galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

MIRO CASABELLA – El libre trovador.

Cuando Miro era la «voz ceibe»

Guardaba celosamente en mi casa la colección completa de Voces Ceibes, que me había regalado mi amigo Sanxuás, por entonces abogado pasante.  Suso vendía aquellos discos más por sentimiento que por negocio.

En la vieja Radio Popular de Vigo no existían; y yo acostumbraba a llevar cada noche uno, para que los escuchara una juventud rebelde que comenzaba a manifestarse con la gente de Ascón, indignada por una reconversión del naval, de efectos similares a algunas de las medidas antisociales que está tomando el gobierno de España actualmente.

Sirva la introducción para situarnos en el momento en que conocí a Miro Casabella, el trovador libre que nunca se fue y que aún sigue cantando algunas de aquellas verdades; y muchas de sus canciones viejas incluso resultan más actuales que sus nuevas composiciones, dado el momento en que vivimos.

Miro Casabella se atrevía con el Cantar de cego de Castrelo do Miño,  con Franco vivo y en plenas facultades. En aquel “Popular Show” político-musical del 71,  me lo cantó en directo…

“Ademiraba aquel conde non as ringleiras do viño senón o embalse futuro do meu Castrelo do Miño. Pedradas mandou o pobo que lles foron a perilla os que enchen de auga a Castrelos e dan a luz a Castilla”.

Recuerdo que me emocioné y solté tal mitin que me multó el propio Ministerio de Justicia de Pío Cabanillas Gallas, con cien mil pesetas de la época. Las pagara el recientemente fallecido José Andrés Hernández, mi director de entonces y un tipo extraordinario que daba la cara por nosotros, todos los días a todas las horas.

— Espero que exista tu Dios, José Andrés, para que te conceda esa gloria que no te supimos dar en la Tierra…

Miro Casabella es sin duda la mejor voz de los Ceibes. Su canto era un lamento y de todos ellos me quedo con “O meu país”, que es mi actual canción de cabecera, en mis paseos verdes con Manuel.

Aunque a Manuel no le gusta mucho aquello de…

“O meu país e verde e neboento, é saudoso e antergo, é unha xente e un chan; o meu país, labrego e mariñeiro é un recuncho sin tempo que durme nugallán.”

Manuel se empeña en discutir que los gallegos no tenemos nada de vagos y que si no, miremos hacia el exterior, hacia el mundo de la Emigración “onde traballan de sol a sol como os vellos labregos”. Solo escuchando a Manuel se entiende porque algunos versos no provocaron nunca una revolución.

Pero el tiempo pasó y Miro Casabella, el trovador libre que nunca se fue, terminó su carrera de aparejador en pleno boom de la construcción; y su voz la apagaron los genios que dirigieron la cultura del país en la dichosa autonomía de nuestro alborozo social, una vez muerto Franco.

Dice Vicente Araguas, recordando sus tiempos de Voces Ceibes,  que Miro era “un artista altivo” pero a mí me parece más bien que Casabella poseía el mejor timbre de voz de aquel grupo de cantautores,  que dominaba el llamado género lento de cualquier estilo musical, fuese folk o una simple balada; y que sus canciones provenían de una inspiración basada en lo que más ama, su musa,  Galicia, la tierra que nos enamora a pesar de alguna gente.

Y por eso es el único que pervivió al desinterés social por la llamada canción protesta. Primero con Doa, el estupendo grupo folk clásico coruñés, y ahora en solitario, dando recitales aquí y allá, ante un público inmensamente minoritario pero entregado al artista, como siempre.

Tuvimos el honor de grabarle para la tele, en Castrelo de Miño,  hace un par de años el famoso cantar de cego que ahora nadie multa y también una deliciosa canción dedicada a “Compostela” que me encanta.

“Orvallo” creo que es el último disco de este Miro Casabella del tercer milenio, donde incluye una canción muy hermosa de Salvador García Bodaño y Aurichu Pereira, “Adeus”, que pertenece a aquella época donde algunos gallegos alzaron su voz evitando que algunos levantaran el fusil.

Este verano Miro Casabella compartió cartel xacobeo con Tino Baz y A Quenlla, el grupo liderado por Mini y Mero, creadores de Fuxan os Ventos. Lamenté mucho no estar ese día en Mondoñedo, mirando a Cunqueiro de frente y escuchando la música de autor más auténtica de Galicia.

Pero esta tarde me daré otra vez el gustazo de escuchar a Miro Casabella, con el telón de fondo de las ovejas de Manuel. Seguro que este paisaje que inspiró a Rosalía sufre una nueva metamorfosis.

Miro, el trovador del tercer mileno