor añadido: conoceremos a los que viven lejos y a sus hijos, que vuelven para pasar las vacaciones y curarse en salud.

Meira es serrana. Sol y sombra. A veces niebla y a veces lluvia. Pero sobre todo belleza incomparable en sus espacios naturales, de ríos y de mágicos bosques.

En la Sierra de Meira el Miño y el Eo, los dos ríos que, tras recorrer dos trayectos bien distintos,  buscarán diferentes mares para morir.

El Miño, padre de los ríos gallegos hallará el Atlántico, después de recorrer tres provincias y unir Portugal y Galicia, en su trayecto final.

El salmonero Eo es solo lucense y encontrará el Cantábrico, después de hacer primos hermanos a gallegos y asturianos.

Los senderos nos conducen por espacios casi vírgenes, donde abundan los bosques de carballos, castaños y abedules, poseedores de una magia especial en esos días en los que los árboles se esconden detrás de la niebla.

Uno de estos bosques es mágico y solo el obispo-caudillo Maeloc conocía sus secretos. Por el vagan los animales salvajes con el desenfado de quien se siente protegido. El lobo, el zorro y la ardilla bonita protagonizan la vida oculta de este entorno magnífico que sobrevuela el águila y las aves más nobles.

El águila, cuenta otra leyenda, es el ángel protector del Monasterio Máxime que vive la eterna juventud de siglo en siglo, cuidando de quienes protagonizaron el origen de la Bretaña cristiana, cuyas almas encontraron el paraíso en este bosque encantado.

Os recomiendo visitar el bosque de Maeloc el otoño para gozar de la policromía de sus árboles. Esta es la gran fantasía que brilla especialmente en los ojos del caminante.

Los pequeños ríos riegan la Galicia de Maeloc.