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MICHEL, EL BRIGADISTA QUE INCENDIÓ EL XURÉS

Acaba de salir a la luz la historia del brigadista forestal Michel G.F., que, como te conté en su día, fue detenido el lunes 9 de octubre pasado por la Guardia Civil acusado de provocar seis incendios en la misma zona en la que luchaba contra el fuego. Se encuentra en prisión tras haber reconocido la autoría de tres de los fuegos y confesar que en los tres casos se ocupó de apagarlo con sus compañeros de brigada. El simple relato de los hechos pone los pelos de punta.

El día anterior a su detención, Michel, de 21 años, se afanaba en apagar un incendio en Lobios, donde se quemaron cerca de tres mil hectáreas, con gente de otras brigadas llegadas desde otros puntos de la provincia de Ourense. Su compañero le comentó, en uno de los escasos descansos que permitían las llamas…

—- Oye, vaya mala suerte que tenéis en tu brigada. En lo que va de años vosotros lleváis 17 incendios y nosotros solo uno.

Michel solo contestó afirmativamente…

—- Sí, sí.

Horas después, el lunes por la mañana, cuando estaba apagando otro incendio, la Guardia Civil ponía fin a la operación Lumex con su detención. Tras meses de investigación los agentes tenían claro que la proliferación de incendios en su zona se debían a que Michel era algo más que un brigadista, al que había contratado, todos los veranos desde hacía cuatro, el mismo ayuntamiento que tantas veces vio como ardían sus montes, algunos de ellos pertenecientes a la mayor Reserva de la Biosfera de Europa, el Parque Natural del Xurés.

Lo que Michel no sabía cuando quemaba el monte es que la Guardia Civil le había colocado en su coche un dispositivo de seguimiento porque alguno de sus compañeros sospechaban de él, sospechas que resultaron ser ciertas. Él era el responsable de los incendios que se declaraban en la zona, algunos de ellos incluso en el trayecto entre su casa, en la aldea de Puxedo y el ayuntamiento de Lobios. Luego, participaba en la extinción.

Pero Michel no es un pirómano. El pirómano siente fascinación por las llamas y él no. O eso dice. Declaró que lo que hizo… fue por dinero. Le pagaban 150 euros por cada fuego que provocaba… Concretamente afirmó que solo le pagaron 300 euros por haber incendiado dos montes.

—- ¿Quién te pagaba?

—- No lo conozco. A mí me llamaba por teléfono con número oculto y luego me dejaba el dinero escondido en un banco de piedra que hay a la entrada del bar…

En aclarar la identidad del hombre que “contrataba” a Michel se afana ahora el mismo grupo de investigadores. Se detuvo hace unos días a un hombre de 59 años, también vecino de Lobios, pero finalmente quedó en libertad.

Todo esto que te cuento ocurrió en el plazo de tres meses, a partir de los últimos días de julio. Aunque Michel reconoce tres incendios la fiscalía le imputa seis, que son los que ha probado la Guardia Civil. Primero provocaba el incendio y luego participaba en su extinción. Yago Pérez, su capataz, fue el primero que desconfió de él. Pero no le cuadra el móvil del dinero porque tiene su propia teoría…

—– No le gustaba trabajar. Cuando le decía que íbamos a desbrozar en tal sitio… allí se producía un incendio.

Según el capataz de su brigada Michel “puede ser un pirómano de manual”.

—– El año pasado, en el incendio del Pisco, se quedó bloqueado. Teníamos delante unas llamas de 20 metros y pico, había que salir por patas y el tío no se movía. Se quedó agarrado a la manguera, mirando, seco. Hasta que otro tiró de la manguera no reaccionó.

Yago Pérez, el capataz, se quejaba esta semana pasada, con riesgo extremo de incendios en su zona, de la falta de prevención, de la necesidad que hay de parcelar los montes con cortafuegos, de hacer limpieza y de contar con más medios. Además, dejó claro algo que está flotando en el mar de la rumorología…

—– No hay ningún brigadista que tenga interés en que arda el monte. Eso es un bulo.

La verdad es que el de brigadista no es un oficio que goce de prestigio. Nadie destaca sus heroicidades frecuentes ni el hecho de que se jueguen el tipo como se lo juegan cada vez que se produce un incendio forestal.

Y todo por 800 euros al mes durante solo tres meses del año. Para mí esa sí que es la gente única… y os pido mil respetos para ella. El caso de Michel, el brigadista incendiario, es una excepción que no confirma la regla.